El peligro de ser demasiado cumplidor
Expertos de EE UU alertan de que acudir a trabajar enfermo reduce la productividad y dispara las bajas por contagioPistas
Ese empleado responsable que no sólo realiza su trabajo en condiciones normales, sino también cuando se encuentra asediado por la gripe, silenciado por una faringitis o aplastado por una hernia discal tiene nombre: se llama presentista. El presentista es un trabajador modélico hasta el extremo. Excepto cuando la fiebre alta le obliga a guardar cama, jamás abandona su silla. No importa que tenga mareos, que inunde a sus compañeros con toses y estornudos o que provoque aprensión al dar la mano a sus clientes. Su sentido de la responsabilidad le obliga a seguir.
Aunque a primera vista el presentista pueda parecer el sueño de todo empresario, hay quien ya ha comenzado a sacarle defectos. Algunos expertos en salud laboral de Estados Unidos aseguran que el presentismo provoca más pérdidas a las empresas que su contrario, el absentismo. Las razones de este análisis son dos: por un lado el trabajador que acude a la empresa con problemas de salud reduce considerablemente su productividad, con el agravante de que al no cuidarse ese efecto se alarga. Por otro, la posibilidad de contagio termina multiplicando el número de bajas.
En cuanto a la primera circunstancia, un estudio elaborado por la farmacéutica Advance PCS en Estados Unidos concluye que trabajar en malas condiciones de salud provoca una pérdida de productividad equivalente a 115 horas y más de 1.100 euros anuales por persona. Algunos organismos, como The Health Coalition de Tampa, en Florida, aseguran que la pérdida de productividad por presentismo es 7'5 veces mayor que por absentismo.
Junto a esa razón, otros especialistas sostienen que el trabajador que acude a su puesto afectado por alguna dolencia infecciosa expone a sus compañeros al contagio, lo que multiplica las bajas laborales y con ellas las pérdidas para las empresas. El ejemplo más ilustrativo de esta situación es una enfermedad como la gripe, que sólo en España provoca la pérdida de 60 millones de horas laborales al año. En ese sentido, algunos expertos estadounidenses sostienen que los empresarios deben convencer a los trabajadores para que permanezcan en casa hasta que se curen.
El enfoque de los facultativos españoles es, sin embargo, diferente. 'El período de incubación de una gripe es corto -de 18 a 72 horas después de infectarse- y asintomático por lo que no se puede proponer una medida de ese tipo porque es una situación que no se puede objetivar', explica Manel Santaló, director de asistencia sanitaria de Asepeyo. Una opinión muy similar sostiene José María Antón, coordinador médico nacional de Fremap, quien recuerda que es el médico de cabecera el que debe evaluar la situación del trabajador y determinar si debe o no tener la baja laboral.
Antón recuerda que hay muchas circunstancias que inciden en la productividad y que una medida de este tipo implicaría mantener a las personas 'en una urna de cristal'.
A favor de vacunar a las plantillas
Que la gripe incide sobre la productividad de las empresas es un hecho que ningún experto en enfermedades infecciosas se atreve a discutir. Por ello, la propuesta de vacunar contra el virus de la influenza a las plantillas en los centros de trabajo cuenta con muchos apoyos. 'Nosotros somos partidarios de que la vacunación contra la gripe se extienda a la población laboral y no se quede sólo en los grupos de riesgo', explica, por ejemplo, Manel Santaló, director de asistencia sanitaria de Asepeyo. Una medida que respalda la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo, que sostiene que la relación coste-beneficio respecto a las bajas laborales 'es indiscutible'. Según datos del colectivo, por cada euro que una empresa invierte en vacunas recupera 50.