Efectos del Sistema Nacional de Dependencia
El progresivo envejecimiento de la población ha dado lugar a un incremento sostenido de las personas de edades avanzadas, tanto en términos absolutos como relativos a otros grupos de edad de la población. Estas personas mayores necesitan cada vez más de asistencia y ayudas para realizar determinadas actividades de la vida cotidiana. Asimismo, existe un colectivo bastante extenso de discapacitados o con determinadas dolencias que sufren dependencias en distinto grado y que reclaman también protección.
Hasta la fecha, la atención a las personas dependientes se ha desarrollado básicamente en el seno familiar, asumiendo los hogares una considerable carga de esfuerzo personal y económico. Frente a este cuidado informal, el Gobierno se ha comprometido a implantar y desarrollar un nuevo sistema formal de protección a las personas con dependencia y a sus familias, dando un nuevo paso en la profundización del Estado del bienestar y en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. En este sentido, el Libro Blanco de la dependencia del Imserso, presentado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales a principios del presente año, examina con mucho detalle todas estas cuestiones y aporta escenarios, de aquí a 2010, relativos a cómo podrían evolucionar las necesidades de una población cada vez más afectada por problemas de dependencia. Se trata, sin duda, un análisis amplio, profundo y riguroso.
Desde Fedea hemos querido contribuir al debate en esta área realizando estimaciones alternativas del impacto de la introducción del Sistema Nacional de Dependencia (SND) previsto en el Libro Blanco, llevando a cabo un análisis macroeconómico basado en el modelo Hermin-España. Estimamos que el SND requeriría unos gastos corrientes (servicios) y de capital (infraestructuras) que irían aumentando progresivamente desde los 800 millones de euros en 2005 hasta los 9.640 millones de euros en 2010 (0,84% del PIB), suponiendo 36.671 millones de euros en el periodo 2005-2010. Estos gastos asociados al SND aumentarían el valor medio del producto interior bruto (PIB) de la economía española durante el periodo 2005-2010 en un 1,01%, ascendiendo su impacto en 2010 al 1,65%. En términos de tasa de crecimiento acumulada para el periodo 2004-2010, los resultados de nuestras simulaciones sugieren que el SND incrementaría dicha tasa en 0,28 puntos porcentuales respecto a la que se registraría en un escenario alternativo de ausencia del SND.
En cuanto a su efecto en el mercado de trabajo, obtenemos que los empleos generados en 2010 se elevarían a 190.158, contribuyendo en 0,16 puntos porcentuales a la tasa de crecimiento acumulativa anual del empleo entre 2004 y 2010. A su vez, esta creación de empleo asociada al SND se traduciría en una progresiva disminución en la tasa de paro desde 0,05 puntos porcentuales de la población activa en 2005 hasta 0,78 puntos porcentuales en 2010, situándose la reducción media en la tasa de paro durante este periodo en 0,49 puntos porcentuales.
Por último, y con objeto de evaluar el efecto del SND sobre el presupuesto de la Administración central del Estado, hemos analizado el impacto en términos de la ratio deuda/PIB, obteniéndose que dicha ratio aumentaría en término medio en 0,21 puntos porcentuales durante el periodo 2005-2010, aun cuando el gasto total medio del SND expresado en porcentaje del PIB supondría un 0,59% en ese mismo periodo. Así pues, se obtiene una relación media de 0,35 entre ambas ratios, lo que sugiere que un 65% de los gastos asociados al SND público se recuperarían por medio de retornos fiscales de diversa naturaleza (impuestos, cotizaciones, etcétera). En el año 2010, la ratio deuda/PIB alcanzaría su máxima desviación, situándose en 0,32 puntos porcentuales.
De todo lo anteriormente expuesto se concluye que la puesta en marcha del SND, además de dar una respuesta adecuada a las justas demandas de servicios y prestaciones sociales de las personas que no pueden valerse por sí mismas y a sus familias, desempeñaría un destacado papel en el estímulo del consumo, la producción y el empleo. A su vez, este estímulo daría lugar a un incremento en la renta disponible de los españoles y en la recaudación por cotizaciones e impuestos, que podría ayudar a su financiación sin necesidad de recurrir a un mayor endeudamiento del sector público.