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CincoSentidos

El triunfo del 'todo incluido'

Alojamiento y desayuno, y también comida y cena. ¿Pensión completa? Mucho más que eso, porque también hay aperitivos, helados a cualquier hora, cócteles a media tarde, merienda, tapas antes de la cena, las copas de la noche... y así durante toda la estancia en un hotel ¿El truco? La popular fórmula 'todo incluido'.

Según explica Miguel Ángel Violán, de la cadena Riu Hoteles, este sistema tiene su origen en la ausencia de oferta complementaria en la mayoría de los sitios donde se empezó a ofrecer. 'Proporciona un confort psicológico adicional al cliente', añade, 'ya que no tiene que preocuparse más que de disfrutar'. Sin embargo, también empieza a ser común ver este tipo de ofertas en la costa española. 'Vemos que está funcionando allí donde el ocio local es muy caro', explica Violán.

A cambio del ahorro que conlleva la mayoría de estas fórmulas, el turista pierde el contacto con la realidad del país al que se acude. Los hoteles responden a un esquema común que convierte el destino elegido en algo secundario si no se sale del complejo turístico. Saber si se está en Varadero (Cuba) o en Punta Cana (República Dominicana) puede ser difícil. Los responsables de los hoteles lo saben y, quizá por eso, abunde la expresión 'con sabor local' tanto para el espectáculo nocturno que toque cada noche como para las diferentes comidas.

El primer consejo para afrontar con éxito estos viajes no es otro que buscarse la vida fuera del hotel. Alquilar un coche o contactar con guías locales al margen de los oficiales del hotel es una alternativa muy aconsejable. Y sobre todo los camareros podrán echarle una mano para ese primer contacto con el exterior. Para ello deberá tener un buen fajo de billetes para ir soltando propinas a diestro y siniestro. Por cierto, no intente competir en generosidad con los turistas de EE UU.

Puede pagar en dólares y, en cada vez más sitios, en euros. No obstante, ignorando por completo cualquier tipo de cambio oficial, en la calle, un dólar es un euro. Hacerse con moneda local es una forma de intentar, sólo intentar, que le cobren a precios locales y no de turista. Recuerde que quien va a un todo incluido lleva una marca en forma de pulsera que le echará por tierra hasta el más logrado atuendo trotamundos.

Y es que para identificar a los clientes, la mayoría de los hoteles marcan al turista con una cinta de plástico en la muñeca. Ir sin pulsera es sinónimo de ser un intruso. Cuando se sale del hotel, llevar la denominación de origen a la vista supone sufrir las divertidas miradas de los lugareños o los comentarios sarcásticos del dependiente de una tienda que con sorna dice 'giar is not ol inclusif, pero barato, barato'.

Superado este obstáculo, sólo hay tres reglas: respetar el horario de cena del restaurante principal del hotel, si se es hombre, vestir pantalón largo en la cena y no llevarse la comida en una bolsa. Aunque nada impide comer hasta cuatro o cinco platos de pulpitos en salsa, no es posible llevárselos en la tartera. Aunque cada cliente tiene un restaurante asignado, es posible elegir entre otras ofertas dentro del mismo hotel.

Puerto Banús caribeño

Entre este tipo de hoteles hay dos grandes clases, los que configuran toda una aldea y que incluso cuentan con transporte interno para ir hasta la calle de las tiendas, al centro comercial o a alguno de los múltiples restaurante, y otro tipo más modesto con uno o, a lo sumo, dos restaurantes y un bar. Todos, absolutamente todos, tienen piscina y sala de fiestas. 'Al turista de Estados Unidos es al que más le gusta que todo sea deslumbrante: grandes piscinas, con grandes surtidores y decoración espectacular. Pero el español lo que quiere es sol y playa', explica Violán. Para sobrevivir a esta forma de turismo, lo más adecuado es combinar la seguridad que proporciona con excursiones más allá de las fronteras del hotel.

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