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Volkswagen y Mercedes pugnan por fabricar el nuevo 'papamóvil'

Qué mejor gancho publicitario para un fabricante de automóviles que el representante de Dios en la Tierra te elija para sus desplazamientos? Algo así deben haber pensado en la cúpula directiva de Volkswagen, el mayor fabricante de coches del continente, dueño de Audi, Seat, Skoda o Lamborghini. El consorcio alemán se ha ofrecido al Vaticano para construir el nuevo papamóvil, un honor que, durante el pontificado de Juan Pablo II, ostentaba Mercedes Benz, filial de DaimlerChrysler.

Volkswagen patrocinará en agosto el XX Día Mundial de la Juventud en Colonia, cita en la que pondrá a disposición de las autoridades asistentes alrededor de 100 vehículos y que se convertirá en el primer evento en el que participe Benedicto XVI fuera de las fronteras vaticanas. Los directivos de Volkswagen, encabezados por su presidente, Bernd Pischetsrieder, han pensado que ya que van a transportar a los fieles, por qué no hacer lo propio con el Papa. Esta intención, confirmada durante la junta de accionistas de Volkswagen el 21 de abril, abre una carrera entre los dos mayores constructores de Alemania, el país que, precisamente, vio nacer a Joseph Ratzinger.

El Vaticano no se ha pronunciado aún. Mientras, el nuevo Papa celebró el domingo su primer encuentro con sus fieles sobre... un italianísimo Fiat.

Pío XI fue el primer papa en trasladarse en un Mercedes Benz, y tanto Pablo VI como Juan XXIII o Juan Pablo II recibieron más tarde sus propios modelos de la casa alemana

El papamóvil saltó a la fama a raíz del atentado sufrido por Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 mientras circulaba con un coche descubierto por la plaza de San Pedro. Entonces, el Vaticano decidió blindar un Range Rover para que el pontífice pudiese continuar con sus baños de masas. Posteriormente, la marca de la estrella, que había entregado su primer coche a Juan Pablo II en 1979, fabricó su primer papamóvil y otros modelos para la Santa Sede. El último de estos vehículos fue una versión del ML 430.

Sin embargo, Karol Wojtila no sólo se reunió con sus fieles a bordo de un Mercedes Benz. De hecho, en su visita a Barcelona en 1982 viajó a Montserrat en un Range Rover, un modelo que usó en 1993 en Madrid. En distintos viajes por Centro y Suramérica, Juan Pablo II se desplazó en un Ford-150, un Chevrolet Cheyenne, un Renault Trafic o un Cadillac Seville.

Todos estos vehículos, no obstante, fueron medios de transporte puestos a disposición del Papa excepcionalmente. La consideración de coche oficial ha sido propiedad casi exclusiva de Mercedes Benz, marca que, de hecho, mantiene una larga relación con el Vaticano. El primer modelo regalado a un Sumo Pontífice se entregó en 1930. Su destinatario, Pío XI; el coche, un Nürburg 460. Juan XXIII, por su parte, recibió en 1960 un Mercedes Benz Cabrio 300 D. Un lustro después, a Pablo VI se le entregó un imponente 600 Pullman Landaulet y un 300 SEL. Entre medias, eso sí, se ha logrado colar algún que otro Audi, o un Citroën Lictoria Sex, coche regalado en 1930.

La última tentativa la protagonizó Fiat en 1999, cuando Giovanni Agnelli regaló un Lancia Thesis a Wojtila. Misteriosamente, se publicó que el coche costaba 150.000 euros, lo que llevó al Vaticano a insinuar que Fiat hacía publicidad a su costa. El Lancia volvió a Turín. Y Juan Pablo II, al cuero de su Mercedes Benz.

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