_
_
_
_
En portada

La Bolsa española vive el año con menos OPV de la década

El mercado de OPV revive el peor año de la última década. Los expertos piden cambios legales para que el número de admisiones vuelva a superar a las exclusionesFinanciación

España atraviesa una época de aguda sequía y no sólo en el ámbito meteorológico. Hasta el momento, en 2005 la única salida a Bolsa ha sido la de Corporación Dermoestética el pasado mes de julio. De terminar el año con este escaso balance, supondría para la Bolsa de Madrid el peor ejercicio de la última década en cuanto a nuevas admisiones, junto al vivido en 2003. Al menos, el estreno de la empresa de servicios médico-estéticos se ha articulado a través de una oferta pública de venta (OPV), algo que no ocurrió hace dos años con el aislado debut de Antena 3 Televisión.

La escasez de caras nuevas cobra mayor trascendencia si se compara con la situación de otras plazas financieras, en donde este año se ha reactivado el mercado primario (aún lejos, eso sí, del boom de finales de los noventa). La Bolsa española, con una única colocación por importe de 136 millones de euros, se sitúa en el furgón de cola de OPV entre las grandes mercados occidentales, tan sólo por delante de Bolsas como la portuguesa, la irlandesa o la luxemburguesa. EE UU encabeza esta clasificación. Hasta el pasado 10 de octubre el mercado estadounidense había vivido 215 salidas a Bolsa (con un importe conjunto de 44.000 millones de euros). A Wall Street le siguen Reino Unido y Japón con 182 y 119 estrenos respectivamente, según los datos recopilados por Bloomberg.

Es normal que debido al tamaño de estos mercados y las economías a las que representan se generen más salidas a Bolsa que en España. Sin embargo, en otros mercados más comparables la actividad en cuanto a colocaciones es también sensiblemente superior. Así, en Francia se han producido 23 estrenos este año, en Alemania 12, en Italia siete, los mismos que en Suiza, cinco en Bélgica y cuatro en Austria y Grecia.

Moisés Israel, director de Atlas Capital, enumera dos factores que se explican la escasez de colocaciones. 'En primer lugar, el empresario español es más conservador que el anglosajón, lo que hace que la moda de las OPV llegue con retraso a nuestro país. Además, muchas empresas no cotizadas están viendo que existen otras formas más atractivas para financiarse o para hacer líquidas las acciones de sus dueños como es dar entrada en el accionariado a las sociedades de capital riesgo'. Israel se muestra más optimista de cara a 2006, 'aunque tampoco hablo de 10 salidas a Bolsa'.

Desde Morgan Stanley también creen que la irrupción del capital riesgo, 'con unas valoraciones que el mercado no podía igualar', está detrás del bajo número de colocaciones en España. 'Además, en otros países europeos muchas de las salidas a Bolsa se explican porque los grandes grupos industriales deciden vender alguna filial. Aquí, en cambio, las compañías están más reestructuradas'.

La sequía de OPV en el mercado español coincide además con el hecho de que cada vez más compañías deciden dejar de cotizar, lo que provoca que el abanico de opciones dentro de la renta variable sea cada vez más reducido. En concreto, desde 2002 el número de empresas excluidas de Bolsa ha superado cada año al número de nuevas admisiones. Este ejercicio, por ejemplo, tres sociedades del mercado continuo han abandonado el parqué (Terra, Recoletos y Global Steel). Además, otras tres empresas, Amadeus, Cortefiel y Aldeasa, pueden seguir sus pasos en breve.

Estrenarse en Bolsa tiene sus ventajas, como la posibilidad de captar financiación o dar liquidez a las participaciones de los accionistas, 'pero también puede llegar a ser una especie de esclavitud debido a las obligaciones de transparencia que conlleva', apunta Íñigo Gómez-Jordana, socio director de Allen & Overy, despacho internacional de abogados que ha asesorado en la salida a Bolsa de Cintra y Telecinco, entre otras. A su juicio, el pinchazo de la burbuja tecnológica marca un antes y un después en el negocio de las OPV. 'Las empresas sólidas seguirán saliendo a Bolsa pero en el caso de los negocios incipientes el mercado ya sólo está dispuesto a financiar planes creíbles'.

La actual pérdida de atractivo de la Bolsa a ojos de las empresas rompe el viejo axioma de que el número de OPV es directamente proporcional a la situación que atraviese el mercado en cada momento. Entre 1996 y 2000, el periodo de mayor bonanza en la historia reciente de la Bolsa española, el número de sociedades que dieron el salto al parqué fue de 32, a lo que habría que añadir la privatización de las empresas públicas. En los tres ejercicios siguientes, periodo de depresión para la renta variable provocado por el fin de la era puntocom, los escándalos contables y el 11-S, el número de salidas a Bolsa disminuyó a 11. Sin embargo, en los tres últimos años (incluido 2005) el mercado de acciones se ha recuperado con vigor pero no así el número de estrenos, pues sólo se han registrado cinco colocaciones.

La Bolsa de Madrid, consultada acerca de esta situación, prefiere no hacer comentarios. Desde la Plaza de la Lealtad se limitan a recordar algunas de las iniciativas que han puesto en marcha para atraer compañías al parqué como el Proyecto Empresa, que se inició en 1997 con el objetivo de contactar con las sociedades y explicarlas las ventajas de cotizar. Además, en 2005 se han creado dos índices para pequeñas y medianas empresas con el objetivo de dar liquidez a sus títulos y despertar el interés de los inversores institucionales.

