'El asesoramiento del experto en arte es fundamental'
El mundo del arte se beneficia de la favorable evolución económica y del tirón de la Bolsa. En este contexto, abre sus puertas una nueva edición de Feriarte, que este año refuerza el comité de expertos que vela por la calidad de las obras expuestas. Para Antonio Serrano, presidente del Comité Organizador de la feria y de la Asociación de Anticuarios de Madrid, igual que la gente tiene abogado o dentista, tiende a buscar el asesoramiento de un experto en arte.
¿Cómo está evolucionando la demanda de antigüedades?
Después de una primera mitad del año caracterizada por la incertidumbre, la demanda se está revitalizando a partir del verano. La favorable evolución de la economía y el empleo y el tirón de la Bolsa anima al público a comprar. ¿Y qué es lo que compra? El mueble es el rey, y después, la pintura, que ha crecido mucho. La gente adquiere muebles, cuadros y objetos para su casa. A veces, eso se transforma en coleccionismo.
¿La subida de la Bolsa y la vivienda afectan al mercado del arte?
La gente está ganado dinero en Bolsa y parte de esa recuperación del capital inicial se está recolocando en arte para diversificar riesgos. Los inversores son muy selectivos y están muy asesorados.
En un mercado en auge, ¿qué importancia cobra la figura del experto en el asesoramiento?
Es fundamental. Igual que tenemos abogado o dentista, se tiende a buscar el asesoramiento de un especialista en arte. El público suele confiar en el anticuario, porque es un servicio profesional y más económico.
La encuesta que realiza AC Nielsen en la feria por encargo de la organización revela que el público de Feriarte se rejuvenece.
Llevo trece ediciones de Feriarte como presidente y he visto esa evolución. Recuerdo que las primeras encuestas realizadas entre comerciantes reflejaban que el publico joven no llegaba al 10% del total. Ahora, más de un 50% tiene menos de 40 años. Eventos como Feriarte han conseguido que la gente pierda el miedo a entrar en la tienda de antigüedades.
En la actual edición la organización ha introducido cambios en el sistema de admisión de obras.
Se ha hecho más discreto para no poner en evidencia al comerciante. Cuando se retira un objeto no significa que el anticuario haya actuado de mala fe, puede deberse a errores, a un exceso de restauración que desvirtúa la pieza. Los criterios son los mismos, porque están muy depurados. En la encuesta del año pasado, los anticuarios solicitaban menos comerciantes y más especialistas en el comité de expertos. Como la organización tiene que velar por el interés de la feria, hemos incorporado directores de museos, catedráticos.
¿Supone internet una amenaza para el mundo de los anticuarios?
Al contrario, es una fabulosa e insustituible fuente de información. Las magníficas reproducciones en internet facilitan información sobre la pieza en la que estás interesado. Para cerrar la operación, en cambio, mejor en persona. La gente quiere tocar y ver las antigüedades. En diez años, los anticuarios se han informatizado. Soy hijo de anticuario, mi tienda tiene 61 años y hace tan sólo diez era impensable que estuviera informatizada.
¿Qué previsiones de volumen de negocio mantiene la organización?
Es complicado. Normalmente venimos creciendo entre un 7% y 9% cada año, según reflejan los vales de salida. El año pasado se cerraron más de 7.000 operaciones, pero muchas se realizan después de la feria, entre un 10 y un 15%, y esas entregas no se reflejan en los vales.
¿Para ser coleccionista hace falta una gran fortuna?
Por lo que publican los medios de comunicación se diría que sí, porque si una obra vale 200 euros no es noticia; si vale un millón de euros, sí. Este tipo de informaciones llevan a la gente a equiparar el arte a la riqueza. Feriarte es indudablemente una feria de élite, pero también se pueden encontrar piezas de menos de 3.000 euros.