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CincoSentidos

Fiesta de la luz y de las flores

En noviembre, las lluvias del monzón se baten en retirada. Agua cíclica y benéfica, aunque a veces cause daños colaterales. Para celebrar el final de ese ciclo, Tailandia celebra cada año el festival de Loi Krathong. Una especie de día de acción de gracias que tiene lugar en torno a la luna llena del duodécimo mes lunar, según el calendario budista. Este año la fase lunar se corresponde con el 16 de noviembre, pero las celebraciones suelen comenzar varias jornadas antes y terminar varios días después, dependiendo de cada ciudad y de sus arcas.

Y es que todas las ciudades y pueblos importantes del país se suman a la magia de esta fiesta. Se honra, al concluir el ciclo de las lluvias, a Mae Khongkha, diosa hindú de las aguas, siguiendo una costumbre ancestral de los brahamanes que, con el paso del tiempo, se fue incorporando a los rituales budistas, en un país inclinado a la fusión cultural y al sincretismo.

El ritual consiste en acudir hasta algún caudal de agua, ya sea un río, lago, estanque o fuente y hacer flotar un cestillo trenzado con hojas de banano a modo de barquilla; en su interior se depositan flores de loto y orquídeas, monedas, varitas de incienso, velas y adornos hechos con papeles de colores. Una minúscula y anónima obra de arte cuyo significado va más allá del ámbito de la estética. El krathong es una ofrenda para agradecer las bondades que traerán las lluvias, para marcar el inicio de un nuevo ciclo vital dejando atrás todo lo malo en un rito de renovación espiritual. Algo así como nuestra celebración de la luz a través del fuego, en la noche de San Juan, sólo que traducido al universo acuático y lunar que rige en aquellas regiones asiáticas.

Todo el mundo es bien recibido en esta fiesta, incluso los forasteros, y a todos los visitantes se les anima a realizar su propio ritual de 'krathong'

Todo el mundo es bien recibido en esta fiesta, incluso los forasteros, y a todos los visitantes se les anima a realizar su propio krathong para que el agua lo arrastre junto con todos los demás. Al flotar sobre las aguas nocturnas miles y miles de krathongs con sus bujías encendidas, la visión que se produce es como de una serpiente de luz, vigilada por la luna llena, y arropada por los golpes delicados de la música tradicional hecha por percusionistas, así como bailes, cortejos y desfiles e incluso otras manifestaciones más estruendosas, como la quema de cohetes y fuegos de artificio.

Y, por supuesto, no falta el suculento alboroto de puestos callejeros donde se tuestan carnes y mariscos en brocheta y se aderezan deliciosos bocados.

Por otro lado, del 1 de noviembre hasta finales del próximo enero tiene lugar en Chiang Mai, al norte del país, la Royal Flora Ratchaphruek, tercera exposición internacional de su género en este siglo (tras las Floriade e IGA celebradas en Holanda y Alemania).

En esta ocasión podrán contemplarse más de dos millones y medio de plantas, de unas 2.200 especies diferentes. En el evento estará presente España, con un proyecto titulado Finis Terrae, del estudio Capilla-Vallejo, inspirado en la obra de Miró.

Diversos actos acompañarán la presencia española allí: la semana de España tendrá lugar del 26 al 30 de enero, con actuaciones como la de Eva Yerbabuena, grupos teatrales y de flamenco, además de unas jornadas gastronómicas de cocina española en el Hotel Oriental de Bangkok (del 26 al 28 de enero) y en el Mandarin Oriental Dhara Dhevi de Chiang Mai (29 a 31 de enero).

Finalizada la Expo, el jardín español será donado a Tailandia y formará parte del parque permanente en que se convertirá el recinto ferial.

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