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Elecciones en Alemania

La difícil tarea de arreglar el motor de la economía europea

El próximo Gobierno deberá recuperar la confianza para reducir un paro que roza el 11%

El Ejecutivo que salga del Bundestag elegido ayer tiene ante sí una difícil tarea: devolver la confianza a Alemania. El antaño todopoderoso motor de la Unión Europea lleva renqueando desde hace un lustro, con el alarmante resultado de cinco millones de parados, el 11% de la población. El alto coste económico de la reunificación de 1990, unido a la deslocalización de empresas hacia países del este de Europa, con bajos costes laborales y ventajas fiscales, han dado la puntilla al tradicional modelo económico alemán. Gerhard Schröder, líder del partido socialdemócrata, propuso hace dos años un paquete de duras reformas laborales denominado Agenda 2010, con el objetivo declarado de 'reducir los costes salariales accesorios, incrementar la demanda interna y flexibilizar el mercado de trabajo'. La principal de ellas, Harz IV, supuso un endurecimiento del sistema de acceso a subsidios para los parados de larga duración, y también una oleada de protestas populares en la calle. La medida no ha mejorado el empleo y ha añadido un punto más de desconfianza en los consumidores, cada vez más temerosos de perder su trabajo. Schröder adelantó las elecciones para buscar apoyos a sus reformas, y Merkel abundó en su necesidad. Emilio Ontiveros, presidente de AFI, cree que el proceso es imparable: 'La política económica va a consistir en aplicar la Agenda 2010 para reformar el mercado laboral. Si finalmente es liderado por Merkel, el próximo Gobierno imprimirá imprimirá una aceleración a las reformas. Pero, más allá de eso, dudo que haga más experimentos. Merkel ha ido plegando velas sobre sus propias propuestas, como la del tipo único en el IRPF'.

El próximo Ejecutivo tiene, en todo caso, algún motivo para la esperanza en los últimos indicadores económicos y en unas expectativas empresariales que han mejorado, en parte por la propia convocatoria electoral. La Comisión Europea augura un escaso crecimiento del PIB del 0,8% para este año, la mitad que en 2004. Ontiveros apuesta por una mejora hasta el 1,5% para 2006. Entre los buenos augurios de los últimos tiempos destaca la recuperación de la demanda interna, que creció -por primera vez en casi un año- un 0,3% en el segundo trimestre. Las empresas han aprovechado la crisis para reestructurarse, y mantienen una gran capacidad competitiva. Las cien mayores lograron en 2004 los mejores resultados de la historia. Queda por ver hasta dónde pueden llevarse las reformas, y qué grado de paciencia tendrá el pueblo alemán para soportar recortes en el Estado del bienestar.

La verdadera reunificación todavía no ha terminado

El arreglo del desaguisado económico del país tendrá que tener en cuenta el desencuentro entre los habitantes de las que hasta 1990 fueron dos alemanias. La conjunción de una economía de mercado y una centralizada ha funcionado de forma ejemplar en algunos aspectos -sobre todo, dada la complejidad de la empresa emprendida-, pero pasados los años están saliendo a la luz desequilibrios importantes.La reunificación estuvo marcada por un dilema entre lo económicamente deseable y lo políticamente factible. 'Hubo un pacto salarial para equilibrar las rentas del este y del oeste en sólo cinco años, lo que retrajo el interés de los inversores por los nuevos landër', cuenta Eugenio Recio, profesor de Esade. Tampoco ayudó la fijación de un cambio paritario para el nuevo marco. La consecuencia ha sido una disparidad abrumadora entre el nivel de paro de las dos zonas: 2004 se cerró con un 8,5% en los Estados occidentales y con un 18,5% en el este.Los recelos entre ambos bloques son cada vez más manifiestos. Los ciudadanos occidentales aceptan a duras penas la transferencia anual de 90.000 millones de euros (más del 4% del PIB de que fuera RFA) en subsidios a los orientales, y éstos observan con resentimiento las mejores condiciones económicas de sus vecinos. Además del ingente desempleo, la antigua Alemania Democrática sufre una alta tasa de criminalidad y un creciente despoblamiento en busca de mejores oportunidades en el este. Una encuesta citada por la revista Time refleja que un 24% de los occidentales y un 12% de los orientales verían con buenos ojos una vuelta a las dos alemanias.En parte por las cargas de la reunificación, Alemania se está replanteando su modelo. Las generosas ayudas a los jóvenes, madres, mayores, desempleados y cualquier grupo necesitado comienzan a diluirse en aras del pragmatismo económico. Las reformas serán dolorosas, y se enmarcarán en la desconfianza entre vecinos. La reunificación real todavía no está completa.

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