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CincoSentidos

El retorno del sol

No sólo ocurre en el equinoccio de primavera, cada 21 de marzo; también en el solsticio de verano y en otras fechas con alguna incidencia solar. Son miles y miles de seguidores. Visten de blanco y algunos han viajado de muy lejos, con sus propios adminículos rituales y fantasmas: los adoradores del sol forman una secta dispersa que también se reúne en las pirámides de Egipto, o en los templos incas del Perú.

Aquí, en Teotihuacan, el gentío que escala la pirámide del Sol es tal que cuesta intentar la subida. En la cima, varios chamanes desgranan una salmodia en quechua, envueltos por nubes de copal, y los fieles levantan los brazos al cielo con ramos de flores. Los primeros rayos les llenarán de energía y buenas vibraciones.

Teotihuacan es la más sagrada de las ciudades, la que amasaron los dioses. El centro del universo. Eso al menos creían los aztecas que, cuando llegaron al valle de México, la encontraron ya abandonada. Ellos fundaron la gran Tenochtitlán (la actual ciudad de México) a imagen y semejanza de Teotihuacan. Cuando Cortés se apoderó del imperio azteca, ni se enteró de que existía, abandonada y semioculta por la maleza, esta ciudad mítica.

Teotihuacan es la más sagrada de las ciudades, la que amasaron los dioses

Sus primeros moradores se remontan al 600 a. C., cuando una veintena de aldeas agrícolas se esparcían por la zona. Hacia el 200 a.C. ya había una primera ciudad, con unos 7.000 habitantes dedicados a la agricultura y explotación de la obsidiana. Este mineral volcánico era crucial para, digámoslo así, la 'industria armamentística' de la época (puntas de flecha o lanza); así que la ciudad prosperó. Se levantó en su centro la pirámide del Sol (al mismo tiempo que en la Roma imperial, por ejemplo, se levantaba el Coliseo). Entre los años 350 y 650, Teotihuacan alcanza su máximo esplendor, con unos 200.000 habitantes -cuando ya en Roma no quedaban ni 10.000 vecinos-, y extendió su influencia a otras áreas mesoamericanas. Hacia el año 700, la ciudad muere (no se sabe si a causa de epidemias, invasiones o rebeliones campesinas) y desaparece bajo los hierbajos, asomando sólo sus ruinas.

Lo que hoy contemplamos es apenas la décima parte de lo que fue. La ciudad estaba surcada por dos grandes avenidas en forma de cruz que la dividían en cuatro barrios; el centro era la pirámide del Sol, pero más tarde ese ombligo se desplazó a lo que hoy conocemos como 'la Ciudadela'. La actual 'calle de los Muertos' (se llamó así en el siglo XV, porque se pensaba que las estructuras de sus flancos eran tumbas) es uno de esos dos ejes generadores. El tipo de construcción es el llamado 'de talud y tablero', es decir, a base de cuerpos aterrazados. Y todo, absolutamente todo, aparecía cubierto de pintura sobre una capa de estuco, con brillantes colores.

La visita al sitio puede consumir tanto tiempo como estemos dispuestos a dedicarle. Imprescindible, desde luego, la Ciudadela, un recinto o patio cerrado con el templo de Quetzacóatl en un flanco, en el cual se encontraron hasta 54 esqueletos con las manos atadas (¿víctimas de ritos agrarios?). La pirámide del Sol es la estructura más colosal, mide 225 metros de base (uno menos que la pirámide de Keops) y alcanza los 63 metros de altura. La pirámide de la Luna es más pequeña. Al lado, el Palacio de las Mariposas es uno de los recintos más ricos del conjunto, debió de servir de habitación u oficina a personajes destacados. Si se dispone de tiempo se pueden visitar los conjuntos habitacionales. Y desde luego hay que pasar por el Museo de sitio, que enseña mucho sobre la ciudad y presenta una gran maqueta ante un enorme vitral que invade la propia pirámide del Sol; y el Museo de Pintura, un arte especialmente desarrollado en esta ciudad 'donde los hombres se convierten en dioses', según el decir azteca.

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Iberia (902 400500) tiene dos vuelos diarios entre Madrid y México DF. La zona arqueológica de Teotihuacan se ubica en los municipios de San Martín de las Pirámides y San Juan Teotihuacan, a 48 kilómetros de ciudad de México. Se llega en coche por la carretera 132-D. Si se quiere ir en transporte público, en las estaciones de metro Indios Verdes, Martín Carrera, Basílica y Central del Norte se puede encontrar autocares. Para información sobre visitas guiadas, se puede llamar al teléfono (594) 956 02 76.Lo más próximo al sitio arqueológico es la Quinta Sol, un cuatro estrellas en Avenida Hidalgo, 26, teléfono (594) 956 04 60; o Villas Arqueológicas en San Juan Teotihuacan, Periférico s/n, teléfono (594) 956 01 67. Lo más recomendable, sin embargo, es alojarse en la ciudad de México, donde la oferta de hoteles es más amplia y para todos los presupuestos. El Gran Meliá México Reforma es un cinco estrellas de arquitectura vanguardista en pleno corazón financiero de la ciudad y a pocos pasos del centro histórico, con todos los servicios acordes a su categoría; la habitación doble cuesta 235 dólares, y el desayuno-bufé, de 12 por persona.Junto al sitio arqueológico de Teotihuacan existe un gran restaurante muy turístico, alojado dentro de un cenote -oquedad o caverna con aguas subterráneas, de carácter sagrado- en el que se puede almorzar al tiempo que se disfruta de un espectáculo folclórico con bailes, mariachis, etc.; no hay muchas más opciones en la zona; hay que recurrir a la propia ciudad de México.

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