A la cabeza de Europa
La economía española mantiene una de las tasas de crecimiento más altas de su entorno, al cerrar 2005 a un ritmo del 3,4%, que contrasta con el pobre 1,3% de la zona euro. La actividad en España ha logrado crecer de forma constante durante más de una década a pesar de los problemas de grandes economías europeas, como la alemana, que cierra el año con un anémico 0,9%, y muy por delante de países vecinos, igual de periféricos en Europa, como Portugal, que se encuentra en recesión.
En el caso español, el impulso económico se ha basado sobre todo en la rebaja de los tipos de interés y el gran flujo de la inmigración, además de una gestión pública rigurosa mantenida por distintos Gobiernos. La duda es hasta cuándo puede sostenerse España sobre esos motores. El persistente diferencial de precios y la pérdida de competitividad son debilidades que pueden comprometer la hoy indiscutible bonanza.