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Productos financieros

Microcréditos sin garantía ni aval para empezar de cero

Inmigrantes y mujeres son los principales solicitantes, a un interés de entre el 4% y el 6,5%. El 95% son devueltos, aunque no son rentables para la banca

Cuando las puertas de las oficinas bancarias se cierran por no disponer de avales o garantías suficientes para recibir un crédito, aún queda una fórmula de financiación con la que poder abrirse camino. Los microcréditos o créditos de pequeña cuantía hacen posible que personas sin recursos financieros dispongan de una modesta cantidad de dinero para iniciar un negocio, ofreciendo como único aval el firme compromiso de devolverlo. Son ampliamente conocidos los proyectos de microcrédito que tan buena acogida han tenido en países del Tercer Mundo, como el banco Grameen fundado por el Nobel de la Paz Muhammad Yunus en Bangladesh. Pero la exclusión social también existe en España y afecta a entre el 5% y el 10% de la población, según cálculos de Caixa Catalunya, entidad pionera en nuestro país en la concesión de microcréditos.

Mujer o inmigrante es el perfil mayoritario de los solicitantes de microcréditos, un terreno que trabajan especialmente las cajas de ahorros a través de la obra social. En el caso de Caixa Catalunya, el 70% de sus clientes son inmigrantes y el 60% del total, mujeres. 'Sin la existencia de esta figura financiera, les sería muy difícil acceder a ningún tipo de financiación por carecer de garantías', añaden fuentes de Unicaja. Y el propio espíritu del microcrédito anula la pretensión de la entidad que lo concede de obtener un rédito financiero.

Fuentes de la CECA señalan que el tipo de interés que debería aplicarse a un microcrédito para que su concesión no implicara pérdidas tendría que ser del 14%, según el precio del dinero actual. Además, y a falta de avales o garantías, la entidad debe dedicar más tiempo a conocer las circunstancias personales del cliente y a estudiar la viabilidad del negocio que desea poner en marcha. Es la fórmula más segura de garantizar la devolución de lo prestado. 'El tiempo que se le dedica en una oficina a la concesión de una hipoteca es diez veces inferior al tiempo que requiere el análisis y acompañamiento de la concesión de un microcrédito', asegura Ángel Font, director de la fundación Un Sol Mon (un solo mundo), a través de la que Caixa Catalunya realiza su actividad de microfinanzas.

El microcrédito no tiene, por tanto, nada que ver con el crédito al consumo. No sirve que el cliente desee renunciar a pedir un aval para financiarse. Es necesario que ni siquiera tenga la posibilidad de hacerlo. Y, como reflejo de su vertiente social, las condiciones del microcrédito son más suaves. El tipo de interés se sitúa entre el 4% y el 6,5%, por debajo del crédito al consumo, según datos generales de la CECA. En BBK, el tipo de interés de los microcréditos es del euribor más 0,5%, mientras que en Caja Duero el interés es del 4,5%. Caixa Galicia dispone de microcréditos con un interés fijo del 4% durante toda la vida de la operación, con un plazo de amortización de cinco años y seis meses de carencia opcionales. Las comisiones no existen en el microcrédito.

Por contra, la morosidad es más alta y el porcentaje de fallidos ronda el 5%. Es decir, el 95% de los microcréditos se devuelven e incluso, una gran parte de los que lo solicitan renuevan su petición para ampliar negocio. Los importes que se conceden rondan como media los 9.000 euros, señalan en Caixa Galicia, y en Caixa Catalunya no suelen superar los 15.000 euros. Es el punto de partida con el que poder montar una tienda de alimentación o de ropa o una pequeña empresa de reformas, y habitualmente, con la intermediación de ONG, que se ocupan de hacer un primer filtro para ver qué proyectos de negocio pueden tener más viabilidad, al tiempo que ofrecen asesoramiento a los solicitantes.

La Caixa, que también realiza actividades de microcréditos, pretende lanzar próximamente un banco especializado en microcréditos, denominado Microbank, con la novedad de poner en contacto al solicitante con la entidad, sin intermediación de una ONG, y desde sus propias oficinas y por importes de hasta 25.000 euros. Bancaja, además de los microcréditos para personas en exclusión social, financia a jóvenes que sin estar en esa situación presenten proyectos innovadores, sin el requisito de contar con garantías ni avales.

Cifras clave

6.000 de microcréditos concedidos entre 2001, año del nacimiento de esta fórmula de financiación en España, y 2006. El número de titulares de microcréditos asciende en la actualidad a 4.200 personas, muchas de las cuales vuelven a solicitar microcréditos para ampliar su negocio.55 millones de euros concedidos hasta la fecha en microcréditos. El importe máximo alcanza los 25.000 euros.95% de créditos pagados. La cartera de préstamos en riesgo, considerados morosos con criterios convencionales, se sitúa en el entorno del 8%. El porcentaje de fallidos, o microcréditos irrecuperables, se reduce en cambio a niveles del 5%.5-10% de la población española está en situación de exclusión, es decir, no cuenta con avales ni garantías con las que poder plantearse la solicitud de un crédito bancario convencional.4% de tipo de interés es el mínimo al que se conceden los microcréditos. No hay ninguna comisión y suelen contar con periodos de carencia y plazos de amortización de entre tres y cinco años.

El Primer Mundo exige más dinero

El microcrédito se ha convertido en un elemento fundamental con el que salir de la pobreza en los países desarrollados y, al tiempo que realiza una valiosa acción social, también resulta rentable para las entidades financieras que lo conceden. Sin embargo, su concesión en España dista mucho de ser provechosa para la banca.'En lugares como Bangladesh o África, el público objetivo de los microcréditos es el 70% de la población', señala Ángel Font, director de la Fundación Un Sol Mon, de Caixa Catalunya, que reconoce que en los países tercermundistas una pequeña cantidad de dinero puede ser suficiente para comenzar a abrirse camino. 'Casi todo es economía sumergida, no se pagan impuestos', añade.Por el contrario, en España, la puesta en marcha de un negocio gracias a la obtención de un microcrédito implica darse de alta como autónomo y hacer frente a costes mucho mayores, de modo que, si la financiación pretende cumplir con su objetivo, la entidad financiera debe renunciar a la rentabilidad, reconocen desde la CECA.'El microcrédito no es un producto financiero en sentido estricto, sino también una herramienta de apoyo a la inserción socioeconómica que ponemos a disposición de los agentes sociales', explican fuentes de Caixa Galicia.

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