'Yachts' y fondos
En un clásico editado a principio de los años cuarenta -Where are the Customer´s Yachts?-, Fred Schwed cuenta la historia de un turista que visita Nueva York acompañado por un guía. Después de pasearse por diversos sitios, llegan al distrito financiero de Manhattan. En el puerto, éste señala una zona y le dice: 'Allí es donde los banqueros amarran sus yates'. Algunos minutos después, mostrándole otro de los muelles, comenta: 'Allí están los barcos de los brokers'. Es entonces cuando el turista -en su ingenuidad- hace la pregunta que se convirtió en el título del libro de Schwed: '¿Dónde están los yates de los clientes?'.
Schwed, uno de los inversores de Wall Street más activos por aquellos tiempos, pensaba que a los clientes finales llegaba una parte muy pequeña del potencial de ganancias de los mercados.
Desde la perspectiva de los recursos gestionados, 2004 ha sido un año de esplendor para la inversión colectiva en España. El sector ha retomado su senda de crecimiento, administrando a finales de noviembre más de 275.000 millones de euros. De éstos, el 78,9% -217.265 millones- corresponden a fondos de inversión, y el resto -21,1%- a patrimonios adscritos a fondos de pensiones. Los primeros recuperan los volúmenes propios de los mejores momentos del boom bursátil, superando los 8,1 millones de partícipes por primera vez en la historia de la industria. Ello significa que prácticamente una de cada dos familias españolas canaliza una parte importante de sus ahorros hacia unos productos, a priori, muy eficientes para aprovechar con beneficio los vaivenes de los mercados.
Desde la perspectiva de los recursos gestionados, 2004 ha sido un año de esplendor para la inversión colectiva en España
Al confiar su dinero a una institución de inversión colectiva, el ahorrador espera beneficiarse de una gestión profesionalizada que optimice su balance rentabilidad/riesgo. æpermil;sta es la teoría, que no acaba de ser completamente correspondida por la práctica. En el último año, las ganancias medias ponderadas obtenidas han sido del 3,37%. Si se alarga el horizonte del análisis a los últimos tres, cinco y diez años, se ve que éstas han estado comprendidas entre el 3,47% y unas pérdidas del 0,19%. A pesar de las relativamente bajas tasas de inflación registradas a lo largo del periodo, queda claro que estamos ante una performance más bien modesta.
Sin embargo, los fondos que invierten en acciones domésticas constituyen 'la excepción que confirma la regla', ya que llevan ganados en el año un 20,3%, cuando el Ibex ha subido poco menos del 15%. Lo curioso es que sólo una pequeña parte de los ahorradores está disfrutando de este tirón bursátil. æscaron;nicamente el 9,2% del dinero invertido en fondos está en activos de renta variable, mientras que casi el 75% lo está en productos de renta fija, garantizados y monetarios, con resultados que, en el mejor de los casos, apenas si preservan el poder adquisitivo del capital.
Estos datos parecen confirmar que existe una relación entre rentabilidad y tipo de fondo. Si es verdad que a largo plazo las acciones generan mejores rendimientos que los activos de renta fija, a corto plazo esta correspondencia no siempre se verifica. En este caso la elección de la gestora a la que confiar los ahorros cobra especial importancia. La evidencia empírica relativa a la performance de éstas muestra una amplia dispersión de resultados, así como una escasa consistencia a lo largo del tiempo.
No obstante, si han de buscarse características comunes a aquellas que mejor lo han hecho, nos encontramos con entidades relativamente pequeñas, que apenas gastan dinero en publicidad y que no ofrecen productos garantizados.
Otro aspecto relevante que muchas veces pasa inadvertido son los gastos asociados a la gestión de los fondos. Un estudio elaborado por Fitzrovia International -una filial de Reuters- concluye que España es el país europeo donde los fondos de inversión soportan los costes totales (incluidas comisiones) más altos. Por ejemplo, los de renta variable global gestionados activamente tienen un TER -el llamado total expense ratio- medio ponderado del 2,12%, cuando en el resto de países éste se sitúa por debajo del 2%. También en renta fija, España, con un 1,37% de media ponderada, es cara. Le sigue Italia con un 1,21%.
Si extendemos el análisis a los fondos de pensiones las conclusiones no son muy distintas. Están creciendo a buen ritmo en lo que se refiere a patrimonio, alcanzando ya los 58.000 millones de euros, de los cuales 33.784 millones corresponden a planes de tipo individual y algo más de 24.000 millones a planes de empleo. Sólo los primeros reúnen el ahorro de unos 6.900.000 partícipes. Aunque, si hemos de atenernos a las rentabilidades obtenidas, más que de partícipes parece estar hablándose de sufridores: las ganancias medias ponderadas del último año apenas si llegan al 3,91%. A tres y cinco años los resultados son aún más magros, quedándose en el 0,5% y el 0,2%.
A diferencia de los fondos de inversión, los fondos de pensiones que invierten en renta variable han tenido un comportamiento descorazonador, habiendo perdido más que la Bolsa cuando ésta ha bajado, y ganado menos cuando ha subido. En 2001, el Ibex perdió un 7,8% y los fondos perdieron el 18,2%. El año 2002 también fue malo para la renta variable, que perdió un 28,1%. Los fondos lo hicieron en un 31,6%. Pero en 2003, el Ibex ganó un 28,2% y los fondos sólo ganaron un 6,8%. El 2004 ha vuelto a ser un buen año para la Bolsa, que se ha apuntado subidas del orden del 16%. ¿Dónde han quedado los planes de pensiones especializados en renta variable? En poco más de la mitad, un 9,7%.
Los elevados volúmenes de patrimonios administrados, el creciente número de partícipes y los mediocres resultados del pasado reciente señalan los desafíos inmediatos para la inversión colectiva en España: mayor eficiencia en costes y 'mejor puntería' en gestión.