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Bolsa

El mercado tiene todavía recorrido hasta los máximos alcanzados en 2000

El 6 de marzo de 2000 el Ibex 35 tocaba el cielo. La euforia inversora ante las promesas de la nueva economía de un futuro de esplendor llevó al índice selectivo de la Bolsa española a 12.816 enteros, su máximo histórico. En las mismas fechas los principales índices de las Bolsas mundiales alcanzaban sus cotas más altas impulsadas por la burbuja bursátil que se había iniciado en Wall Street.

El estallido de esta burbuja financiera tuvo nada menos que tres años de resaca en la que los inversores vivieron obsesionados con el riesgo y los índices mundiales no parecían ver el suelo, en medio de una especie de pesadilla económica que adquirió su máximo dramatismo con los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001.

El pinchazo bursátil tuvo, además, su efecto en la economía real y el fantasma de la recesión profundizó el pesimismo en los mercados. En sólo dos años, el Ibex llegó a perder más de la mitad de todo su recorrido. En plena crisis llegó a bajar hasta los 5.364 enteros (el 10 de septiembre de 2002). Sólo en los nueve meses que transcurrieron desde esa cota del 6 de marzo, el Ibex perdió 3.707 puntos, más de un 40%. Al acabar 2001, había retrocedido un 52% desde los máximos, y al finalizar el 2002, más del 100%, a 6.000 puntos.

'La Bolsa tiene un buen suelo y es más sano que la confianza se recupere poco a poco'

Los analistas creen que, cuando los grandes tomen el relevo, el recorrido del Ibex será más rápido

Cinco años después, la Bolsa se encuentra un 25,6% por debajo de su cota y los inversores parecen haber recobrado la confianza, pero 'sin las alegrías del pasado', en palabras de un analista bursátil. La recuperación iniciada en 2003, continuada en 2004 y fortalecida en estos primeros meses de 2005 ha llevado de nuevo este índice selectivo por encima de los 9.000 puntos (al cierre del viernes 9.538 enteros), pero la mayoría de los valores que lo componen están todavía muy lejos de sus máximos históricos y ningún analista confía en que el camino que queda hasta que la Bolsa se acerque de nuevo a la barrera de los 13.000 puntos pueda recorrerse antes de dos años.

Los expertos creen que tras el pinchazo tecnológico, los mercados han aprendido de los errores y la recuperación del entusiasmo bursátil llevará su tiempo. Además, todavía hay factores como el petróleo, el dólar, y otros riesgos geopolíticos, que impiden observar el horizonte con la claridad que exige la nueva mirada, más recelosa, de los inversores.

Pedro Mirete, director de Estrategia y Análisis de Ahorro Corporación, explica que 'la pérdida de confianza que empezó por las tecnológicas se fue trasladando primero a las empresas con beneficio previsible, luego incluso a las que tenían beneficio operativo y posteriormente a las que ofrecían intereses. Se llegó a dudar de todo. Ahora la recuperación de la confianza seguirá el mismo esquema, pero justo al revés. Los inversores recuperan primero su confianza en las empresas que tienen asegurada su solvencia, luego en las empresas que son capaces de devolver dividendos y pagarlos de manera sostenible y luego las de beneficio previsible. Sólo al final de este esquema se recuperarán las empresas en crecimiento, como las tecnológicas. Pero para que se llegue a este punto la confianza tiene todavía que ganar todavía muchos enteros'.

'Hasta que la economía no tire mucho más fuerte los inversores no se atreverán a invertir en empresas en crecimiento, lo que deja para el final al sector tecnológico y de telecomunicaciones', coincide Iván Sanfelix, de Intermoney.

Valores como Alcatel, Nokia, France Télécom o Deutsche Telecom se encuentran entre las compañías del Euro Stoxx que más han caído en estos últimos cinco años, en torno al 90%. En España, Terra es el paradigma de lo ocurrido y otras empresas como Telefónica, Amadeus, Bankinter (que apostó por Internet), Indra o TPI están muy lejos de alcanzar las cotizaciones de marzo de 2000.

