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Secretos de despacho

Sencillez y luz en Lladró

El consejero delegado Alain Viot huye de trofeos y sólo se apega a un objeto fetiche

El despacho del consejero delegado de Lladró, Alain Viot, tiene tres características fundamentales. Es sencillo, con unos grandes ventanales que proporcionan unas vistas excelentes a la huerta y al mar y está lejos de los despachos de los propietarios de la compañía. De hecho está hasta en otro edificio del complejo que Lladró tiene en la localidad valenciana de Tavernes Blanques.

La llegada de Alain Viot hace algo más de dos años a Lladró coincidió con el cambio en la cúpula de la empresa, con la entrada de la segunda generación en el consejo de administración. Esto también supuso otorgar por primera vez la dirección de la compañía a una persona de fuera de la familia. El elegido fue este francés que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en Richemont, grupo que cuenta en su catálogo con marcas de lujo como Cartier, Piaget o Dunhill. 'Estaba aburrido de los grandes grupos, que en muchos casos han perdido el alma, la pasión de la maison, de la casa. Buscaba una empresa independiente con la misión de mantener una cultura y una tradición, pero con la necesidad de evolucionar'. Y ahí estaba Lladró.

Cuando llegó, Viot se encontró con la decisión ya tomada por parte del consejo de dejar el edificio principal del complejo donde se fabrican las famosas figuras de porcelana como sede de los miembros del consejo y edificio de visitantes. Todos los demás departamentos se iban a trasladar a un bloque que hasta entonces estaba prácticamente en desuso. 'No lo elegí yo, pero me encantó?, explica Viot sentado en la mesa redonda de mármol blanco de su despacho. 'Prefiero sentarme aquí cuando tengo que hablar con alguien que hacerlo desde mi mesa, que a veces supone una barrera'.

Precisamente su voluntad de cercanía con los empleados la muestra su despacho, sencillo, casi un espacio más con la puerta siempre abierta y junto a los departamentos de marketing y comercial de la compañía. Son los puntos básicos de su plan para relanzar la empresa, que está saliendo del bache que le llevó a entrar en pérdidas. Y es que el despacho, para Viot, es un sitio para trabajar, aunque también lo son los centenares de puntos de venta que tiene la compañía en todo el mundo, a los que se desplaza varias veces al año. Entre dos y tres viajes a Asia al año y otros tantos a América. Al final, cuando está en la sede valenciana de Lladró, Viot llega a las ocho de la mañana y se va a las ocho de la tarde. Una de las cosas que más gustan de su despacho son las vistas que aún mantiene sobre la huerta del norte de Valencia, la poca que queda en un territorio de fuerte expansión urbanística. Una vista que llega hasta el mar. 'El que haya muchos días al año que disfrutemos de un cielo azul, limpio, es magnífico', explica con su tono de voz pausado, casi como si midiera cada una de sus palabras.

La lejanía con los despachos de los miembros del consejo, con los que se reúne al menos una vez al mes, cree que es positiva. 'Fue su decisión separar la gestión de la propiedad, y es positivo que así sea, aunque en realidad lo que hacemos es trabajar juntos'. Viot tiene una foto de los tres hermanos, Juan, José y Vicente Lladró, fundadores de la empresa. 'Es muy importante mantener las raíces. En 53 años, que es muy poco, han creado una marca de prestigio conocida en todo el mundo y eso es muy difícil, más teniendo en cuenta que son tres artistas que se convirtieron a la vez en empresarios. Merecen todo el respeto', explica.

Y ahí está la clave del éxito futuro de Lladró por el que Viot trabaja desde este despacho, conseguir que la marca crezca sin perder las raíces y la pasión de dentro de la maison. 'Hay que encontrar el equilibrio entre la tradición y la innovación para llegar a los nuevos consumidores. Eso es el sector del lujo, el diseño y el saber hacer tradicional', apunta. El lema que ha implantado Viot en la empresa es 'Competimos'. Hace referencia a la necesidad de la compañía de no creer que todo estaba hecho y que cada día hay que pelear en un mercado mundial en el que Lladró compite.

La figura 'Ciencia', fuente de inspiración

En la foto que envió Lladró con el nombramiento de Alain Viot hace dos años y medio aparecía ya la figura llamada Ciencia, la única que el consejero delegado mantiene en su despacho desde el primer día. Tiene dos figuras más, pero las va cambiando cuando hay colecciones nuevas. 'Me inspira equilibrio, entre fuerza y creatividad', explica Viot. Sólo tiene tres porcelanas, lejos de lo que se podría pensar. Además, no tiene ni fotos de actos en los que ha participado ni premios de ningún tipo. La sencillez y la limpieza de los espacios, excepto por los papeles que acumula pero que para el día de la entrevista se han reducido notablemente, son norma de Viot.Sólo un detalle más recuerda que estamos en el despacho del consejero delegado de Lladró, dos cuadros en una de las paredes con dos bocetos a gran tamaño de figuras de la casa realizados por uno de los escultores de la compañía. El plano personal se reduce prácticamente a las fotos de sus dos hijos, Paola, de 11 años, y Adrián, de siete. Lo cierto es que desde la ventana de su despacho casi puede ver su casa, próxima a los pies de las montañas que hay cerca del Mediterráneo.La diferencia entre trabajar en una gran ciudad como Madrid, donde pasó cinco años, a hacerlo en Tavernes Blanques, permite no tener que considerar el despacho como la extensión de la casa.

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