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A fondo

La industria se enfrenta por el biocarburante

El Gobierno prepara una batería de medidas urgentes para combatir el cambio climático que, presentará en un Consejo de Ministros monográfico, que previsiblemente se celebrará a finales de junio o principios de julio. Entre ellas se incluye la obligación de emplear biocombustibles, concretamente que un 5,83% de los combustibles que se utilicen para el transporte en 2010 sea biodiésel o bioetanol.

Esta novedad, que se establece mediante una disposición adicional de la Ley de Hidrocarburos -en trámite parlamentario-, fija un porcentaje voluntario de mezcla del 1,9% en 2008 y otros dos obligatorios del 3,4% y del 5,83% en 2009 y 2010. No obstante, la disposición adicional permite al Gobierno modificar los objetivos fijados y establecer otros adicionales. Igualmente, habilita al Ministerio de Industria para regular mecanismos que fomenten el uso de los carburantes verdes para cumplir con ese 5,83%. La adicional determina: 'este mecanismo podrá incluir la cuantificación de las obligaciones, indicando los tipos de productos con que se deberá cumplir la obligación, los sujetos obligados, un sistema de certificación que permita la supervisión y control de las obligaciones, así como mecanismos de flexibilidad que favorezcan la máxima eficiencia en el logro de los objetivos'.

Sin embargo, en Industria se han encontrado con una guerra entre los productores de biodiésel y bioetanol y las petroleras encargadas de vender el combustible, cuyas posturas enfrentadas plantean que la aplicación de la ley no será fácil.

Los productores, cuyos representantes de mayor tamaño son Abengoa y Acciona, han realizado cuantiosas inversiones en sus plantas industriales (sólo en la planta de Ecocarburantes de Castilla y León, Abengoa invirtió 150 millones de euros) y quieren que la obligación de mezclas se ponga en marcha cuanto antes.

Primero, para amortizar las inversiones (en la actualidad hay doce plantas de biodiésel y cuatro de bioetanol en España), y segundo, para dar salida a la producción en el mercado nacional y evitar el coste que afrontan actualmente. Ante la falta de cultivos energéticos, la industria tiene que importar la materia prima, transformarla en biocombustibles y exportarla. Este sobrecoste ha llevado a Abengoa y Ebro Puleva, que gestionan al 50% la planta de Ecocarburantes de Castilla y León, a cerrar sine díe la planta, cuya producción de bioetanol quedó parada en marzo, a la espera de que el precio del trigo y la cebada baje (está en máximos históricos) y a que las ventas en el mercado nacional despeguen.

Por ese motivo, los productores quieren que la mezcla del 5,83% en 2010 sea obligatoria tanto para el biodiésel como para el bioetanol, y que cada litro de combustible que se dispense en cualquier estación de servicio llevé incorporada la mezcla. Desde la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) se calcula que si se cumplen estas premisas, se dejarían de emitir 6 millones de toneladas de dióxido de carbono, de importar 15,8 millones de barriles de crudo y se produciría un ahorro en la factura energética de 790 millones de euros.

Reducir la dependencia energética

El esquema de las petroleras es el contrario. Álvaro Mazarrasa, director general de la Asociación Española de Operadores de Productores Petrolíferos (AOP), señala que están dispuestos a cumplir lo fijado en la obligación, siempre y cuando haya un marco de flexibilidad. 'El parque de automóviles es el que tiene que determinar como se van a producir las mezclas'. A su juicio, la dieselización en España ha provocado un fuerte desajuste entre el balance de combustibles, de tal manera que sobra gasolina y falta gasóleo. 'En 2006, España exportó 3 millones de toneladas de gasolina e importó 14 millones de toneladas de gasóleo', apunta.

Ante esas cifras, las petroleras están dispuestas a cumplir el objetivo de mezcla, pero tan sólo con el biodiésel (no con bioetanol, que se mezcla con la gasolina) y sobre el porcentaje total de ventas. 'Sustituir un litro de gasolina por uno de etanol no reduce la dependencia energética'. En cambio, dice Mazarrasa, sustituir un litro de gasóleo por otro de biodiésel, sí afecta a la dependencia energética, 'porque vamos a tener que importar un litro menos'.

Las petroleras justifican también su rechazo al bioetanol a problemas de logística, ya que si el biodiésel se puede transportar a través de oleoductos, no ocurre lo mismo con el bioetanol, al presentar problemas de afinidad con el agua y cierta corrosividad sobre ciertos metales. 'Habría que transportarlo en camiones-cisterna con el consiguiente coste y un aumento de emisiones de dióxido, con lo que las ventajas de los biocombustibles desaparecerían', señala. La AOP también se muestra poco receptiva a que se hagan mezclas directas de biodiésel o bioetanol en las estaciones de servicio, ya que supondría un grave riesgo para los vehículos, ante la falta de adecuación de las instalaciones.

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