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Tres hombres armados roban en Oslo 'El grito' de Munch

El robo de El grito de Edvard Munch, y de otras dos piezas del mismo pintor, conmocionó ayer a Noruega y al mundo del arte. La desaparición de esta obra maestra del expresionismo se produce, además, por segunda vez, ya que otra versión del mismo cuadro fue robada y recuperada en 1994.

'Esto es totalmente terrible y sorprendente, son tesoros nacionales de un gran valor', dijo la ministra de Cultura, Valgerd Swarzstad Haugland. 'Decir que esto es triste son palabras leves. No hemos asegurado bien nuestros tesoros artísticos. Tenemos que aprender de esto', agregó.

El robo se produjo alrededor de las 11:15 de la mañana ante numerosos testigos que dijeron que los ladrones -tres hombres fuertemente armados- habían entrado al Museo Munch de Oslo vestidos de negro y enmascarados y habían amenazado al personal con sus pistolas. Además de El grito, los ladrones lograron llevarse La Madonna y otro cuadro no identificado de Munch.

El robo produjo pánico, puesto que los visitantes del museo creyeron que se encontraban ante un acto terrorista y, aunque hubo testigos que aseguran haber oído disparos, según la policía nadie resultó herido. Una persona tuvo que ser llevada a un hospital tras sufrir una crisis nerviosa.

Los ladrones huyeron un Audi negro -que luego fue hallado por la policía al lado de un club de tenis- y en su huida se desprendieron al parecer de uno de los marcos de las obras robadas.

Munch hizo varias versiones de El grito, una de las obras de arte más reproducidas en todo el mundo. La robada ayer en Oslo data del año 1893 y, según expertos en arte, tiene para la capital noruega la misma significación que la Mona Lisa para París.

El cuadro, pintado en témperas sobre cartón, tiene unas medidas de 83,5 por 66 centímetros y su valor es para muchos incalculable. Algunos expertos consideran que El grito puede tener un precio de unos 500 millones de coronas (unos 62 millones de euros).

Munch acostumbraba a hacer varias versiones de todas sus obras, recurriendo a diversas técnicas en cada una de ellas. Otra versión de El grito está en Museo Nacional de Noruega y en 1994 fue robada por dos ladrones que entraron por la ventana de la sala mientras el país celebraba la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Lillehammer. El cuadro fue recuperado tres meses después y el principal responsable del delito, Paal Enger, condenado después a seis años y tres meses de cárcel.

El director del Museo Nacional, Sune Nordgren, expresó su esperanza de que los ladrones se comuniquen con el Museo Munch para pedir un rescate por la devolución de las obras, puesto que, por lo conocidas que son, sería muy difícil venderlas en el mercado negro del arte.

El grito, que representa a una mujer apoyada en la baranda de un puente, con el rostro entre las manos, la boca muy abierta y una expresión de horror en los ojos, es una de las obras más representativas de Munch y de su obsesión por hacer plástica la angustia y la desesperación.

El propio Munch, que falleció en 1944 a los 81 años de edad, tuvo durante toda su vida una tendencia casi patológica a la angustia que lo llevó a trabajar cada vez más aislado. Ya los títulos de muchos de sus cuadros, como El niño enfermo, Melancolía, El pecado o Celos dan una idea de la inclinación de Munch a representar en sus obras el mundo de las pasiones, los instintos y los miedos de la humanidad al límite de la patología psíquica.

El Museo Munch de Oslo, fundado en el año 1963, está formado sobre la base de la donación del propio pintor a la capital noruega en 1941, cuando le entregó 1.000 cuadros y miles de dibujos y grabados.

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