Lo siento, no son buenas noticias
Juan Carlos Cubeiro lamenta que sólo cuatro empresas españolas estén entre las cien mejores compañías europeas para trabajar. Anima a la alta dirección a crear entornos agradables para los empleados.
A principios de mayo, Financial Times publicaba un reportaje especial titulado Best Workplaces (los mejores sitios para trabajar). Este suplemento, de 16 páginas, explicaba con todo lujo de detalles lo importante que es para una organización ser considerado un entorno preferido por los profesionales y las características comunes de los ganadores (el disfrute, la flexibilidad). Por supuesto, había ejemplos británicos, empezando por Beaverbrooks, una cadena de joyerías que se ha alzado con el primer puesto, generando una cultura de respeto y confianza en la que los directivos tienen como principal misión el desarrollo de su gente.
Es la aplicación, en la práctica, del líder como coach. 'Si cuidamos a nuestra gente, ellos cuidan a nuestros clientes', señala Phil Jepson, director de recursos humanos. Resultados: la rotación no deseada es menor del 20%, en un sector que alcanza el 50% en estos momentos.
Entre las cien mejores empresas para trabajar en Europa (una clasificación que encabeza la italiana Ferrari), sólo aparecen cuatro españolas: Microsoft (cuya filial española comparte clasificación con las subsidiarias de Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Noruega, Portugal y Suecia), Lilly (en Suecia, Noruega y España), Procter & Gamble (también en Austria y Gran Bretaña) y Danone. Se da la circunstancia de que esta compañía de alimentación fue considerada la mejor para trabajar en nuestro país en 2006 y la empresa de Bill Gates, dirigida en España por Rosa García, ha ganado en este 2007.
La orientación al cliente es posible generando entornos en los que los profesionales den lo mejor de sí mismos
Para que nos hagamos una idea, entre las cien mejores empresas europeas para trabajar hay 21 alemanas (entre ellas, Cisco, Ciba, Eon, Vedior, 3M), 12 danesas (Boehringer Ingelheim, Cultivador, Roche, TV2), 11 irlandesas (Abbott, Accenture, Diageo, Google), 11 británicas (Admiral, Happy, British Gas, Starbucks, UBS), 6 belgas (Accent, FedEx, Randstad), 6 holandesas (Andarr, CSU, E-office, Talent & Pro), 6 finlandesas (FIM, Gasum), 5 italianas (además de la mencionada Ferrari y de Microsoft, American Express o Coca-Cola), 5 noruegas (Lilly, Kantega, Novo Nordisk), 5 suecas (SAS, Lilly, Novo Nordisk), 5 griegas (Piscinas Ideales, Genesis Pharma, Xerox) y 7 portuguesas, la mitad en el sector seguros. Somos los últimos de la fila en lo que a entornos de trabajo se refiere.
¿Políticas corporativas? Está ING Direct, pero en Gran Bretaña. Está Pfizer, pero en Noruega. Está Pepsico, pero en Francia. Está Amgen, pero en Portugal. Está Google, pero en Irlanda. Está Morgan Stanley, pero en Francia. Está Mapfre, pero en Portugal. Está Oracle, pero en Austria y Dinamarca. ¿Por qué estas admirables compañías multinacionales no alcanzan las mismas puntuaciones en nuestro país?
Tras dos décadas de investigaciones en esta línea, no cabe la menor duda de que los resultados de negocio dependen primariamente de la satisfacción de los clientes, que son los que practican las tres erres: repiten, renuevan la cartera de productos que compran y referencian positivamente a terceros, convirtiéndose en los mejores empleados.
La adecuada orientación al cliente sólo es posible generando entornos en los que los profesionales den lo mejor de sí mismos. Por ejemplo, Ferrari, que acaba de ganar el Gran Premio de España de Fórmula 1, ha generado un extraordinario orgullo de pertenencia entre sus 2.675 empleados, con las consecuencias que todos conocemos.
Sólo cuatro compañías españolas entre las cien mejores empresas europeas para trabajar. Lo siento, pero no son buenas noticias. Sé que el mapa no es el territorio, y que esta clasificación es un mero marcador. Sin embrago, competimos por los mismos accionistas, por los mismos clientes, por el mismo talento, en un mercado único, en un contexto global. Desconozco si es que, presentándonos a este ranking (el instituto Great Place to Work lo elabora desde 1991, con un rigor encomiable) no alcanzamos una puntuación adecuada o si, simplemente, muchas de nuestras organizaciones todavía no se presentan.
En ese caso, convendría recordar aquellas palabras del magnífico Woody Allen: 'El 80% del éxito es visibilidad'. Desde aquí aprovecho para animar a los consejeros delegados y directores generales a que se esmeren en la tarea de convertir las empresas que dirigen en una de las preferidas para trabajar. Y a las directoras y directores de recursos humanos, a dedicarse en cuerpo y alma a la tarea. A la organización le va el futuro en ello, sin excusas.
Tienen todo un año por delante para poner el foco en un asunto tan importante y decisivo para su organización, en realizar mejoras muy apreciables en el auténtico liderazgo, en el ambiente de trabajo, en el equilibrio de vida personal y profesional, en el orgullo del equipo. Tal vez en 12 meses no podamos alcanzar el nivel del que disfrutan los alemanes, pero sí duplicar o triplicar los puestos relevantes en la clasificación actual. Y eso será un motivo más de orgullo.
Juan Carlos Cubeiro. Director de Eurotalent