Tribulaciones japonesas
La corrección de la Bolsa de mayo ha hecho mella en los fondos que invierten en Japón
Los fondos de Bolsa japonesa se convirtieron el año pasado en una de las opciones más atractivas para bastantes inversores, que veían en este activo un fuerte potencial de revalorización pero sin el elevado riesgo que llevan aparejados otros fondos como los de Bolsa emergente. Dos razones fundamentales estaban detrás de este optimismo sobre la renta variable japonesa: en primer lugar parecía fuera de toda duda que la tendencia alcista de sus índices bursátiles principales, iniciada en la primavera del 2003, era, a diferencia de otras ocasiones, sólida; en segundo lugar, tras cerca de 15 años de debilidad económica, los parámetros macroeconómicos indicaban que la salida del túnel para la segunda economía mundial era cierta.
Los datos de flujos de patrimonio a nivel europeo calculados por Lipper colocaban a los fondos pertenecientes a la categoría de renta variable japonesa entre los que disfrutaban de mayores entradas netas de dinero. Así, estos fondos, a pesar de no encontrase entre los que más patrimonio tienen, se colocaron como los que más entradas netas de dinero en términos absolutos disfrutaron en el último trimestre del año 2005. En enero del presente año también se situaron en lo más alto con 6.600 millones de euros de suscripciones netas, siendo abril el último mes en que ésta fue la categoría de fondos de Bolsa que más dinero captó de los partícipes de fondos europeos.
Desde entonces, la corrección de los mercados iniciada a principios de mayo pasó especial factura a los mercados bursátiles japoneses. El índice de referencia Nikkei 225 se dejó unos 3.500 puntos para mediados de junio, desde los máximos de 17.500 puntos alcanzados en abril, lo que supone una caída del 20%, muy por encima de los índices de los otros mercados desarrollados como el norteamericano o los principales europeos. Ello ha tenido un reflejo inmediato en los flujos de patrimonio, con los inversores europeos e internacionales en general alejándose de la Bolsa japonesa por el momento.
En las últimas semanas se esta observando una recuperación, en línea con los principales mercados bursátiles mundiales, pero al contrario que éstos, todavía se encuentran lejos de los máximos alcanzados esta primavera. Sin embargo, Japón está de plena actualidad estos días en cuanto a su situación macroeconómica, que ha arrojado algunas dudas.
Posiblemente una de los más destacadas es curiosamente la de la inflación. Deflación, es decir, precios menguantes, ha sido uno de los problemas endémicos de la economía japonesa durante la pasada década. Parecía que este problema finalmente se estaba dejando atrás, con el último dato de julio por ejemplo en un 0,6% tras varios meses consecutivos más de moderadas subidas de precios. Ello llevó al Banco Central de Japón a subir los tipos un cuarto de punto y poner fin a más de cinco años de política de tipos de interés cero. Sin embargo, una reciente revisión del cálculo del IPC japonés, con una actualización de la cesta de productos y servicios, ha resultado en una reducción de la inflación mayor a la esperada. Así, el dato de julio se quedaba en sólo un 0,2%, representando sólo el segundo mes de subidas de precios.
Algunos piensan ahora que la subida de tipos fue precipitada y que otros datos negativos correspondientes al pasado mes como el de producción industrial, consumo o casas iniciadas ponen en tela de juicio la solidez de la recuperación nipona. Sin embargo, en este punto no se debe olvidar que la lectura demasiado cortoplacista de datos macro suele conducir a errores y que estos son todavía claramente insuficientes para poner en cuestión la recuperación económica japonesa. Crecimiento de PIB, desempleo o producción industrial siguen por buen camino y quizás lo que es más importante para el medio plazo, la productividad se mueve al alza al mismo tiempo que los salarios se encuentran claramente contenidos.
Desde el punto de vista de los inversores, es lógico que el nerviosismo se haya apoderado de bastantes de ellos, ya que a las caídas de los índices hay que sumarles la fuerte depreciación del yen. Por ello, las rentabilidades en euros de los fondos de inversión de Bolsa japonesa, disponibles a la venta en España, se encuentran en negativo y en los ocho primeros meses pierden un 9,74%. Sin embargo, no hay que olvidar que su rentabilidad media en los 12 últimos meses todavía se sitúa en un positivo 14,39%.
Análisis. Los pequeños sufren más
Los fondos que invierten en pequeñas compañías japonesas han recibido un mayor castigo en lo transcurrido de este año que los que lo hacen en las grandes empresas o blue chips.La pérdida media de los cerca de 20 fondos disponibles a la venta en España en los ocho primeros meses es nada menos que del 23,63%.El peor comportamiento de las pequeñas compañías, con el inicio de la corrección bursátil, también se ha dado a nivel global, pero de nuevo en el caso japonés ha sido más marcado.