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CincoSentidos

'Economía y narrativa son complementarias'

Mijail Glinka fue un compositor ruso que vivió en España entre 1845 y 1847. Su gran mérito: elevar la música tradicional española a categoría de música sinfónica y proyectarla a sus discípulos, Balakirev, Korsakov y Borodín. Más de 150 años después de que abandonara nuestro país, Glinka sigue siendo un desconocido para los españoles. José Aranda (Bolaños de Calatrava, Ciudad Real, 1942), economista, estadístico y narrador, salda la deuda con el músico ruso en Glinka, una obra teatral que estrenará el 11 de mayo en ruso en el Teatro Maiakovski de Moscú.

José Aranda descubrió el personaje leyendo Los papeles españoles de Glinka (las cartas enviadas por el compositor a sus amigos y familiares durante su estancia en nuestro país). Glinka llamó su atención por un doble motivo: el interés por la música -en 1995, siendo director general del Instituto Nacional de Estadística impulsó la edición del libro Música y estadística, que conmemoró el 50 aniversario del organismo- y por el siglo XIX -sus libros Bandoleros y Merino el guerrillero están ambientados en esta época-.

'Lo maravilloso de Glinka es que penetra en el espíritu español. El capricho brillante sobre la jota aragonesa una de sus composiciones españolas tiene una fuerza superior a las jotas de otros compositores, como Falla. Entre otras cosas, porque la espiritualidad del pueblo ruso es parecida a la del español. Es un pueblo que ha demostrado su amor a nuestra cultura y sobre todo al Quijote', explica Aranda. Proximidad afectiva, que se suma a una historia común: 'Napoleón fue vencido por los dos pueblos', recuerda el escritor.

A las autoridades rusas les ha hecho gracia que un autor español se ocupe de la vida del compositor considerado el padre de la música nacionalista rusa. 'El mejor de los cumplidos que me han hecho es que la obra parece escrita por un ruso', señala el escritor. José Aranda es un gran conocedor de la literatura rusa y por Glinka desfilan personajes que podrían haber sido escritos por Chejov o Dostoyewski.

Glinka es un proyecto internacional, que cuenta con el apoyo del Instituto Cervantes, dirigido por Joan Frank Charansonnet, actor y director de teatro nacido en Granollers y establecido en Moscú que dirigió en Rusia Carta de amor de Arrabal.

José Aranda cultiva la actividad literaria desde sus tiempos en la universidad y confiesa que le gustaría mucho más vivir de artista. 'Lo verdaderamente extraordinario es tener una profesión y una fuente de vida digna que te permita hacer lo que te gusta'. No es el único economista y estadístico que compagina su profesión con la literatura. 'Son actividades que se complementan', recuerda el autor. 'La narrativa te sirve para poder contar con elocuencia cuestiones económicas o de tipo social'.

José Aranda ha escrito cuentos, guiones, artículos -es colaborador habitual de Cinco Días-, novelas. El teatro es una experiencia nueva, pero 'emocionante' (además de Glinka, ha escrito Como Cervantes, con la que contribuye a los actos del IV Centenario del Quijote). 'El teatro representa el contacto directo con el público, máxime en una obra como Glinka que incluye insertos musicales. 'Apreciar la respuesta del público será muy interesante'.

El legado del compositor

Glinka abandonó nuestro país con la pena de no haber podido escuchar sus composiciones españolas para orquesta: El capricho brillante sobre la jota aragonesa y Recuerdo de una noche de verano en Madrid. En su equipaje, muchas partituras que servirían a Balakirev para componer piezas españolas y a Korsakov para Capricho español.Glinka indaga en cómo pudieron ser los últimos meses de vida del compositor en su casa de San Petesburgo en 1857. Aranda muestra el empeño del musico en transmitir sus conocimientos a Balakirev para que continúe su obra. El autor se ha permitido algunas licencias, como integrar a Alexander Pushkin. El escritor ruso había muerto años atrás y probablemente nunca tuvo contacto con Glinka, pero ejerció una notable influencia en el compositor. Glinka fue el primero en incorporar textos de Pushkin en sus obras (después lo hicieron Korsakov, Mussorgski y Tchaikowski).La obra se estrenará posiblemente en Zaragoza para el Pilar y en el Festival de Otoño de Madrid.

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