De hecho, aunque las empresas están hoy mucho más rebosantes de salud y solidez que en el 2000 -cerraron 2004 con el mayor beneficio de su historia- y se han vuelto generosas a la hora de devolver el capital a sus accionistas, con fuertes crecimientos del dividendo, la mayoría de los valores del selectivo sigue aún a mucha distancia de sus máximos. Lo cierto es que la recuperación vivida en los últimos años no se atribuye a los grandes valores del selectivo, sino más bien a títulos de mediana y pequeña capitalización, muchos de los cuales ni siquiera forman parte de este índice. Los analistas coinciden que en el momento en que los grandes tomen el relevo el Ibex irá más rápido.

Sergio Mur, de Analistas Financieros, señala que 'los grandes todavía no tiran con fuerza, por lo que la marcha del índice es más lenta'. Hay que tener en cuenta que compañías como Telefónica, que pondera casi con un 20%, Santander (un 16%) o BBVA (12%) están todavía muy lejos de sus valores máximos.

El peso que tienen en el índice hace determinante su evolución, ya que su fuerza de arrastre es mucho mayor que la de los valores que hasta ahora vienen marcando el ritmo de la Bolsa. De hecho, entre los diez valores que mejor se han comportado en estos últimos años cinco años, la única compañía cuya ponderación en el índice, de acuerdo con su capitalización, supera el 5% es Repsol, que ayer cotizaba a 21,35 euros, por encima de su su cotización de marzo de 2000 (13,95 euros).

El peso conjunto de los otros nueve valores destacados en este lustro (Ferrovial, Altadis, Metrovacesa, Banco Popular, Sacyr Vallehermoso, FCC, Abertis, Acciona e Iberdrola) no llega ni al 20%, que es la ponderación de Telefónica. Los títulos de la operadora valían hace cinco años 32,6 euros y al cierre de ayer 14,05 euros, con lo que le quedaría un recorrido nada menos que del 132% hasta este nivel.

Pedro Mirete cree que 'nos encontramos más o menos en la mitad de la recuperación'. De momento, el mercado parece conformarse con superar la cota psicológica de los 10.000 puntos 'que sí podremos ver este año'. 'La Bolsa tiene un buen suelo y es bueno que la confianza se recupere poco a poco, porque el crecimiento será más sano y sostenible' , asegura Jesús Sánchez Quiñones, director de Renta 4.

No obstante, como señala Prem Thapar, de BNP Paribas, 'el tema de la burbuja ocurre con frecuencia en los mercados como consecuencia de la confianza progresiva en las tendencias alcistas. Cada 10 o 15 años hay una burbuja en algún lugar del mundo. Y como la historia se repite es previsible que dentro de unos años, cuando los inversores recuperen plenamente la confianza se produzca de nuevo otro estallido'.

Constructoras a la cabeza de las Bolsas

A principios de los años noventa, los inversores elegían las acciones en las que invertían movidos sobre todo por la rentabilidad por dividendo. Después, y a medida que subía el mercado, el interés se fijó en el beneficio por acción (BPA), más tarde al cash flow y en los años de la burbuja ya se pagaban las previsiones de ventas. Esta opinión, arrojada por Prem Thapar, de BNP Paribas, sirve para ilustrar por qué sectores como el de la construcción han arrebatado los primeros puestos de los más revalorizados en los índices en estos cinco años. Tras el desengaño por previsiones que en muchos casos eran humo, los inversores, a los que costó recuperar la confianza en los mercados, volvieron su atención hacia valores más sólidos, considerados refugio, y que al mismo tiempo ofrecían el atractivo de la remuneración al accionista. De este modo, sectores como el eléctrico, el petrolero y el de la construcción, que copaban los últimos puestos de los índices en 2000, lideran ahora los indicadores de los mercados. 'Actualmente está muy de moda invertir en valores con alta rentabilidad por dividendo, pero cuando empiece la subida de tipos este atractivo desaparecerá', explica Thapar. El buen comportamiento de valores como Abertis, Altadis, Acciona, Metrovacesa e Iberdrola entre otras, en el mercado español se explica por esto, según Mercedes Camacho, de Safei. Es cierto que a ello también ha contribuído la buena marcha de los negocios que desarrollan y la visibilidad de sus resultados.

