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Elecciones en Alemania

Las elecciones dejan en el aire el futuro político de Alemania

Tanto Schröder como Merkel se proclaman llamados a gobernar tras su virtual empate

La coalición democristiana-liberal no podrá gobernar Alemania. Pese al buen resultado del liberal FDP, la CDU/CSU de Angela Merkel cosechó ayer un doloroso retroceso al perder más de un 3% de votos respecto a 2002, y terminó virtualmente empatada con el cuasidefenestrado SPD de Gerhard Schröder. Ambas formaciones rondarían los 222 escaños en un Parlamento de algo más de 600 pese a la ligera ventaja de los democristianos en votos (35,2% frente a 34,1%), según las estimaciones que hacían anoche las televisiones.

La identidad del futuro canciller está en el aire, pues ninguna de las coaliciones naturales alcanza la mayoría absoluta en el Bundestag. Los líderes de los dos grandes partidos se apresuraron a proclamar su legitimación para formar gobierno, aunque con tonos que reflejaban a las claras que sus expectativas eran bien distintas: la euforia del todavía canciller Schröder contrastaba con la reclamación de Merkel, que sonaba casi a petición de disculpas.

En la recta final de la campaña para las legislativas nadie dudaba de la victoria de Merkel, y sólo quedaba saber si sería suficientemente holgada para gobernar con los liberales. No sólo no ha sido así, sino que el SPD ha resistido de forma sorprendente. Además de Schröder, el gran ganador de ayer fue su enemigo declarado Oskar Lafontaine, líder del nuevo Partido de Izquierdas, que cosechó un 8,5% de los votos. Mejor aún lo hicieron los liberales del FDP, que alcanzaron un espléndido 10%, pero el fracaso de la CDU/CSU les aleja de la posibilidad real de entrar en el Gobierno. Los verdes de Joschka Fischer, el ministro de Exteriores, mantienen su resultado de hace tres años.

El actual Gobierno de socialdemócratas y verdes podría mantenerse si se apoyase en el Partido de Izquierda, liderado por el ex presidente del SPD, Oskar Lafontaine, pero Schröder, su irreconciliable enemigo político, ha eliminado esa posibilidad al calificar la formación izquierdista de antidemocrática. Por su parte, democristianos y liberales necesitarían coaligarse con el partido verde de Fischer, tradicional aliado del actual canciller, lo que parece también una alternativa antinatural.

La opción SPD-Verdes-FDP, preferida por Schröder, fue desestimada ayer mismo por el presidente del partido liberal, aunque esa fórmula de tripartito ha funcionado en el pasado.

Así las cosas, una de las opciones que vuelven a barajarse es la gran coalición de democristianos y socialdemócratas. El canciller Schröder afirmó que el SPD no participaría en un Ejecutivo liderado por Merkel. Eso sí: dejó abierta la puerta a un gobierno de concertación dirigido por él mismo, algo que parece inaceptable para los democristianos.

La votación del distrito de Dresde, aplazada a octubre, no cambiará nada. La amenaza de bloqueo es, por tanto, real. La última de las opciones es convocar otras elecciones si tras semanas de negociaciones de coalición ninguno de los grandes partidos logra una mayoría. Esto nunca ha sucedido en la Alemania de la posguerra.

¿Lo consiguió de verdad 'Angie'?

¿Lo conseguirá Merkel?, se preguntaba Alemania. Se sabía que Schröder recuperaba terreno, pero nadie contaba con el desenlace de ayer. Aunque la candidata de la democracia cristiana se convierta en la primera cancillera de Alemania, su decepcionante resultado la debilita. Merkel ha lanzado el mensaje de que Alemania no puede seguir así y necesita importantes reformas. No ha convencido, e incluso ha despertado miedo, porque el que toca el Estado del bienestar lo tiene difícil en ese país.'Angie', como la llaman sus electores simpatizantes, promete crear empleo. Uno de cada cuatro alemanes teme perder su puesto de trabajo. Se sabía que ese miedo y el sueño del paraíso fiscal serían decisivos en las elecciones. Pero la 'visión de futuro' de Merkel se basa en los proyectos del profesor Kirchhof, un experto en finanzas que propone una tarifa única en el IRPF y la supresión de todas las deducciones. Y ése fue uno de los grandes errores de Angela: proclamar a un teórico futuro ministro de Finanzas sin tener en cuenta su radicalidad y que su concepto fiscal difiere del programa de la Union (CDU/CSU).Merkel ha sorprendido por su gran coraje, pero también ha creado inseguridad. Lo reconoció ayer: 'Pueda ser que la gente tenga miedo. Esperábamos mejores resultados. Pero somos el partido más fuerte y eso quiere decir: cambio.'

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