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Tribuna
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El recorrido que tiene la Bolsa

Si recuerdan, en diciembre de 2005, la mayoría de los que nos dedicamos al negocio de los mercados financieros afirmábamos con cierta seguridad que 2006 no sería un año 'tan bueno' para las Bolsas como lo fue 2005. Si recuerdan, la mayoría de 'expertos' también decíamos que la Bolsa europea experimentaría revalorizaciones del orden del 10%, y nos apoyábamos en los siguientes argumentos, por otra parte vigentes en la actualidad: 1) buenos fundamentales macroeconómicos; 2) suave aterrizaje de la economía en EE UU y recuperación del crecimiento en Europa y Japón; 3) las acciones como mejor / única alternativa de inversión (precios de la renta fija y de los inmuebles relativamente altos); 4) múltiplos relativamente baratos; 5) abundancia de liquidez, y 6) continuidad de los movimientos corporativos. Todo ello con el permiso del petróleo, entre otros elementos de incertidumbre.

Tengo que reconocer que cuando me planteé escribir este artículo, hace unos 10 días, la situación era más complicada: ¡y es que las Bolsas europeas habían avanzado más del 8% durante el año! Estamos a finales de la segunda semana de marzo y llevamos andado más de la mitad del camino que en diciembre de 2005 entendíamos razonable recorrer durante 2006. ¿Las cotizaciones pueden seguir avanzando?

La respuesta es sí. Las cotizaciones pueden seguir avanzando. Queda recorrido, especialmente si se alternan períodos alcistas con otros de consolidación de niveles. Tranquilidad y buena letra.

Si hubiera tenido que responder a la pregunta a finales de febrero probablemente la respuesta hubiese sido la misma, pero matizando bien que, cuanto menos en una proporción, había que desconfiar de la verticalidad del último movimiento. Honradamente, mis dudas eran mayores a finales de febrero.

En todo caso, los buenos fundamentales constituyen una especie de put comprada que nos protege ante cesiones abultadas del mercado. Ahora bien, el sentido común y la experiencia nos dicen que hay que desconfiar de movimientos excesivamente verticales. Dado que, como suele decir mi jefe, 'el mercado siempre tiene razón': ¿qué es lo que los profesionales estamos infravalorando para mantener o elevar sólo ligeramente las estimaciones en términos de niveles objetivos de índices y acciones?. O por el contrario ¿hemos hecho bien nuestros deberes, el mercado se ha excedido y luego ha corregido sabiamente?

El resumen del trabajo del analista es el cálculo del precio justo de la acción y la recomendación sobre qué hacer (comprar, mantener, vender). Los métodos y los modelos que aplicamos no son perfectos, pero no conozco elementos que se aproximen mejor a la hora de predecir. Si medimos el potencial de revalorización (precio justo / cotización) referido al conjunto de la Bolsa europea observamos que, excepto en el sector de las telecomunicaciones, el favorito de todos y el que curiosamente peor comportamiento relativo presenta, el potencial de apreciación no supera, de media, el 6%-7%.

Si la generalidad del mercado asume una futura tendencia alcista de los tipos a largo, una reducción superior a la prevista en el grado de aversión del inversor a la renta variable (la prima de riesgo) y/o unas estimaciones demasiado conservadoras de los beneficios empresariales podría explicar el agotamiento de la distancia entre cotización y precio objetivo.

Más aún, esta circunstancia podría justificar por qué los múltiplos de los principales índices no se expanden en una fase alcista (como es habitual) del ciclo bursátil. Lo que nos gustaría menos es que se entrara en una dinámica en la que el precio objetivo persigue a la cotización.

Una pequeña corrección como la actual permite que todos reflexionemos con calma: inversores, grandes y pequeños, y profesionales del sector. Si la reflexión predomina sobre el temor a quedarnos al margen de un mercado marcadamente alcista probablemente concluyamos que los fundamentales siguen siendo buenos para la renta variable y que pocas cosas han cambiado desde finales de año como para no seguir actuando con la racionalidad y la cautela que debe presidir toda decisión de inversión.

Y entiendo perfectamente el dilema, pues puede llegar a ser más duro asumir que no se ha ganado por estar al margen que asumir que se ha perdido si es el mercado el que baja. Como un buen compañero de reconocido prestigio me dijo hace unos días sobre los niveles del mercado: '¿Somos capaces de mantenernos al margen de una fuerte tendencia alcista en Bolsa? El dinero llama al dinero'.

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