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Tribuna
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La suerte está echada

Martes electoral en EE UU: Los estadounidenses optarán hoy por darle cuatro años más de mandato al republicano George Bush o entregarle el poder al demócrata John Kerry. Dos expertos analizan el proceso y coinciden en que el panorama económico que se encontrará el nuevo presidente no será sencillo.

Millones de norteamericanos eligen hoy al presidente de EE UU. El presidente Bush y el senador Kerry se han enfrentado en una de las campañas electorales más duras y sucias de la historia reciente del país. Las últimas encuestas ponen delante a Bush, pero en la mayoría la diferencia entre los dos candidatos esta dentro del margen de error. La victoria dependerá de tres factores claves los resultados del Colegio Electoral, el número de votantes, y los posibles procesos judiciales que se puedan presentar.

En EE UU el voto popular no determina directamente al ganador de la elección presidencial. En realidad los ciudadanos eligen a los electores que participan en el Colegio Electoral que vota al presidente. En 2000, Gore gano la elección con una diferencia de medio millón de votos, pero perdió la presidencia porque Bush, a través de una decisión muy controvertida de la Corte Suprema, consiguió la mayoría de los votos electorales (271). A fecha de hoy hay 11 Estados (los denominados 'campos de batalla') en los que las encuestas dan empate virtual entre los dos candidatos. De éstos, Ohio (20), Pennsylvania (21), y Florida (27) son los que más votos tienen en el Colegio Electoral. Es muy probable que el candidato que gane en dos de estos tres estados gane la presidencia (hasta ahora nunca un candidato Republicano ha ganado la presidencia perdiendo en Ohio). Según los últimos datos de las encuestas regionales en estos tres Estados la victoria está al alcance de Kerry, lo que le permitiría ganar la presidencia, incluso si pierde el voto popular, revirtiendo el resultado de las últimas elecciones.

El número de votantes será también un elemento clave. En las últimas elecciones menos del 50% de los ciudadanos mayores de 18 años han votado. La victoria mínima de Bush en Florida, por menos de 600 votos, ha servido para convencer a muchos ciudadanos de la importancia de votar. Además los partidos Republicano y Demócrata se han gastado millones de dólares registrando a votantes, lo cual ha aumentado significativamente el número de potenciales votantes.

Ambos partidos ya se han preparado para dirimir en los tribunales cualquier diferencia

Hoy miles de voluntarios están yendo casa a casa para animar a los ciudadanos a votar. La gran pregunta es cuántos de estos nuevos registrados se decidirán a votar. Kerry y los demócratas tienen depositadas gran parte de sus esperanzas en un aumento significativo de la participación.

El último gran imponderable es la posibilidad de que los resultados sean contestados en los tribunales. El Partido Demócrata tiene listo un equipo de más de 10.000 abogados y ha alquilado aviones que estarán preparados para llevarles a cualquier punto del país donde irregularidades potenciales puedan afectar al resultado electoral. Ambos partidos han sacado conclusiones del fiasco de la última elecciones y están preparados para dirimir en los tribunales cualquier diferencia. Si sucediese se podría retrasar la declaración del ganador y repetirse el impasse de la última elección con consecuencias muy negativas.

Desde un punto de vista económico, el ganador se enfrentara al reto de llevar a cabo sus promesas electorales. Si gana Bush, ya ha prometido que actuara rápidamente con una 'reforma fundamental del sistema impositivo, del proceso legal de juicios por agravio, y privatizando la Seguridad Social.' Kerry se ha comprometido a reducir el déficit subiendo los impuestos a aquellos que ganan más de 200.000 dólares al año para pagar gastos adicionales en educación y sanidad que le permitan ampliar la cobertura sanitaria a millones de ciudadanos; reformar el impuesto de sociedades para promover la inversión y penalizar a las empresas que opten por la deslocalización, y, por último, reducir los impuestos corporativos.

El cumplimento de estas promesas vendrá condicionado por dos factores. El ganador tendrá que conseguir la cooperación del Congreso que resulte de la elección de hoy. Es altamente probable que los Republicanos mantengan el control de la Cámara Baja, pero la mayoría en el Senado esta totalmente en el aire.

Si gana Kerry no tendría mayoría en la Cámara Baja, lo cual dificultará significativamente su agenda legislativa. Si Bush es reelegido es cuestionable que tenga mayoría en el Senado, y en cualquier caso no tendrá una mayoría suficiente de 60 senadores para poder desbloquear las maniobras procedimentales de los senadores Demócratas para descarrilar su programa. Además, la polarización política casi sin precedentes que sufre el país hará muy difícil la cooperación entre demócratas y republicanos.

Al mismo tiempo, el ganador tendrá que hacer frente la déficit presupuestario de 422.000 millones de dólares (un 3,6% del PIB), que dificultará severamente el cumplimento de las promesas de ambos candidatos. Los costes de la guerra de Irak supondrán también una diversión de recursos que limitará los fondos para programas domésticos. Si la campaña ha sido difícil, el día después presentará aun más retos e incertidumbres.

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