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Hipotecas

El coste de la flexibilidad

Hay préstamos que permiten modificar sus condiciones. Hacerlo tiene un precio

Adjetivos no faltan. Fácil, Abierta, Flexible, Elástica, son algunas de las denominaciones que bancos y cajas utilizan paras sus hipotecas más flexibles, esto es, los que permiten modificar las condiciones del préstamo según las necesidades del cliente y aumentar o disminuir la cuota y el periodo de amortización, respectivamente.

Estos préstamos que recogen estas opciones en sus condiciones, permiten, entre otras ventajas, reducir el plazo de amortización si el cliente lo considera oportuno y tiene la posibilidad de afrontar un pago mensual más elevado. O viceversa. En cualquier caso, hacer uso de una de estas opciones, aunque esté contemplada en las condiciones del préstamo, tiene un coste. 'Son gastos de modificación', sostienen desde algunas entidades. En otras, la tasa se denomina comisión por cambio de cuota, como en Deutsche Bank.

Esta entidad, que comercializa la Hipoteca Flexible, y que permite cambiar la cuota del préstamo, aumentándola o disminuyéndola, en función del plazo de amortización, cobra 30 euros por modificar esta condición.

Exactamente el doble cobran otras entidades como La Caixa, que ofrece la misma flexibilidad que Deutsche Bank en su Hipoteca Abierta, y BBVA en la Fácil. BBK, por su parte, es de las pocas que exime de abonar esta tasa pese a que contempla la posibilidad de acortar o alargar el plazo del préstamo hasta en 10 años, un máximo de cuatro veces durante toda la vida de la hipoteca.

Otra de las entidades que cuenta con una hipoteca flexible es Bankinter, que la apellida Sin, y que también contempla restricciones cuando se hace uso de esta elasticidad. 'Una vez transcurridos los dos primeros años, se puede alargar el plazo en seis meses por cada 12 meses pagados y transcurridos, descontando los 24 primeros meses', señalan desde la entidad. En todo caso, continúan, 'la duración del préstamo incluidas las prórrogas no puede superar los 40 años'.

Una alternativa para los que no tienen este tipo de hipotecas, cuya comercialización se inició hace unos años, es renegociar directamente las condiciones que aplica el banco o la caja. En este caso, esta operación se articularía mediante una novación, que requiere de escritura pública y por lo tanto de los gastos habituales de notario, registro y gestión, además de la propia comisión por novación, por lo que implementar este mecanismo sólo merece la pena cuando las condiciones antiguas son muy malas y la diferencia respecto a las que se ofertan actualmente es muy grande. Además, existe la posibilidad de realizar estos mismos cambios pero a través de un contrato privado entre el banco y el cliente, lo que evita los gastos de escriturar públicamente pero tiene una validez limitada.

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