Cuando el Nasdaq se dio a conocer

Otrora referencia habitual de las crónicas bursátiles, el índice tecnológico Nasdaq, que en sus niveles máximos, logrados el 10 de marzo de 2000, no ha recuperado el protagonismo que a lo largo de ese año lo dio a conocer.Ningún índice mundial ha recuperado los niveles máximos alcanzados en marzo de 2000 aunque, en términos generales, la recuperación ha sido más rápida en los estadounidenses que en los europeos. Los expertos achacan este comportamiento a la mayor flexibilidad de la economía de EE UU, que le permite acometer reestructuraciones más rápidamente de lo que se realizan en Europa. El índice Standard & Poor's 500 que, poco después del estallido de la burbuja arrebató al selectivo Dow Jones el título de referente de los mercados, ha ganado desde los mínimos que siguieron al estallido de la burbuja un 57%, mientras el Dow y el Nasdaq lo hacen un 50% y un 86%, respectivamente. No ha sido suficiente para acercarse a los máximos, de los que todavía están lejos.En los índices europeos, el español ha sido uno de los de mejor comportamiento. 'La mejora de las previsiones de Latinoamérica, donde las principales compañías del índice tienen inversiones, le ha beneficiado', señala Mercedes Camacho, de Safei. A ello se añade que el Ibex, a diferencia de otros índices, tenía un menor peso de la tecnología. Prem Thapar, de BNP Paribas, sostiene, sin embargo, que 'si se elimina el efecto de la divisa, la revalorización de los mercados de ambas zonas ha sido similar desde el estallido de la burbuja'.

La irracionalidad de la tecnología

Frente a los resultados, el futuro. Frente a los negocios sólidos, las promesas de ganancias rápidas. Frente a las grandes inversiones, las empresas que parecían surgir de la nada. 'Se compraba humo', resume Mercedes Camacho, de Safei. Fue el periodo que Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de los EE UU, dio en llamar de la 'exuberancia irracional'.La euforia se palpaba en los mercados y los inversores se rifaban cualquier proyecto apellidado puntocom. Baste como ejemplo que casi cualquier operador de telecomunicaciones se lanzó a crear su propio proyecto en internet y a sacarlo a Bolsa. Significativos fueron los casos de Orange, la filial de France Télécom, T-Online de Deutsche Telekom, y mucho más cerca, el de Terra por parte de Telefónica.Telecos y tecnología, que junto a medios de comunicación, formaron parte del sector TMT, uno de los preferidos de las casas de análisis, protagonizaron los mayores excesos de aquel periodo. Y no sólo por la parte que tocaba a la tecnología. Las compañías de telecomunicaciones, contagiadas por la euforia del momento, se vieron embarcadas en una lucha por hacerse con el mayor número de licencias para desarrollar la telefonía móvil de tercera generación (UMTS) y en el mayor número de países posible. Esta carrera desembocó en el pago de cifras desorbitadas -la mayoría de los países optaron por la subastas- y en el endeudamiento respectivo de las operadoras.Uno de los ejemplos que ilustra de forma más significativa es Terra. El estreno en Bolsa de la filial de internet de Telefónica y su posterior revalorización -desde los 11,81 euros iniciales a los que se estrenó en noviembre de 1999, llegó a alcanzar los 157,6 euros en el intradía del 14 de febrero de 2000, en plena burbuja- supuso uno de los mayores hitos de la historia española. Con esta compañía, muchos inversores vivieron sus primeras experiencias de inversión en Bolsa, y también con Terra se vivió en España el fenómeno especulativo que trajo consigo las plusvalías millonarias para algunos inversores y valoraciones erróneas de los analistas.Pero también con Terra llegó el ocaso. Casi cinco años después de que alcanzara máximos, la compañía está en proceso de ser absorbida por su matriz. En 2003, Telefónica lanzó una oferta para controlar todo su capital. Ofreció 5,2 euros, un 55% menos de lo que recaudó en la oferta pública de suscripción, con el consiguiente malestar de los minoritarios que sin haber vendido con anterioridad se vieron atrapados en la compañía. Tras vaciar la caja de Terra en mayo de 2004 al repartir un dividendo de dos euros por título, la operadora ofrece ahora dos acciones suyas por cada nueve de su filial.El ocaso de Terra pone fin a una época, la que llevó a comprar todo lo tecnológico e incluso a crear segmentos específicos para estas compañías -en un intento de emular al Nasdaq estadounidense- que podían llegar a revalorizarse en una sola sesión más del 20%, algo anómalo en los mercados tradicionales. En el caso español, la creación de su Nuevo Mercado, en abril de 2000, coincidió con la debacle de las compañías para las que estaba pensado.

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