La abstracción poética de Caro en la Tate Britain
La abstracción de líneas puras y el gran dinamismo de la escultura de Anthony Caro de la década de los sesenta con materiales como el acero maleado en curvas suaves, colores brillantes, movimiento y ligereza, ha dado paso en los últimos años a obras pesadas con un carácter más sombrío. La evolución de la obra de uno de los más grandes artistas británicos vivos puede contemplarse en una retrospectiva organizada por la Tate Britain y que estará abierta al público hasta el próximo 17 de abril.
La exposición muestra el último trabajo de Caro Millbank steps (Pasos de Millbank), una gigantesca obra que explora la convergencia entre escultura y arquitectura y que ha sido creada específicamente para esta antología. Realizada en acero herrumbroso, tiene unas dimensiones de 23 metros de largo y más de cinco de altura y está formada por cuatro torres escalonadas y piramidales (zigurats) huecas, que invitan a ser atravesadas caminando por su interior. La escultura, que recuerda el estilo de Chillida y Richard Serra, quedará instalada en Victoria Gardens a orillas del Támesis al finalizar la exhibición.
Sir Anthony Caro, de 81 años, investiga en su último trabajo el concepto de escultectura y pone en entredicho los límites de ambas disciplinas. Según el comisario de la muestra, Paul Moorhouse, 'se trata de un acercamiento a la arquitectura pero manteniendo la libertad formal y la ausencia de funcionalidad de la escultura'.
Caro logró reconocimiento mundial a comienzos de la década de los 60, cuando abandonó el estilo figurativo de sus primeros trabajos por la pura abstracción y la utilización del acero soldado y pintado en colores brillantes como el amarillo, el rojo y el naranja. Bajó a las esculturas de los pedestales y las colocó directamente en el suelo, a la altura de la mirada del espectador, un principio que fue luego ampliamente imitado y que se convirtió en la piedra de toque de la escultura moderna.
A esta época pertenecen esculturas como Early one morning (Una mañana temprano), de 1962, que parece carente de masa y peso y que define y articula el espacio con extrema economía. Está pintada de rojo y su cualidad ligera y danzante fue algo totalmente revolucionario, una ruptura con la tradición monumental de la escultura figurativa, señala Moorhouse.
En la década de los 70 Caro abandonó los colores y comenzó a hacer esculturas más severas sin pintar utilizando acero en bruto y un diseño que buscaba la simplicidad. Un ejemplo de esta fase es Emma dipper (1977), parte de una serie que Caro realizó en el lago Emma en Canadá. Son esculturas totalmente lineales y abiertas, como dibujos en el aire.
A partir de los 80 la obra de Caro se hace más pesada y sólida y con más volúmenes. En sus obras finales como El juicio final (1995-1999) emplea materiales como gres, madera, latón, cemento y yeso y juega con la figura humana. Los temas a los que alude son la catástrofe y el sufrimiento constante de la humanidad.
Homenaje al mundo enigmático de Beuys
La Tate Modern rinde homenaje a la obra del artista alemán Joseph Beuys, considerado uno los artistas más influyentes en el arte contemporáneo de postguerra, con la exposición Acciones, vitrinas y ambientes, que permanecerá abierta hasta el 2 de mayo.En la vida de Beuys se mezclaron siempre leyenda y realidad. Fue piloto de guerra y contaba que fue rescatado por un grupo de tátaros, cuando su avión se estrelló en Crimea, que lo curaron utilizado grasa animal, material que Beuys utiliza en sus obras constantemente, así como miel, sangre, fieltro, tierra e incluso animales muertos.La herida y la curación del mundo, como vía de conocimiento y de liberación, es una de las ideas recurrentes en todas sus instalaciones. Beuys, creador del partido verde alemán, ha inspirado toda una generación de a artistas como algunos miembros del movimiento BritArt.