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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Bruselas vigila la práctica bancaria

La Comisión Europea está dispuesta a potenciar la competencia en el sistema financiero europeo. Para ello, no sólo se ha erigido en defensora de las fusiones transfronterizas frente a las trabas de los reguladores nacionales (como en el caso italiano), sino que ha bajado al terreno del detalle, el de la práctica comercial de las entidades con sus clientes. Bruselas está a punto de concluir la primera fase de su investigación sobre los servicios esenciales que la banca minorista ofrece a particulares y pequeñas y medianas empresas.

Más de dos centenares de bancos deberán responder esta semana a un amplio cuestionario que forma parte de la investigación sectorial que la Comisión puso en marcha en junio del año pasado. Los departamentos comunitarios de Competencia y Mercado Interior indagan la libertad real de elección de que gozan los clientes en sus relaciones con la banca. Dos son los puntos en los que se centra por ahora la preocupación de las autoridades comunitarias: la venta cruzada de productos y los elevados costes que soporta un cliente cuando desea cambiar de entidad.

La libertad de elección ha de ser el eje sobre el que gire la investigación de Bruselas. Las trabas al cambio de entidad son un caso claro en el que esa libertad se vulnera. Más difícil es el juicio sobre la comercialización de productos cruzados. Un empaquetamiento abusivo o forzado puede ser atentatorio contra las normas comunitarias, pero el criterio no puede llevar a impedir cualquier tipo de iniciativa en que se ofrecen diversos productos simultáneamente, so pena de empobrecer el mercado y acabar perjudicando al cliente.

Bruselas cumple con su trabajo al vigilar las prácticas bancarias. La fortaleza y lejanía de las autoridades comunitarias las sitúan en mejor posición parea abordar determinadas investigaciones o regulaciones sectoriales sin sentir tan de cerca las presiones de los afectados. La Comisión debe intentar, además, que Europa sea un auténtico mercado financiero único, al menos en los países que han adoptado el euro.

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