Un Estado en la red
Durante la época soviética, Estonia era una provincia perdida a orillas del Báltico dedicada a la producción agrícola. Desde esta región, donde el sol apenas sale en invierno, se abastecía de carne y productos lácteos a buena parte de la URSS. Hoy, Estonia es una economía moderna que crece en torno al 4% anual y que en quince años ha dado un salto de gigante en tecnología.
Al visitante puede sorprenderle, por ejemplo, que en muchos bares y restaurantes la cuenta llegue mediante un mensaje corto al teléfono móvil o que casi el 90% de las operaciones bancarias se realicen on line. Un 8% de su economía depende del sector tecnológico, casi el 75% de la población dispone de móvil y el uso de internet está al mismo nivel que en potencias económicas como Francia. Con una peculiaridad: en Estonia, el Gobierno garantiza el acceso gratuito a la red, como cualquier otro derecho constitucional.
Tras la caída del muro y su independencia del poder soviético, Estonia puso en marcha una serie de programas para desarrollar su sector tecnológico. El modelo a seguir fue Finlandia, sede del gigante de la telefonía móvil Nokia. El resultado es que, hoy, un 40% de los domicilios privados y casi el 100% de los funcionarios públicos disponen de ordenador con conexión a internet. Y aquellos que aún no lo tienen, no deben preocuparse, ya que el Gobierno ha instalado 700 puntos de acceso gratuito a la red en bibliotecas, oficinas de correos o cafés. Su ubicación está indicada, naturalmente, en internet y mediante curiosas senales de tráfico con el signo de la arroba distribuidas por el país.
El Gobierno estonio se muestra orgulloso de los avances logrados, pero aún tiene metas por alcanzar. 'En 2001 lanzamos el proyecto Look@the world en coordinación con algunas empresas privadas', explican desde el ministerio de Asuntos Exteriores. 'La idea es lograr que el número de usuarios de internet en Estonia supere el 90%', afirman. El proyecto intenta también mejorar la formación de los ciudadanos en el manejo de la red y el objetivo es que 100.000 estonios (14% de la población) tengan conocimientos básicos de internet a mediados de año.
Un Gobierno 'conectado'
La educación en nuevas tecnologías comienza en Estonia desde la infancia. Todas las escuelas del país báltico están ya conectadas a internet gracias a un programa que se inició en 1997. 'Incluso en el colegio de la remota isla de Ruhnu, donde sólo hay tres niños, existe acceso a la red', senala el ministerio.
Pero quizá una de los avances más llamativos es la penetración de internet en el Gobierno estonio. El equipo del primer ministro Juhan Parts ha suprimido el uso del papel en los consejos de ministros y lo ha sustituido por un sistema electrónico. Los miembros del Gobierno hacen propuestas y comentarios, redactan proyectos de leyes y votan a través de sus monitores conectados a la red y sin usar una hoja de papel. 'El objetivo era acabar con el envío de montañas de papeles entre los ministerios', aseguran sus portavoces, que calculan que el sistema permite ahorrar unos 192.000 euros anuales en papel.
Por su parte, los ciudadanos pueden acceder a través de internet a casi todos los documentos oficiales y cada vez más trámites burocráticos (pago de impuestos, por ejemplo) pueden realizarse on line. Otro de los proyectos a corto plazo es el voto electrónico, que se introducirá en 2005, 'si para entonces se han alcanzado todos los requisitos técnicos para evit-ar el fraude'.
La informatización de la sociedad en Estonia tiene la contrapartida de que numerosos datos personales están a disposición de todos los ojos en la red. Las actas judiciales son públicas y el acceso al nombre y domicilio de un violador o un ladrón de poca monta está al alcance de cualquiera. Un empresario, por ejemplo, puede informarse de los antecedentes de sus empleados en unos minutos.