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Tribuna
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Págueme como yo quiero

En Europa está cada vez más generalizada la implantación de los sistemas de retribución flexible o pago a la carta. Se prevé que siga creciendo en los próximos años. España es, junto con Alemania, Bélgica, Holanda y Reino Unido, uno de los mercados principales en la implantación de la retribución por objetivos.

Según un estudio publicado recientemente, un 28% de las compañías cotizadas españolas cuentan con sistemas de retribución flexible y otro 42% prevé su implantación a corto o medio plazo. Estas cifras demuestran la importancia creciente que el pago por objetivos cumplidos está adquiriendo en las empresas.

Esta forma de pagar al empleado no tiene que ser necesariamente pagar más sino pagar mejor. Por ejemplo, en vez de limitar la retribución de los trabajadores a una suma de dinero líquido, cada cierto tiempo se apuesta por sustituir parte de esa suma por beneficios sociales (coche de empresa, cheques de comida y de guardería, ayudas a la compra de ordenadores o seguros vida, de salud y pensiones) porque se han convertido en una forma económica de fidelizar al empleado ya que tienen mejor tratamiento fiscal.

En EE UU, la retribución a la carta llega a sufragar cuotas de clubes deportivos

La retribución a la carta demuestra la capacidad de innovación de una compañía y está ligada y es un indicador del desarrollo económico de un país. En un entorno empresarial cada vez más competitivo en el que se ha desatado una lucha por la captación y la retención del talento es fundamental diseñar esquemas retributivos completos y vinculados al cumplimiento de objetivos empresariales a corto, medio y largo plazo.

Las empresas que implanten la retribución flexible deberán tener en cuenta que la normativa fiscal presenta ventajas que permiten incrementar el salario neto de los empleados con el mismo coste para la empresa. Que la fiscalidad sea favorable es de vital importancia ya que permite a las empresas ofrecer estos paquetes a los empleados.

Aunque en España la retribución a la carta se ha desarrollado bastante, todavía estamos a años luz de países como Estados Unidos donde los sistemas de retribución pueden llegar a sufragar incluso las cuotas para asociarse a clubes deportivos.

El principal problema al que se enfrentan las empresas es la mayor complejidad en la administración; aun así, que un 70% de las compañías cotizadas españolas tenga ya o vaya a implantar en breve este sistema de retribución habla por sí solo de los beneficios del sistema. De momento, el sistema de incentivos basado en acciones es el preferido por los directivos en retribución no dineraria. El bono plurianual en función de los beneficios también es otra de las principales opciones.

La flexibilidad retributiva se ha convertido en una herramienta clave para mejorar la percepción que los empleados tienen de la empresa en la que trabajan. Un estudio publicado recientemente sobre sistemas de retribución flexible confirma que la mayoría de las empresas y de los empleados son favorables a este sistema porque se produce una mayor motivación de los trabajadores y una identificación positiva de éstos con la empresa.

Uno de los retos a los que se enfrentan las empresas que ya han implantado la retribución por objetivos es el análisis de la contribución que hace cada profesional individual a la empresa. Es importante afinar la definición de los distintos factores que establecerán la revisión salarial, como son el desempeño individual y las competencias que miden el compromiso de los empleados, algo que hace lógico que se incrementen los sistemas de incentivos ligados al comportamiento individual. Se ha impuesto el sistema tanto aportas, tanto cobras que fomenta unos resultados individuales que redundan en la mejora del conjunto de la empresa.

Ana Matarranz. Directora comercial de Willis

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