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Ahorro

Comisiones en ascenso

Sacar dinero de un cajero perteneciente a una entidad distinta a la emisora de la propia tarjeta puede salir caro.

Sacar dinero de un cajero perteneciente a una entidad distinta a la emisora de la propia tarjeta puede salir caro. Si el plástico es de la modalidad débito, la tasa que se suele aplicar a esta operación ronda los 0,5 euros, pero si la extracción se realiza a crédito, el cliente ya puede prepararse para pagar hasta un 5%, dependiendo de la entidad. Traducido a euros, significaría que sacar por 500 euros en un terminal de una entidad distinta a la del cliente, éste debería abonar una comisión de 25 euros. Sin olvidar el mínimo que aplican casi todos los bancos y cajas y que en este tipo de operación oscila entre los 1,5 euros y los tres euros. Es decir, 26,5 euros en total.

En algunos casos, estas tarifas se ha incrementado hasta en dos puntos en el último año y medio. Es el caso de Banesto, que cobraba el 3% con un mínimo de 2,40 euros por sacar dinero a crédito en los cajeros de la propia entidad, y actualmente aplica una tasa del 5% con un mínimo de 3,01 euros por la misma operación. Esta situación ha obligado a los clientes a afinar su atención para buscar un cajero de su propia entidad. Y es que no sólo existen tales comisiones cuando se trata de sacar a crédito, en las tarjetas de débito la comisión también se incrementa cuando la extracción de realiza en terminales de redes distintas a las que pertenece el banco o caja de la que se es titular.

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La tendencia es que las entidades desglosen los gastos, como el de tipo de cambio que ha anunciado BBVA

En el Popular prevén que en tres años se pagará por sacar dinero a débito en el propio banco

Un cliente del Santander, entidad perteneciente al sistema 4B, abonará una menor tarifa (0,5 euros por operación) por sacar a débito de un cajero de esta red, que si realiza la misma operación desde un terminal de Servired, que será del 4% con un mínimo de 2,40 euros. La misma comisión que se le aplicaría al cliente si sacase dinero de un terminal francés o griego. Y es que desde hace año y medio, exactamente desde el 1 de julio de 2003, la comisión por extracción de efectivo en terminales de otros países de la UE no puede ser superior a la que se cobra en el ámbito nacional.

En cualquier caso, y siempre que no se trata de cajeros de la misma red, la tasa por utilizar los terminales no deja de aumentar. Por el momento, está establecida, en función de la entidad, entre los 0,30 euros que aplica Uno-e, Banco Popular y el Pastor, entre otros, y los 0,6 de Caixa Catalunya, BBVA, o Banesto. Y todo, pese a que el número de plásticos en España registra uno de los mayores incrementos de Europa.

Si se tiene en cuenta que la sola tenencia de una tarjeta ya conlleva gastos (en función de la modalidad, de débito o crédito, y dentro de esta última oro o platino, el coste de mantenimiento puede llegar a superar los 30 euros al año), y que su utilización siempre reporta ganancias a la entidad que la emite, una tarjeta es un negocio en sí mismo para una entidad financiera.

Que las comisiones no dejan de aumentar es una realidad que queda evidenciada no sólo en las tasas que publican las entidades ante el Banco de España, sino en sus propias cuentas de resultados. Un ejemplo de ello es que las grandes entidades se volcaron el pasado año en los productos que permiten exprimir mayores comisiones. Y los resultados se han dejado notar. BBVA y Santander lograron cubrir el pasado año más del 78% de sus gastos sólo con lo que percibieron por comisiones. Y es que ante los menores márgenes del negocio típico bancario, hay que volver la vista hacia negocios más suculentos.

Encarecimiento en dos años

La subida que han experimentado estas tasas en los últimos dos años es evidente. Casos como el de Banco Sabadell que ha elevado la tasa que cobra por extraer a crédito de sus propios cajeros del 2,5% que cobraba a mediados de 2003 al 3% actual, manteniendo el mínimo de 2,4 euros; o el de Barclays, que ha subido aún más esta tarifa, del 2% al 3%, y ha aumentado también el mínimo por operación, de los 1,8 euros a los 2,5 euros, son significativos. Ibercaja ha hecho lo propio, pero todavía en mayor cuantía, al elevar esta misma tasa del 1% al 4%. Junto a Banesto, que ha encarecido este servicio al subir la comisión del 3% que cobraba anteriormente al 5%, son las dos entidades que más han incrementado sus precios.

Otras entidades que no han elevado esta comisión sí han subido, sin embargo, el mínimo aplicado a cada operación, algo que al final se repercute en el cliente y que ve que independientemente de la cantidad que se saque termina abonando al banco o caja hasta un mínimo de tres euros.

