La 'alocación' y el 'performance'
Una alocación adecuada es clave para una buena performance. ¿Se entiende esta frase? Pues quizás la comprenda el profesional financiero que trabaja día a día con documentos en inglés, pero no cabe duda de que no es exactamente castellano en lo que está expresada la idea. Para los profanos, la traducción sería la siguiente: una distribución de activos adecuada es clave para obtener una buena rentabilidad.
La influencia anglosajona sobre el lenguaje financiero español crece de manera apabullante. Probablemente más de la mitad de la literatura que analistas y gestores leen está escrita en inglés, lo cual explica que al final del día manejen los términos financieros anglosajones como parte del vocabulario habitual.
Ahí están el timing, por momento de mercado; el small cap, por empresa de pequeña capitalización, o el private equity en lugar de capital riesgo.
Tampoco los periodistas somos ajenos a este fenómeno de adoptar el término anglosajón en lugar de buscarle su equivalente, y utilizamos alegremente términos como hedge funds, en lugar de fondos de inversión libre o broker por intermediario financiero.
La evolución de estos términos llega al extremo cuando son adaptados directamente al castellano, sin pasar por la casilla de la Real Academia, generando palabros inventados, de horrorosa fonética y extraña polisemia. Ahí está alocar, que no significa precisamente distribuir activos, sino causar locura; o ranquear, verbo derivado de ranking que describe sui generis la acción de realizar una clasificación.
El mundo anglosajón es innovador en materia financiera, lo cual explica la adopción de muchos términos para describir vehículos de inversión o prácticas que están llegando por primera vez a España. El inglés, además, es un idioma económico y racional que dice mucho en pocas palabras. Pero nada de esto justifica que no respetemos en lo posible un idioma rico como el castellano, que tiene expresiones equivalentes para muchos de los anglicismos financieros.