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CincoSentidos

Hamilton, el hombre que vino de Oriente

El sudafricano Ernie Els, número dos del mundo, no supo cómo ganar a quien hasta el domingo por la noche ocupaba el puesto 56 del ranking mundial. A Els se le escapó la victoria en el British Open ante un semidesconocido, el estadounidense Todd Hamilton, un trotamundos de 38 años que hasta este año había centrado toda su carrera en el circuito asiático

Fue un final atípico y una nueva decepción, la tercera que sufre esta temporada el golfista de Johanesburgo que hace dos años ganó el torneo en Muirfield al imponerse en el playoff, la misma medicina que le dieron a probar en el duro recorrido de Royal Troon.

Ernie Els, segundo en el Masters tras realizar una última vuelta de 66 golpes y al que Phil Mickelson le arrebató la chaqueta verde con sendos birdies en los hoyos 17 y 18, reconoció que olvidó el trance después de tomarse nueve cervezas. Esta vez le hará falta ingerir algo más fuerte para superar el revés. El anterior lo encajó en el US Open donde jugó el último partido junto a su compatriota y vencedor, Retief Goosen.

El British Open, que acabó siendo un mano a mano entre Ernie Els y Todd Hamilton, ha resuelto definitivamente la vida de este experimentado golfista afincado en Texas que hasta ahora era un habitual recorriendo los campos de Japón, Singapur, Pakistán o Kuala Lumpur.

Esta temporada, Hamilton es un rookie del PGA Tour estadounidense donde su debut también ha sido afortunado, puesto que además de lograr la tarjeta para competir en su país, consiguió la victoria en el Honda Classic donde se embolsó 850.000 euros. Esta vez el cheque era más cuantioso, el más importante de todos cuantos le han pagado hasta ahora: 1.078.430 euros.

Hamilton, padre de tres hijos, lo pasó mal cuando a falta de dos hoyos para el final tenía otros tantos golpes de ventaja y vio como la diferencia disminuía hasta verse atrapado por Els.

El desenlace, después de los cuatro hoyos de desempate le favoreció. Su esposa Jaque, a la que conoció en la escuela en Illinois, no se atrevía a mirar. Jamás lo había pasado tan mal, ni cuando su marido jugaba en estos países exóticos, lejanos e inseguros en los que se hizo jugador y forjó su carácter.

Hamilton es el sustituto de otro desconocido, su compatriota Ben Curtis que el año pasado se proclamó vencedor en el Royal St. George's. El nuevo campéon del British acabó por delante de Phil Mickelson, vencedor del Masters de Augusta y protagonista de un año extraordinario después de su segundo lugar en el US Open y del tercer puesto en Troon. El zurdo se ha sacudido sus complejos.

El nuevo campeón resistió de un modo inhabitual para un novato, aunque el año pasado ganó tres torneos del circuito japonés donde fue tercero en la lista de ganancias, jamás había hecho frente a tal presión.

A pesar de su buen intento, Els se sintió doble perdedor. Además de la victoria estaba en juego el liderato de la clasificación mundial que encabeza Tiger Woods. Para desbancarle necesitaba la victoria y que Woods acabara por debajo del decimoséptimo lugar y nada de ello se produjo. El californiano tuvo opciones al triunfo hasta el hoyo 7 cuando se le escapó una buena oportunidad de birdie que frenó su escalada. Al final se lamentó de las ocasiones desperdiciadas.

La fortuna tampoco estuvo al lado de los españoles. Sergio García fue el primer favorito en abandonar Troon al no pasar el corte. Se salvaron de la criba Miguel Ángel Jiménez e Ignacio Garrido, aunque acabaron muy lejos, a 17 y a 18 golpes, respectivamente del vencedor.

Hamilton es un 'rookie' del PGA Tour, donde ha debutado también con fortuna

Seve, en el Open tras el micrófono

Además de Sergio García, Miguel Ángel Jiménez e Ignacio Garrido, otro golfista español estuvo en Troon. Severiano Ballesteros, que hace 25 años estrenó su palmarés precisamente en el British Open, participó el pasado fin de semana como uno de los comentaristas invitados en la transmisión televisiva que efectuó la BBC.Sobre una de las imágenes, en las que aparecía un jugador entre los arbustos, le hicieron notar que esos eran parajes habituales para el cántabro: 'Sí, de estas situaciones sólo salíamos indemnes Daniel Boone y yo', comentó el de Pedreña.En otra oportunidad, mientras se veía a un caddie leyendo la caída de la bola en el green para ayudar a su jugador, preguntaron a Seve si sus caddies colaboraban con él en la labor: 'La verdad es que no', respondió el golfista santanderino.La cuestión se la trasladaron al veterano Sam Torrance, también en tareas de comentarista, que respondió contundente: 'Mis caddies no sabían leer ni el menú'. Humor escocés...

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