Entrar y salir del mercado pasa factura
Hace una semana todo eran ventas en los mercados y hoy por el viernes son todo subidas. Si un inversor hubiera dado orden de vender su fondo de Bolsa el viernes pasado, para cuando se hubiera liquidado se habría perdido todo el rally de los últimos días'. Antonio Fraile, responsable de fondos de Inversis, resume aquí uno de los errores más comunes de los inversores de fondos: la operativa a corto plazo.
Diversos estudios ponen de manifiesto que intentar aprovechar las tendencias del mercado comprando fondos cuando sube la Bolsa y vendiendo cuando baja termina por pasar factura a la rentabilidad que obtiene el inversor. Y no es que los inversores de fondos jueguen habitualmente a corto plazo en el mercado, pero muchas veces el temor a caídas provoca equivocaciones. 'El inversor, en general, tiende a tomar decisiones llevado por estados anímicos, lo cual no suele ser acertado', apunta Borja Largo, director de Investment Consulting de Allfunds Bank, plataforma de asesoramiento y contratación de fondos.
Un informe de la compañía estadounidense de análisis de mercado Dalbar pone de manifiesto que los inversores que tratan de aprovechar los tirones puntuales del mercado o que intentan evitar las caídas a corto plazo terminan por pagar las consecuencias. Según un estudio de esta compañía, el inversor que juega a corto plazo en el mercado de fondos, lo que se conoce en inglés como market timing, no sólo no vence a los índices, sino que puede cosechar pérdidas. Entre 1984 y 2003 el S&P 500 ganó un 12,98% de media anual, mientras que el inversor medio de fondos de Bolsa estadounidense ganó un 3,51%. Los inversores que sistemáticamente hicieron aportaciones al fondo cada mes ganaron un 6,8% de media anual porque sin salirse del mercado aprovecharon las caídas para entrar. Frente a éstos, aquellos partícipes que trataron de aprovechar los movimientos a corto perdieron un 3,29%. Es decir, que la actitud del inversor pesa más en la rentabilidad final que la evolución del fondo.
'El inversor particular muchas veces va a contra pié porque lo primero que mira es la rentabilidad', asegura Fernando Luque, analista de Morningstar. La consecuencia habitual es que el inversor suele entrar en el mercado demasiado tarde y salirse demasiado pronto. Basta con echar un vistazo al flujo de dinero hacia fondos de renta variable española y la evolución de la Bolsa para percibir una elevada correlación entre las subidas bursátiles y la entrada de dinero en los fondos.
'El 90% de la rentabilidad de una cartera proviene de la distribución estratégica de activos. La aportación del market timing está cerca de cero y a veces es negativa', explica Sergio Fernández, de Allfunds.
Carteras de gestión activa, no especulativa
La expresión gestión activa se ha convertido en un reclamo para los inversores y en una clara apuesta para las entidades financieras. La idea es sencilla: se trata de crear una cartera diversificada de fondos a medida de un inversor e ir equilibrando el peso de los activos según las perspectivas de mercado. Cada cierto tiempo, mensual o trimestralmente, el gestor revisa la cartera y acomete los cambios que crea oportunos.El problema surge cuando esa gestión activa se lleva al extremo. 'Se confunde la gestión activa con estar saliendo y entrando del mercado, cuando de lo que se trata es de realizar un control de riesgo en el tiempo según las condiciones de mercado', afirma Borja Largo, de Allfunds Bank.Otro aspecto que destacan los expertos es que la práctica de vender y comprar fondos, aunque fiscalmente no está penalizado, sí conlleva un gasto importante de corretaje que merma la rentabilidad final del inversor.