Incluso algunas entidades que no exigían abonar una tasa por determinados conceptos ahora lo hacen. Ibercaja, por ejemplo, exime de comisiones cuando se trata de sacar dinero de un cajero propio con una tarjeta de débito sólo hasta cierto límite. A partir de la quinta operación, el cliente deberá abonar por este concepto 0,50 euros.

Las alarmas se han disparado y las reclamaciones por el cobro abusivo de comisiones se repiten año tras año en la memoria de reclamaciones del Banco de España, que las recoge y las publica puntualmente.

Respecto a su limitación, poco puede hacer el organismo regulador. Y es que las comisiones que aplica cada entidad por los servicios prestados son libres. Tan sólo existe la obligación de publicar las máximas cobradas y visarlas -demostrar que efectivamente se repercuten por los servicios prestados- ante esta institución. A partir de ahí, cada entidad puede decidir si cobra el máximo publicado, si aplica una tasa menor o si, en función de la vinculación que tiene el cliente con la entidad, le exime de abonarlas.

Terreno prolífico el de las comisiones. Al tiempo que aumentan las ya existentes, bancos y cajas optan por idear nuevas tasas que aumenten sus márgenes.

Un caso significativo que despertó recelos entre los usuarios fue el anuncio que hizo el Banco Popular hace unos meses. La entidad decidió que empezaría a cobrar una comisión por la extracción de efectivo de los propios cajeros fuera del horario de oficina. Algo que hasta el momento nadie había planteado, ya que sacar dinero en los cajeros de la propia entidad es, por el momento, la única operación gratuita en todas las entidades.

La reacción no se hizo esperar y ante el rechazo que provocó el anuncio, el banco volvió sobre sus pasos advirtiendo, eso sí, que antes o después terminaría cobrando a sus clientes por este concepto. El presidente ejecutivo de la entidad, Ángel Ron, que defiende el cobro de estas tarifas, ya lo dejó claro en su momento al señalar que en tres años, la entidad cobraría por este servicio.

Según Ron, esta tendencia de la banca de añadir y aumentar las comisiones existentes tiene su explicación en 'los bajos tipos de interés, los estrechos márgenes comerciales y la mejora de las condiciones de la economía de las familias que demandan más y mejores servicios obligan a las entidades financieras a trasladar los costes de los servicios a los usuarios'. El Popular, en concreto, ingresó el pasado año en concepto de comisiones 669,5 millones de euros, incluyendo en esta cifra además de tarjetas, las tasas gravadas a cuentas, depósitos, fondos o seguros.

Otros se embolsaron mayores cantidades, caso del Santander y del BBVA, que ganaron 1.487 millones de euros y 1.647 millones de euros, respectivamente por las comisiones de todo tipo que cobran a sus clientes. El hecho de que las entidades no desglosen este ingreso por productos dificulta conocer qué importe se deriva de cada uno.

Máxima transparencia

Una alarma similar ha saltado esta semana cuando el BBVA ha remitido a sus clientes una carta en la que se les informaba de un nuevo gasto. Nuevo, quizás por desconocido. La comisión, que según los expertos no se puede considerar tal al tratarse de un gasto, no es más que un recargo sobre el tipo de cambio que ya se venía aplicando a las compras que el cliente realizaba en países con divisa distinta al euro. De entrada, el anuncio de la entidad de que cobrará el 1% por todas las transacciones realizadas con tarjeta en zonas en las que no rige el euro ha causado cierta recelo. La impulsora de semejante medida ha sido, sin embargo, la propia Visa, que demanda una mayor transparencia en los gastos que se cobran al cliente final.

Tanto desde las entidades como desde el propio regulador explican que esta cantidad, el 1% de lo gastado fuera de la zona euro (anunciadas también por La Caixa y Uno-e y que previsiblemente harán otras entidades) es fruto de desglosar el tipo de cambio que por estas operaciones repercuten Visa y Mastercard a la entidad en cuestión.

La sorpresa ante el conocimiento de este gasto ha sido notable. Y es que muchos desconocían que en el precio final de las compras abonadas con tarjeta en países fuera de la zona euro, al trasladarlo a moneda local ya se incluía la comisión por tipo de cambio. En las entidades explican que esta medida fomenta la transparencia en las operaciones.

Pese a que muchos pueden llevarse las manos a la cabeza al conocer esta comisión, sigue siendo inferior al gasto por tipo de cambio que aplican bancos y cajas cuando se trata de convertir moneda en efectivo en otra divisa, cuya comisión es sensiblemente mayor. La tendencia, según mantienen fuentes de bancos y cajas, es que todos los gastos que terminan repercutiéndose al cliente se desglosen en el extracto que al final llega a sus manos. Controlar el gasto será de este modo, explican, será más fácil.

