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CincoSentidos

Un nuevo estilo para las citas de empresa

Cada vez es más frecuente que los directivos se reúnan para celebrar convecciones, actos de presentación o reuniones fuera de la empresa, no sólo por motivos puramente logísticos, sino también porque, en los últimos años, en este tipo de encuentros se empiezan a buscar otra serie de incentivos: lugares con mayor privacidad, dotados en buenas infraestructuras pero que a la vez ofrezcan un plus en cuanto a ambiente e imagen, y que, al mismo tiempo, cuenten con otra serie de alicientes, como el de la gastronomía.

Con esta filosofía se inauguró en el 2001 La Boella Conventions Resort (Ctra. T-11 km. 12, La Canonja. Tel.: 977 771 515), un complejo ubicado entre olivos en una finca de 150 hectáreas en las inmediaciones de Reus, en Tarragona. Era una antigua propiedad de viñedos y olivar con una masía del siglo XII que sus propietarios, el grupo inmobiliario Comsa, decidió restaurar concienzudamente. La rehabilitación, a cargo del arquitecto y escenógrafo Carlos Cuget y la decoradora Estrella Salieti, supuso una inversión de cinco millones de euro.

El resultado es un espacio lleno de personalidad, que conjuga elementos arquitectónicos tradicionales recuperados sin renunciar a ciertos toques vanguardistas.

Como cualquier centro de convenciones cuentan con toda la infraestructura necesaria, pero la particularidad de La Boella radica en su oferta gastronómica. Y es que la mayor apuesta pasa por su cocina. Además del servicio de catering propio, uno de los atractivos es su restaurante gastronómico, un rincón elegante que resulta todo un alarde de estilo.

La decoración recrea los célebres estampados de Mariano Fortuny hijo -inventor de la moderna iluminación teatral- con gusto y calidez. De la acogedora biblioteca donde ir eligiendo el menú y tomar los dos aperitivos y la copa de cava que ofrece la casa, se sube al comedor para degustar los platos de Manuel Ramírez, joven chef que elabora una cocina moderna mediterránea bien presentada pero que aún está por pulir, y que se basa en los productos de temporada.

Claros guiños a la culinaria catalana (gambas de Tarragona con calamarchín de playa, butifarra con huevo trufado, rodaballo con fideos negros de sepia, zumo de cítricos con manjar blanco).

El servicio es muy correcto y la bodega (unas 300 referencias) apuesta por los vinos catalanes y los modernos riojas y riberas, y una selección de magnums a tener en cuenta.

El precio del menú degustación, sin vinos ni IVA, es de 48 euros. A la carta, puede rondar los 55 euros.

El molino y los aceites

Dentro de la finca está el Molí la Boella, almazara que elabora excelentes aceites monovarietales vírgenes extra de arbequina y arbosana (una rareza en Cataluña) y de koroneiki (de origen griego). Para ello cuentan con 150.000 olivos de producción intensiva cuyo fruto molturan inmediatamente según grados de maduración para garantizar la máxima calidad. Son aceites dulces, afrutados, muy aromáticos y de baja acidez, con notas de tomate, plátano, almendra o albaricoque. Los precios de la botella de medio litro, desde 9 euros del Premium (arbequina) a los 12 del arbosana (el koroneiki sólo en estuches de regalo). Los clientes de La Boella pueden visitar el molino y degustar y comprar sus aceites. El próximo día 8 se celebra la presentación y cata del aceite nuevo de arbequina de la cosecha de 2004 y una cena con la cocina del aceite (60 euros).

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