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Alemania

Primeros signos de mejora en Alemania a un paso de las elecciones

La demanda doméstica alemana creció un 0,3% entre abril y junio, después de tres trimestres consecutivos de caídas. La factura petrolera frena, de momento, la recuperación, pero el aumento de la confianza de las empresas evoca a una luz al final del túnel.

Algo está cambiando en la economía alemana. Aunque la oficina estadística confirmó ayer que el crecimiento del PIB fue nulo entre abril y junio (un dato anticipado hace dos semanas), la desagregación de esa macromagnitud señala un aumento de la demanda interna, algo no visto desde el tercer trimestre de 2004. El 0,3% de incremento se vio neutralizado, no obstante, por la aportación negativa del sector exterior, el único que resistía a la crisis de los últimos años. El encarecimiento de la factura petrolífera ha elevado las importaciones un 2,3%, mientras que las exportaciones sólo crecieron un 1,2%. Aun así, el avance de la demanda doméstica denota una composición más equilibrada de la economía: la inversión creció un 0,6%, lo que podría traducirse pronto en creación de empleo. Con una tasa de paro en el 11,6%, sólo así se recuperaría la confianza de los consumidores, cuyo gasto cayó tres décimas en el trimestre.

De lo que no quedan dudas es de la mejora de las perspectivas empresariales. El índice ZEW de confianza del inversor, conocido ayer, alcanzó los 50 puntos, su mejor nivel en 17 meses, y muy por encima de las expectativas de los analistas. En la misma línea, el volumen de pedidos a fábricas creció un 2,4% en junio, lo que podría apuntar a una recuperación en la segunda mitad del año. La Comisión Europea espera que Alemania, que representa un tercio de la economía de la zona euro, crezca un 0,8% este año, tras el 1,6% del pasado.

Reformas pendientes

Pese a los síntomas de recuperación, el motor de la economía europea sigue sin funcionar. Alemania arrastra problemas de competitividad, no sólo frente a países con mano de obra barata (China o los países del este de Europa), sino también frente a una economía como la estadounidense. 'Su problema es el problema de Europa, del que se salva España por el tirón inmobiliario', señala David Cano, analista de AFI. 'Los mercados no son lo bastante flexibles para reaccionar a la creciente competencia internacional'. Su receta remite a la del Fondo Monetario Internacional: mayor flexibilidad, sobre todo en el mercado laboral. El Gobierno de Gerhard Schröder ha iniciado el proceso, pero sólo ha logrado el rechazo de la población El resultado de los comicios del 18 de septiembre determinará el alcance de las reformas futuras.

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