Algo que existía pero pocos conocían

¿Una nueva comisión? Seguramente muchos se hayan hecho esta pregunta tras conocer el anuncio que ha realizado el BBVA esta semana y en el que explica que desde el mes de abril de 2005 'a todas las transacciones realizadas con tarjetas emitidas por BBVA en países cuya moneda oficial no sea el euro, se les aplicará una comisión por cambio de divisa del 1% sobre el importe que resulte de su contravalor en euros'. No es la primera vez que saltan las alarmas. Ya hace unos meses varias entidades anunciaron su intención de desglosar este gasto que les repercute Visa o Mastercard.Hasta ahora, cuando el cliente abonaba sus compras con tarjeta en países con divisa distinta al euro, en el importe final en moneda local se le incluía el tipo de cambio correspondiente, sin conocer a cuanto ascendía.De un tiempo a esta parte, y por recomendación de Visa, algunas entidades han empezado a informar a sus clientes del coste que se les repercute por el cambio de divisa, que en el caso de Uno-e, La Caixa y BBVA es del 1%, la misma cantidad que les repercute Visa.Otros bancos cobran otra cantidad, caso de Banesto, que para las mismas operaciones aplica el 2% con un mínimo de 2,4 euros. Santander publica ante el Banco de España la misma tarifa, aunque fuentes de este banco mantienen que no la aplican pero que están obligados a publicar las tasas máximas que pueden llegar a cobrar. No obstante, el Banco de España recomienda sólo la publicación de las tarifas realmente gravadas, lo que permitiría a la entidad aplicarlas. Quien pensaba que pagar con tarjeta suponía eludir la comisión por tipo de cambio se equivocaba.

El coste de ingresar un cheque en otra entidad

Si existe una queja común entre los usuarios de banca, es la comisión que repercuten bancos y cajas por el cobro o ingreso de cheques emitidos por otras entidades. La cifra no es baladí y, como en todas las tarifas bancarias, su cuantía está en función de la entidad.La forma más económica de cobrar o ingresar un cheque es, sin duda, en la propia entidad en la que se ha emitido. En muchas entidades, en estos casos, el cliente está exento de abonar cualquier comisión. No sucede lo mismo cuando se trata de plazas distintas y de diferentes entidades. En estos casos, el ingreso suele ascender a unos 0,60 euros, como sucede en Unicaja o el 0,10% con un mínimo de 1,80 euros que aplican en Bancaja.Otra historia es el cobro o la negociación del cheque en cuestión. La comisión se eleva y puede llegar a mermar buena parte del importe del cheque. Ibercaja, por ejemplo, cobra un 0,6% con un mínimo de 6,01 euros por el cambio de un cheque de viaje en efectivo si como contrapartida actúa la cuenta del cliente. Si en cambio, el cambio del mismo cheque quiere realizarse en efectivo, la comisión será del 1,4% con un mínimo de 9,02 euros. Esto es, querer transformar en efectivo un cheque de viaje de 100 euros puede costar 9,16 euros.En estos casos, conviene saber que el precio varía si se trata de la misma plaza (ciudad) o diferente. Banco Popular, por ejemplo, cobra el 0,30% sobre el nominal del cheque, con un mínimo de 2,50 euros si la negociación se realiza en ciudades distintas (por ejemplo, un cheque emitido por una oficina del Sabadell en Barcelona que se quiere cobrar en una sucursal del Popular en Madrid), o el 0,2% sobre el mismo nominal si el cheque se compensa en la misma plaza.

Las consultas también tienen un precio

Comprobar el saldo antes de sacar dinero, conocer el estado de la cuenta, consultar los últimos movimientos o asegurarse de que la transferencia realizada se ha hecho correctamente son operaciones habituales que pueden realizarse en un cajero automático.Pero, desde hace un tiempo, también pueden tener un coste. Sobre todo cuando se realizan en terminales ajenos a la red a la que pertenece la entidad emisora de la tarjeta.El importe no es elevado. Ronda los 0,50 o 0,60 euros en la mayoría de los casos. Algunas entidades aplican una tasa menor, caso de BBVA (0,30 euros por consulta en cajeros distintos a los del banco) o Caja España que, sin embargo, distingue entre las distintas redes también para estos casos. En Servired, por ejemplo, cobra 0,30 euros pero si se recurre a un terminal de Euro 6000 o 4B esta tasa se eleva hasta los 0,60 euros. Conocer el coste de realizar una determinada operación ya no se deja al azar ni tampoco hay que esperar a que finalice la transacción. Desde la aprobación de una orden ministerial el 24 de abril de 2003, las entidades están obligadas a informar al cliente, sea cual sea el cajero al que se dirija -independientemente de la red y la entidad a la que pertenezca- de la tasa que se le gravará por la operación en cuestión.En el caso de las tarjetas propias, el banco o caja debe especificar el importe exacto cuando la consulta se realiza en cajeros propios, que en la mayoría de los casos es gratuito. Cuando se trata de cajeros ajenos, no existe esta obligación tan precisa para la entidad, pero sí la de informar del cargo máximo que se puede llegar a repercutir en las operaciones realizadas con las tarjetas de otras redes.

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