El veto de Blair impide un acuerdo sobre el presupuesto europeo
Ni siquiera el miedo escénico a un nuevo fracaso sirvió ayer para convencer a los líderes comunitarios de la urgencia de aprobar los presupuestos de la Unión Europea para 2007-2013. Los Veinticinco tras más de 15 horas de negociación no consiguieron salvar sus diferencias. El primer ministro británico, Tony Blair, invocó finalmente el paralizante veto blandido.
Su amenaza bastó para desbaratar la negociación. Holanda y Suecia, con reivindicaciones similares a las británicas, secundaron el rechazo. España y Finlandia, por razones distintas, también se desmarcaron del acuerdo. Los países del Este, in extremis, presentaron una oferta de recortar el gasto para intentar convencer al Reino Unido y Holanda de que aceptasen el acuerdo, pero sin éxito.
La falta de acuerdo agrava la crisis política provocada por la victoria del no a la Constitución europea en los referendos de Francia y Holanda. El enfrentamiento entre Londres y el eje franco-alemán, que en contra de lo pregonado estos días hizo ayer una demostración de fuerza, se radicaliza a sólo quince días de que Tony Blair asuma la presidencia del club.
La prolongación de las negociaciones amenaza la programación de los fondos estructurales a partir de 2007, lo que podría dejar a los nuevos socios del Este, pero también a España, Grecia o Portugal, sin el esperado maná comunitario para acelerar la convergencia económica con la Unión.
El veterano primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, que ocupa la presidencia de la UE hasta el 30 de junio, había maniobrado laboriosamente hasta las 11 de la noche para superar la resistencia de Holanda (con un cheque de 210 millones de euros anuales. Su última propuesta intentaba apartar también a Suecia (con otro cheque de 105 millones anuales) y respondía a la petición española de prórroga el Fondo de Cohesión más de dos años. El objetivo de estos regalos, sin embargo, según reconocían fuentes próximas a la presidencia, no era otro que apurar los límites de la negociación y acorralar al único país que parecía dispuesto a arrostrar el coste político de vetar los presupuestos, Gran Bretaña.
Blair cumplió su palabra y rechazó una tras otra las últimas propuestas de Juncker. Ni siquiera aceptó la posibilidad de congelar el cheque en 5.200 millones de euros. Blair exigía la garantía de que recibiría 7.000 millones de euros anuales hasta 2013. Y, sobre todo, el compromiso firme de que se revisaría todo el sistema de gasto comunitario, que ahroa concentra el 40% de los recursos en los subsidios agrícolas.
Francia absorbe el 25% de esa partida, que le reportan unos 10.000 millones de euros al año a sus agricultores.
La imposibilidad de alcanzar un compromiso de mínimos, como el que proponía la última oferta presentada por la presidencia de la UE, revelar, además, la profunda reticencia de una buena parte de los socios a destinar recursos públicos a un proyecto común de cuyos beneficios empiezan a dudar.
Los presupuestos pueden convertirse, además, en la primera víctima del seísmo político provocado por los referendos sobre la constitución y que los líderes comunitarios, durante 15 días, se negaron a admitir.
El primer ministro holandés, Jan-Peter Balkenende, adoptó, de hecho, la postura más intransigente durante una buena parte de la jornada. El holandés exigía una rebaja 'personalizada' de su aportación, de unos 1.000 millones de euros, pagadera mediante un cheque como el que disfruta el Reino Unido desde hace 20 años.
La elevada contribución neta de Holanda al presupuesto comunitario, la más elevada en términos per cápita está detrás de la negativa.
Y Balkenende, lejos de sentirse debilitado por su derrota en el referéndum sobre la constitución, se presentó imbuido por un 'mandato popular fortísimo' para reclamar una disminución substancial de la contribución holandesa, que alcanza 5.000 millones de euros anuales.
A media tarde, el presidente francés, Jacques Chirac, había mejorado sensiblemente las posibilidades de rematar las negociaciones al mostrarse dispuesto a aceptar 'una congelación del cheque, sin reducción'. Blair aceptaba, por su parte, reducir el cheque británico en una cantidad equivalente a la que tengan que aportar los nuevos socios del Este para financiarlo. Este espejismo de llegar a un acuerdo, se desvaneció. El veto reporta a Blair una victoria ante su electorado, pero a costa de arriegarse a un aislamiento con el Continente.
España rechazó una prórroga de cuatro años
'El primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, en un deseo de satisfacer a todas las delegaciones menos al Reino Unido, ofreció a España una prórroga de cuatro años en el Fondo de Cohesión. En total, una ayuda de 2.800 millones de euros, a razón de 1.200 millones de euros el primer año; 850, el segundo; 500, el tercero; y 250, en el último ejercicio. España, sin embargo, rechazó también la propuesta, previsiblemente para no dejar comprometida su posición durante las negociaciones venideras. El Gobierno teme ahora que la prolongación de las negociaciones hasta 2006 empeore las expectativas de España por el presible incremento del PIB tanto a nivel nacional como a nivel autonómico. Dos regiones, Castilla-La Mancha y Galicia, se encuentran al borde de perder su derecho a los máximos subsidios de la UE. Con la última propuesta presentada por Luxemburgo, España seguiría siendo el principal beneficiario de los 15 socios más veteranos y sólo el segundo, por detrás de Polonia, entre los 25. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, calificó, sin embargo, de 'insuficiente' la oferta luxemburguesa durante su intervención en el Consejo, según explicaron fuentes de su entorno. Entre 2000 y 2006, España recibirá de los presupuestos europeos 48.715 millones de euros más de lo que aporta. Ese saldo podría caer hasta 5.000 millones durante el próximo período.