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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Medio siglo con el bono en la cartera

La decisión de Francia de emitir un bono con vencimiento a 50 años ha causado no poco revuelo entre los grandes inversores, es decir, entre los institucionales. La demanda por esta emisión ha sido de tal magnitud que ha superado cinco veces la oferta inicial, de 3.000 millones de euros, y ha obligado al Tesoro galo a duplicarla.

Francia ha clavado el dardo en el centro de la diana porque ha percibido, y aprovechado, una demanda creciente por activos de deuda a largo plazo.

En el fondo del asunto se asientan dos causas de peso que explican este comportamiento por parte principalmente de fondos de pensiones y aseguradoras. En primer lugar, el aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados está obligando a las gestoras a aumentar el periodo de prestaciones y, en consecuencia, a ajustar el horizonte de inversión a un lapso de tiempo superior.

En segundo lugar, varios gobiernos han reformado o han comenzado a reformar su legislación sobre pensiones para obligar a las gestoras a que contabilicen anualmente los activos de los fondos de pensiones a precio de mercado. Lo que están promoviendo los gobiernos es la inversión en deuda a largo plazo, mucho menos volátil, en detrimento de la inversión en activos de renta variable.

Francia ha sido el primer país en emitir un bono a 50 años, pero ya se baraja el nombre de otros países que podrían tomar ejemplo, como el Reino Unido, Alemania o Italia. Estados Unidos, que dejó de emitir deuda a 30 años en el año 2001, también se plantea recuperar activos con este plazo de vencimiento.

La creciente demanda invita a los gobiernos a optar por emisiones de más largo plazo, porque pueden financiarse con rendimientos apenas a tres o cuatro puntos básicos por encima de bonos de vencimiento algo menor. Pero lo que es una ventaja para los Estados puede ser un inconveniente para los inversores, habida cuenta de que los rendimientos de la deuda a largo, precisamente por esa demanda, se encuentran en zona de mínimos y lo lógico y normal es que suban tarde o temprano; es decir, que caigan los precios.

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