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Michael O'Leary, el Atila de las aerolíneas europeas

Los inversores están descubriendo que Michael O'Leary es implacable con la estrategia de vuelos baratos de Ryanair, o en su abierto deseo de doblegar a otras aerolíneas. ¿Y por qué debería ceder o mostrar compasión hacia sus competidores el responsable ejecutivo de Ryanair, con sede en Dublín, Irlanda? Su impetuoso estilo a lo Donald Trump -aunque sin una suspensión de pagos emborronando los resultados- parece estar dando sus frutos.

Mientras que los ejecutivos de otras aerolíneas se echan a temblar por el aumento de los costes de combustible, O'Leary, que como el rey huno Atila empieza a ser conocido por sus tácticas extremas, parece casi contento por la oportunidad que esto supone. Las aerolíneas europeas con costes más altos que los suyos sienten la presión de compensarlos subiendo los precios de los pasajes. Esto atraerá más viajeros a los billetes baratos de Ryanair, dice O'Leary. En el último ejercicio fiscal, que finalizó el 31 de marzo, el precio medio de un billete de ida de Ryanair fue de 46 euros.

Con el encarecimiento del 66% del petróleo en el último año y el de más del 70% del combustible, los inversores comenzaron a vender acciones de Ryanair. Tras el aviso negativo de Ryanair sobre ganancias el pasado enero, el precio de la acción se desplomó desde 7,65 euros hasta 3,75 euros a finales del mes pasado.

Pocas compañías han igualado la estrategia de la compañía irlandesa de centrarse sólo en la reducción de costes. 'En realidad hay dos corrientes, las de bajo coste y las que lo intentan', asegura un analista

El 2 de noviembre, la aerolínea anunció un crecimiento de las ganancias del 15% en su segundo trimestre fiscal, superando las previsiones de los analistas, lo que resultó en un alza del 16% en su acción, la mayor subida en una jornada de su historia.

O'Leary, que nunca se ha mostrado tímido o circunspecto en decir lo que piensa, augura que el precio del petróleo volverá a 30 dólares el barril en dos años. No obstante, señaló el ejecutivo, a Ryanair le viene mejor a 50 dólares: 'Acelerará la caída de las (aerolíneas) que no tienen salida. Cuanto antes se den contra la pared, mejor''.

La competencia entre Boeing y Airbus ha ayudado a muchos emprendedores en Europa a entrar en el negocio de las aerolíneas de bajo coste. Easyjet, la segunda aerolínea de bajo coste del continente después de Ryanair, dijo el 23 de noviembre que actualmente hay 47 empresas desde las siete de hace tres años. No es de sorprender que varias de estas empresas estén en dificultades. Volare Group, con sede en Milán, es el fracaso más reciente; el grupo suspendió todos sus vuelos el 19 de noviembre, dejando en tierra a sus pasajeros.

Pocas aerolíneas baratas han igualado la estrategia de O'Leary de centrarse únicamente en una reducción de costes. 'En realidad, hay dos corrientes, las de bajo coste y las que lo intentan. Muchas de estas aerolíneas se presentan como entusiastas de los costos bajos, pero no lo son'', afirma Joe Gill, analista de renta variable de Goodboy Stockbrokers. 'En cuanto tienen impulso, comienzan a añadir servicios''. Ryanair, señala este analista, opera principalmente desde aeropuertos secundarios, donde las tasas por aterrizaje y de congestión son inferiores, e incluso hace que los pilotos compren sus propios uniformes.

O'Leary se ha convertido en la versión europea de su héroe, Herb Kelleher, visionario y ex responsable de Southwest Airlines, que se retiró en 2001, aunque sigue conservando el puesto de presidente. Kelleher nunca olvidó el principio de las escuelas de negocios de que el productor de bajo coste casi siempre gana.

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