La indiferencia oficial del mercado
Las elecciones estadounidenses son las más reñidas de los últimos tiempos, además de las que has desatado un enfrentamiento más agrio entre las partes. Llegado el día de los comicios, estas afirmaciones son un hecho. O, al menos, lo parecen dado el consenso que despiertan. Paralelamente, los mercados aparentan indiferencia dado que, según los comentarios de los llamados expertos, las diferencias en el programa económico no son sustanciales o, al menos, no lo suficiente para justificar una diferente toma de posición ante la Bolsa.
Tiene su lógica. La mayor parte de las discrepancias entre Bush y Kerry, o entre Kerry y Bush, se refieren a aspectos que teóricamente no afectan de forma directa a las acciones. Tales como la situación internacional, cómo afrontar la amenaza terrorista, la situación de las cuentas públicas...
Temas todos ellos, como cualquier persona con sentudo común sabe, baladí, con apenas influencia sobre el desarrollo de las finanzas internacionales o los flujos de capita. Ironías aparte, la profundidad con de los temas que ehan marcado, teóricamente, la campaña electoral. O el mundo -entendido como el clima de opinión que se dibuja desde los medios de comunicación-está equivocado, o lo está la Bolsa. Pero es imposible que si las diferencias entre ambos abarcan el abanico de temas que teóricamente abarcan la Bolsa se mantenga indiferente.
En internet circula la dirección de una página que reta al lector a adivinar si una cita textual salió de los labios de Bush o de Kerry. Este original test es cualquier cosa menos sencillo. Es posible, pues, que la polarización que desprenden las elecciones haya extremado las diferencias. Pero haberlas, haylas. Y, probablemente, la indiferencia de los mercados -una pequeña ventaja de la Bolsa si gana Bush, de los bonos si gana Kerry- se haya exagerado en una medida aún mayor.
Los mercados no se pueden abstraer de la situación. Pero tampoco pueden apostar a un caballo sin saber si va a ganar o no. Se juegan demasiado dinero. Y el resultado de las elecciones, independientemente de cómo se produzca, va a condicionar multitud de elementos de la política doméstica e internacional que influirán en las Bolsas. Probablemente no no lo hagan hoy, ni mañana. Pero la Bolsa no puede ser neutral.