_
_
_
_
Crisis

China escarmienta de los errores de Japón

Es uno de los asuntos críticos en la economía mundial, que centra la atención de todos los grandes actores del mundo financiero: EE UU no ceja en su presión sobre China para que revalúe el yuan, cuyo cambio lleva 10 años moviéndose entre 8,27 y 8,28 unidades por dólar. Pero ésta es en realidad una vieja historia ya repetida. En 1985, Washington hizo la misma jugada con Tokio, que mantenía entonces un alto superávit comercial con la economía estadounidense y una moneda infravalorada. El escenario y el guión son similares, pero el protagonista ha cambiado y no parece tan dócil como Japón.

'La experiencia japonesa está siempre en mente de los políticos chinos, que no quieren repetir el mismo error', afirma Anthony Chan, de ACM. 'China no puede asumir una revaluación de su moneda en este momento, porque no tiene un PIB basado en demanda interna, sino en inversión. Los chinos no van a repetir el error de Japón, que desembocó en la crisis financiera de los noventa', apunta Juan Laborda, de Barclays Bank.

Concomitancias entre el Japón de entonces y la China de hoy hay muchas: fuertes tasas de crecimiento económico, abundante liquidez, pésima salud de las carteras crediticias y especulación desatada en el mercado inmobiliario. Pero también hay diferencias. 'China tiene un tipo de cambio fijo. Incluso modificando el régimen a una cesta con una apreciación del 10% no crearía el tipo de apreciación que el yen padeció en los ochenta la moneda japonesa se apreció un 102% en un plazo de tres años. Hay una enorme diferencia en cuanto a magnitudes. El debate no es sobre si deja flotar o no el yuan, sino si se mantiene un tipo de cambio infravalorado o se permite una modesta apreciación', sentencia Alex Patelis, estratega de Merrill Lynch.

El mercado calcula que la infravaloración del yuan chino es del orden del 60%

Pero las disparidades no son sólo de orden técnico. 'El gran problema es que el 60% de los créditos en China son morosos y el 90% de estos deudores son agencias estatales. Para una liberalización sería necesario un saneamiento previo del sistema financiero', recuerda Prem Thapar, de BNP Paribas.

'Japón era entonces una economía desarrollada. En cambio, China acaba de empezar a elevar la categoría de valor añadido de sus exportaciones', comenta Josep Comajuncosa, profesor de economía de Esade. 'El asunto clave es que el Gobierno chino ha infravalorado el yuan a base de comprar bonos públicos estadounidenses, que pagan una rentabilidad muy baja que incluso podría volverse negativa si se produjera una debilidad destacable del dólar. Es difícil cuantificarlo, pero esto restaría puntos al crecimiento del PIB chino', advierte Comajuncosa. Pero el profesor de Esade también recuerda que 'a largo plazo las fijaciones artificiales terminan mal y peor cuanto más se espera. Sucedió en Argentina, en Corea del Sur y también en el sudeste asiático'.

Lo que sí parecen compartir China y Japón son los enormes riesgos que entraña el movimiento de las divisas. Entre 1985 y 1989, el índice Nikkei creció un 237% y la capitalización en Bolsa de las empresas niponas llegó a superar al PIB estadounidense, pese a que el valor de la economía americana en realidad duplicaba al de la japonesa. China afronta riesgos derivados del desequilibrio existente entre su economía y su moneda. 'Se habla de que la moneda está infravalorada un 60%, con lo que una libre flotación daría paso a un flujo brutal de dinero caliente. Ahí va a haber mucha tensión', vaticina Prem Thapar.

El ruido de fondo del mercado hacía pensar en una inminente flexibilización del yuan, pero los expertos creen que esa posibilidad se aleja. 'Un cambio en los próximos meses es ahora imposible', asegura Anthony Chan. 'Si al final no hubiera guerra comercial, es posible que Pekín siguiera adelante con una modesta apertura de la banda de fluctuación de entre el 2% y el 3% para finales de 2005', concluye el experto de ACM. De momento, China ya ha advertido que es precisamente la presión internacional lo que está retrasando la apertura del sistema cambiario.

La inviabilidad de repetir el 'acuerdo del Plaza'

El 22 de septiembre de 1985, los países del G-5 (EE UU, Francia, Alemania, Reino Unido y Japón) se reunieron en el hotel Plaza de Nueva York y aceptaron tomar una serie de medidas 'para garantizar la sostenibilidad del crecimiento', que pasaban por que Alemania y Japón revaluaran su moneda, dado el elevado superávit comercial que tenían con EE UU y que no gustaba nada a Washington.Repetir ahora el mismo acuerdo con China, uno de los grandes financiadores del déficit de EE UU, es bastante más complicado. 'China está financiando a EE UU la guerra de Irak a través de la compra de sus bonos. Esta deja a Washington sin capacidad de presión', destaca Comajuncosa.'Probablemente Pekín flexibilizará su moneda en los próximos 12 meses, pero es seguro que no lo hará de una forma similar al acuerdo del Plaza y definitivamente no será un pacto que se firme en un hotel americano', adelanta Jason Pidcock, gestor de Mellon.

Archivado En

_
_