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Valores

Los directivos deben predicar el buen gobierno con el ejemplo

En un plazo de un año una compañía puede ver los resultados del trabajo del Instituto de Liderazgo, una consultora especializada en alinear el comportamiento de los directivos con la estrategia de la compañía.

Multinacionales estadounidenses, grandes bancos, aseguradoras y empresas farmacéuticas que conocen este método muy extendido en EE UU y que también empieza a calar en las empresas españolas son los principales clientes de esta consultora, según afirma su presidente Juan Rivera.

El sistema del Instituto de Liderazgo consiste en trasladar a los valores definidos por el consejo de administración a los comportamientos diarios de los principales responsables de las distintas áreas de la compañía.

'Cada vez trabajamos más con valores', dice Rivera, quien asegura que el primer paso está en definirlos, 'en transformar estos conceptos etéreos a acciones concretas, observables y medibles'.

En este sentido, el presidente del instituto asegura que el impacto de su trabajo se traduce en resultados financieros y de otro tipo como es el descenso de bajas laborales, mayor satisfacción de los clientes o menor rotación de empleados.

Hasta ahora los parámetros que más se buscan por parte de los consejos de administración son el trabajo orientado a resultados, la flexibilidad para adaptarse a cambios, capacidad de innovación o para desarrollar a otras personas.

A ojos de Juan Rivera, su trabajo está íntimamente relacionado con el buen gobierno, la transparencia y la responsabilidad social corporativa que pasa por inculcar unos valores definidos por el consejo de administración en el día a día de una organización.

'Si realmente existe esta cultura, el resto se hace solo', asegura el presidente del instituto de liderazgo, para quien el paso principal para que estos conceptos sean algo más que simples teorías pasa por el compromiso real de los primeros ejecutivos de las compañías.

'Se trata de la máxima de liderar con el ejemplo. No puedes pedir a nadie que haga algo que tú no haces, porque esto provoca una desconexión tremenda', opina.

A Rivera la situación actual del buen gobierno corporativo le recuerda a los años 80 con la aplicación de los procesos de calidad. 'Todo el mundo la alababa en público y en petit comité se decía que no había dinero para eso. Antes quien se certificaba era el mejor, pero hoy si no tienes estos certificados eres malo. Es una ventaja competitiva especialmente para el que lo aplicó en primer lugar', reflexiona

Ribera para quien va a suceder lo mismo en las materias de buen gobierno.

'Es una cuestión de conjugar los objetivos a corto plazo con el largo y de conciliar los objetivos de la empresa con los de la sociedad'. Rivera cree que sólo el tiempo dirá qué organizaciones están interiorizando estas nuevas formas de gestión y cuáles se sumaron a ella por simple moda.

¿Cómo soy y cómo piensan que soy?

'Es un ejercicio de reflexión personal', así define Rivera el sistema de trabajo del Instituto de Liderazgo, que pasa por realizar una serie de test en los que el propio directivo se evalúa y al mismo tiempo es evaluado por otras 15 personas que trabajan junto a él.Las preguntas giran en torno a los parámetros definidos por el consejo de administración.Por ejemplo se pregunta sobre la capacidad de innovar de un directivo, ver lo que piensa de si mismo y contrastarlo con lo que piensan los miembros de su equipo.'El 80% de los casos es bastante coherente', asegura Rivera. A partir de estas valoraciones se crea un plan de acción para mejorar en ciertos puntos, y seis meses después se repiten los test, que ya suelen reflejar un cambio en las formas de trabajar y percibir a ese directivo. Al año, la empresa ve resultados claros, según asegura Rivera.

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