JPMorgan se compromete con la protección del medio ambiente
A mediados de marzo, miembros del grupo ecologista RAN (Rainforest Action Network) se acercaron al barrio donde reside William Harrison, consejero delegado de JPMorgan Chase, para colgar carteles con su imagen. Bajo la llamada de Se busca, los miembros de RAN señalaban a Harrison como el responsable de un banco 'que invierte en proyectos sociales y medioambientalmente destructivos en docenas de países'. Los ecologistas solicitaban a los vecinos que convencieran a Harrison de 'hacer lo correcto'.
A la presión de RAN se une el cada vez mayor peso de grupos inversores con motivaciones sociales (algunos de inspiración religiosa) y, aunque el banco niega que haya capitulado, desde hace meses se ha trabajado en las demandas de éstos. Finalmente, la oficina de asuntos medioambientales del JPMorgan (abierta en 2004 y presidida por Amy Davidsen) presentó el lunes un documento en el que se detallan las líneas maestras de un compromiso medioambiental en su política bancaria. 'Nuestro objetivo es hacer una contribución positiva a la sostenibilidad del medio ambiente con la integración de principios que lo protejan en nuestro modelo de negocio', dicen en su página en internet.
Como primera medida, el banco asegura que restringirá sus relaciones bancarias con proyectos industriales que tengan el potencial de causar un impacto ecológico negativo. Entre otras directrices, dice que creará un amplio mapa de 'zonas prohibidas', es decir, áreas geográficas 'sensibles' desde un punto de vista social y medioambiental en las que no financiará actividades madereras comerciales o plantaciones. Además, pedirá a los clientes que tengan relaciones con madereras que certifiquen con auditorías independientes que su materia prima es de bosques no amenazados.
La entidad que dirige William Harrison quiere que EE UU adopte una política para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
El banco dice ser beligerante con las emisiones de gases que causan el efecto invernadero e incluirá en sus análisis de crédito estudios de emisiones de dióxidos de carbono para decidir financiación a las empresas de energía. Además, la entidad dice que va a dar salida a productos financieros para promover la reducción de emisiones.
Desde un punto de vista más político, el banco asegura que va a abogar ante el reacio Gobierno de George Bush, que se ha negado a firmar el Protocolo de Kioto. La entidad quiere que EE UU adopte una política nacional, 'basada en criterios de mercado', para reducir las emisiones de gases que causan el efecto invernadero, lo que le convierte en el primer banco que se compromete a tanto.
Citigroup y Bank of America fueron los primeros que adoptaron una política medioambiental por la presión de las ONG que han comprobado que es más fácil obtener concesiones de las entidades bancarias, que consiguen así una buena campaña de relaciones públicas con cuestiones que no les cuestan mucho dinero, que del Gobierno o las empresas con actividades medioambientalmente agresivas.
No obstante, JPMorgan, al ser el tercero, ha querido dar un paso más y ha anunciado su adhesión a los Principios de Ecuador con un compromiso más duro que su actual treintena de miembros. Este código voluntario de estándares medioambientales del Banco Mundial establece normas para hacer préstamos de más de 50 millones de dólares en proyectos de grandes infraestructuras. JPMorgan se ha rebajado el límite a 10 millones.