La leyenda negra de los 'hedge funds'
Corría el año 1949. Atrás quedaban la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Había que mirar hacia adelante. Con este espíritu, la revista Fortune encargó al sociólogo Alfred W. Jones una investigación para intentar predecir el comportamiento de los mercados. Como parte del estudio, Jones decidió combinar en un mismo fondo posiciones largas y cortas, es decir, apostar a un tiempo por la subida de la Bolsa y por su bajada, para cubrirse de las oscilaciones del mercado. Nacía un nuevo producto de inversión: los hedge funds.
Transcurrido más de medio siglo desde el invento de Jones, se ha configurado una cierto aura de misterio alrededor de los fondos de cobertura En primer lugar, por su desarrollo, prácticamente al margen de la regulación y, por lo tanto, de la supervisión. También ha contribuido a esta percepción el carácter especulativo de alguno de estos fondos. Basta recordar la operación protagonizada por George Soros, que forzó la salida de la libra esterlina del Sistema Monetario Europeo en 1992, o el colapso del megafondo LTCM en 1998, que hubiera provocado una crisis en el sistema financiero internacional si Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de EE UU, no hubiera acudido al rescate. El último factor que ha alimentado la leyenda de los hedge funds ha sido el gran resultado obtenido durante el último periodo bajista de la Bolsa, tras el pinchazo de las burbuja, gracias a su filosofía de inversión: obtener rentabilidad con independencia de la evolución de los mercados, recurriendo para ello a técnicas como el arbitraje o el apalancamiento.
Tradicionalmente, estos productos de gestión alternativa se constituían en paraísos fiscales y su colocación entre los inversores que cumplían determinados requisitos de renta era privada. Sin embargo, al calor del espectacular crecimiento de la industria los reguladores se están inclinando por impulsar la domiciliación de estos fondos en territorio nacional y por facilitar el acceso a los ahorradores bajo condiciones concretas.
Los 'hedge funds', que muchos relacionan con Soros y el LTCM, también han sido los que mejor sortearon la última crisis
Es el caso de España. El borrador del reglamento de instituciones de inversión colectiva, que se aprobará este año, introduce la figura del hedge fund, aunque limita su utilización a inversores institucionales. El pequeño inversor podrá entrar en ellos sólo a través de fondos de fondos de cobertura.
Consciente de que estos productos suponen un nuevo concepto de inversión, la CNMV ha publicado una guía divulgativa (se puede descargar en la dirección www.cnmv.es) en la que explica qué son los fondos de cobertura, verdaderos enfants terribles de los mercados en las últimas décadas. Aunque este colectivo es muy heterogéneo respecto a los métodos que siguen y los instrumentos que utilizan, María Isabel Cambón, autora de la guía, distingue tres grandes tipos de fondos en función de sus estrategias.
El primer grupo esta formado por los hedge funds que siguen estrategias neutrales al mercado. Estas tácticas intentan reducir el riesgo de mercado e incluyen los denominados fondos largo/corto y a casi todos los fondos que realizan arbitraje. 'En este grupo se persigue un rendimiento independiente del mercado, minimizando la volatilidad', explica Cambón. Los gestores utilizan métodos de inversión basados en el análisis fundamental. Si el valor de mercado observado es menor que el valor intrínseco que ellos estiman, el fondo tomará una posición larga (pues espera beneficiarse de subidas en el precio del activo); por el contrario, si el valor de mercado es mayor, el fondo tomará una posición corta en el mismo (espera beneficiarse de caídas en el precio).
Las estrategias de arbitraje constituyen el segundo gran grupo de las denominadas neutrales al mercado. Estas técnicas tratan de explotar las discrepancias de precio entre valores que están estrechamente relacionados. Dentro de las estrategias de arbitraje, las más importantes hacen referencia a operaciones con bonos convertibles, de fusiones, de renta fija y estadístico (se analizan las series históricas de precios).
El segundo grupo de hedges está constituido por aquellos que siguen estrategias dirigidas por acontecimientos del mercado. 'Se persigue extraer beneficio de acontecimientos concretos como quiebras, fusiones o adquisiciones de entidades', comenta Cambón. El gestor de un fondo, por ejemplo, compra acciones de una compañía que se encuentra en dificultades financieras porque piensa que la reestructuración será un éxito.
El tercer grupo es el más especulativo y está compuesto por aquellos fondos que explotan las tendencias del mercado. Los más famosos son los que utilizan la venta en corto. 'Tratan de aprovechar la expectativa de que el precio de un determinado valor va a descender. Para ello, el gestor realiza ventas en corto: pide prestado el valor y lo vende en el mercado. Al finalizar el periodo de referencia, se compran los valores para devolverlos al prestamista, que recibe también una comisión por el préstamo'.
Qué datos debe demandar el inversor
La CNMV enumera en su guía una serie de datos que los hedge funds deberían proporcionar al inversor. En primero lugar, el regulador señala que es importante que el fondo explica las estrategias que utiliza y los riesgos inherentes a cada una de ellas. Además, en este tipo de inversiones es mucho más complicado para el ahorrador conocer si el fondo se está comportando mejor o peor de lo previsto, por lo que se necesita información clara del resultado que el gestor tiene como objetivo.Otras informaciones a tener en cuenta son las comisiones y los costes, los resultados pasados, los periodos de liquidación, los modelos de valoración y los servicios que se contraten con terceras entidades.
Un sector en continuo crecimiento
Los datos disponibles sugieren que el crecimiento de los activos gestionados por los hedge funds ha sido extraordinario desde 1999. Estimaciones de la CNMV indican que los fondos de cobertura gestionaban activos por valor de 100.000 millones de dólares al principio de los años noventa, que en 2000 estaban cerca de los 500.000 millones y ya en 2003 la cifra podría superar los 700.000 millones. Algunas previsiones apuntan a que el sector podría alcanzar en dos o tres años el billón de dólares.En cuanto al número de hedge funds, a principios de los noventa tan sólo había cerca de 2.000 mientras que a finales de 2002 la cifra se había disparado hasta los 7.000 fondos de cobertura en el mundo.