Objetivo: la empresa familiar

Los expertos creen que uno de los puntos débiles del mercado español es la todavía débil representación de las empresas familiares, cuyo número estimado es de 2,5 millones (el 75% de las empresas españolas), aportan el 65% del PIB y emplean a 9,5 millones de personas.

'La empresa familiar ya está muy profesionalizada, por lo tanto, la decisión de cotizar o no va a depender de la relación entre costes y beneficios', apunta Javier Quintana, director del servicio de estudios del Instituto de la Empresa Familiar (IEF) 'Ahora mismo, con los tipos de interés tan bajos, la opción de salir a Bolsa resulta más cara si lo que se busca es sólo financiación. La empresa debe de facturar más de 1.000 millones para que le empiece a resultar rentable. Además, si lo que se quiere es dar entrada a un socio, existen otras fórmulas como los recientes acuerdos a los que han llegado determinadas empresas familiares con cajas de ahorro', añade Quintana.

Desde el IEF existe la convicción de que serían positivo introducir ciertos cambios legislativos para incentivar la salida a Bolsa: 'Entre ellos se encuentran una mejor definición por parte de la CNMV de lo que es hecho relevante o la creación de un segundo mercado para empresas en el que la obligación de informar al mercado fuese menos continua de lo que es actualmente'.

Gómez-Jordana también cree que ciertos cambios podrían acelerar el número de OPV. 'Actualmente, el estreno de una compañía es un proceso demasiado lento en el que la CNMV puede demorarse entre cuatro y cinco meses hasta aprobar el folleto de la salida a Bolsa . Se deberían acortar los plazos', argumenta el socio director de Allen & Overy.

La misma preocupación que muestran los expertos es compartida por el presidente de la autoridad supervisora. Durante la presentación en julio de la memoria de la CNMV de 2004, Manuel Conthe reconocía que la Bolsa española 'tiene una capacidad limitada para atraer y mantener sociedades'. A su juicio sería deseable la creación de un mercado no oficial cuyas cargas regulatorias fueran más 'livianas'.

En sintonía con este pensamiento parece mostrase también el propio Ministerio de Economía. En su orden ministerial a la CNMV para que cree un documento único sobre gobierno corporativo, hace la siguiente salvedad: 'Para evitar que cotizar en Bolsa resulte demasiado complejo para sociedades de tamaño medio, se ha previsto de forma expresa que, si la CNMV y el grupo de trabajo lo juzgan conveniente, algunas de las recomendaciones sobre Gobierno Corporativo de las sociedades cotizadas puedan quedar circunscritas a determinadas sociedades cotizadas, especialmente las de gran tamaño'.

A la espera de que cristalicen esta serie de iniciativas, a corto plazo tan sólo está prevista una salida a Bolsa, la de Compañía de Recreativos (Codere). Más a medio y largo plazo se prevén los debuts de Bolsas y Mercados Españoles, Globalia y Renta Corporación.

Tras la junta de accionistas extraordinaria de septiembre, que aprobó la salida a Bolsa, el mercado calcula que el estreno de Codere se produzca a mediados de noviembre. Sin embargo, fuentes de la compañía consultadas por Cinco Días prefieren no hablar de plazos. 'Depende de la agenda que se está cerrando con la CNMV. Por lo tanto, en estos momentos no es posible hablar ni de plazos ni de porcentajes u otros detalles mientras no se registre el folleto', aseguran.

Los gestores de Codere, empresa dedicada al sector del juego privado que en 2004 facturó por valor de 395 millones, consideran que iniciar la cotización 'es un proceso natural en la trayectoria de una compañía que desde su fundación hace 25 años ha ido creciendo para acceder así a nuevas fuentes de financiación'. Desde la compañía se explica que han elegido este momento para su debut bursátil tras comprobar el 'éxito' obtenido en la emisión de bonos por valor de 335 millones que realizaron el pasado junio.

793 millones en comisiones desde 1998

Salir a Bolsa no es gratis. Entre las razones que esgrimen las empresas para no cotizar una de las que se repite casi siempre son los costosos gastos que implica. Y es que desde 1998 las empresas se han dejado en concepto de comisiones 793 millones de euros.A pesar de que los emolumentos de los bancos de inversión han bajado bastante en los últimos años por la baja demanda -la penúltima privatización de Endesa en 1997 supuso la primera colocación en la que la comisión bajaba del 2%-, sus servicios suelen ser los más costosos para aquellas empresas que deciden salir a Bolsa.En este sentido, las grandes compañías disponen de mayor capacidad para presionar a la baja el coste final que las pequeñas. Así, mientras que en el caso de Inditex el gasto total alcanzó el 2,2% de la emisión, en la última OPV, Corporación Dermoestética abonó 6 millones en comisiones, el 8,2% del dinero captado y 3,5 veces el beneficio neto de la compañía en 2004.Los bancos de inversión coordinadores fijan el precio de la OPV, sondean la demanda a través del libro de órdenes, dirigen la operación en cada uno de los tramos y se encargan de asegurarla. Esta última función implica que si no hay demanda suficiente se comprometen a suscribir el papel sin adjudicar. Además, se encargan de estabilizar la acción con compras en el mercado durante las primeras semanas de cotización.El segundo gasto en cuanto a cuantía es el de publicidad. Hay que darse a conocer, sobre todo si hay tramo minorista. Dentro de esta partida se incluyen los gastos para publicidad legal (fijados por la CNMV), los roads shows con inversores institucionales y la publicidad comercial.Aparte de estos dos gastos, la sociedad interesada en dar el salto al parqué debe añadir el asesoramiento legal, las tasas de la CNMV así como los cánones que cobra la Bolsa para poder cotizar en su mercado.

Archivado En

_
_