Seducción en la Venecia del XVI
En la Italia del Renacimiento, una época de agitación política y religiosa, las cortesanas cautivaban a la sociedad con su poder de seducción. Gozaban de ciertos privilegios y libertad para su tiempo, teniendo en cuenta que la vida no ofrecía muchas opciones a estas mujeres que no eran precisamente de noble cuna, ni poseían educación.
'Tenían que reunir unas condiciones que las hacía especiales; por supuesto, belleza, pero también sabiduría y sofisticación para encontrar el registro adecuado para satisfacer a cada cliente. No existe un equivalente de las cortesanas hoy en día', afirma Sarah Dunant, la escritora inglesa que ha batido récords de permanencia en la lista de los libros más vendidos de The New York Times con La cortesana, publicada en Seix Barral.
Su protagonista, Fiammetta Bianchini, tiene la astucia, sabiduría y empuje de estos personajes. Una auténtica mujer de negocios, con empleados a su cargo, que invertía, primero en ella, y luego en su empresa. 'Era puro management', confirma. Como cualquier empresario, Fiammetta se apoya en un socio: Bucino, un enano inteligente y fiel, una especie de director financiero, que actúa de narrador.
'No existe un equivalente de las cortesanas hoy en día'
Un personaje necesario para la novela. Por varias razones. 'En primer lugar, escogí a Bucino para contar las relaciones entre hombre y mujer. Es el contrapunto masculino. Estas mujeres dedicaban mucho tiempo a su belleza y ese punto de vanidad hubiera cansado al lector. Con un narrador, el personaje de la cortesana gana. Bucino es también la mirada exterior. Su ama pasaba mucho tiempo en casa, él es un outsider, alguien que se permite criticar a la sociedad. Por último, mantiene una relación excepcionalmente buena con Fiammetta, porque desde el principio sabes que no va a haber sexo entre ellos. Se admiran y se respetan', explica la autora.
La Cortesana arranca con el saqueo de Roma por parte del sacro emperador romano Carlos V en 1527. Fiammetta, amante de cardenales, huye a su ciudad natal, Venecia, entonces en la cima de su éxito, con sus joyas en el estómago y la cabeza rapada por las huestes luteranas. La república era famosa por el comercio, las reliquias de santos y el comercio de sexo. Allí se relacionará con personajes auténticos, como el pintor Tiziano o el poeta Pietro Aretino.
Es la segunda novela histórica de Dunant después de Amor y muerte en Florencia, ambientada en los tiempos de Lorenzo de Médicis, el Magnífico, y no será la última. Le fascinan las historias protagonizadas por mujeres excepcionales en el Renacimiento. Desde sus tiempos de estudiante de Historia en Cambridge, siente que su obligación como escritora era crear un mundo donde encajaran todas las piezas: la economía, la religión, la sociología. 'Dar al lector la experiencia completa de vivir en el siglo XV y XVI', resume.
Venus de urbino
Sarah Dunant (Londres, 1950), actriz, presentadora de la BBC y escritora -ha creado el personaje de la detective Hannah Wolf-, divide su tiempo entre Inglaterra y Florencia. En la Galería de los Uffizi ha contemplado muchas veces La Venus de Urbino, de Tiziano (el cuadro es la portada del libro). El retrato de una mujer yaciendo en la cama desnuda le impresionaba al principio demasiado, quizás porque la modelo mira directamente al espectador. A Dunant tardó en gustarle esta venus -la correspondencia de Tiziano ha revelado que se trataba de una cortesana-, prefería las espirituales mujeres de Miguel Ángel o Donatello. Pero superado el impacto, Dunant empezó a preguntarse por las razones que llevan a una mujer a mirar por primera vez al espectador. Las respuestas, en La Cortesana.