Subvenciones insostenibles
La Comisión Europea propuso ayer una reforma del régimen del azúcar largamente postergada, que tiene como objetivo recortar drásticamente los precios subvencionados y las cuotas de producción. El régimen europeo del azúcar está siendo disputado ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por distorsionar el mercado mundial con subvenciones que dañan no sólo a los países menos desarrollados que también producen azúcar, sino también a los propios consumidores europeos (tanto particulares como industriales), que deben pagar precios artificialmente altos por el producto.
El régimen europeo del azúcar cuesta unos 1.700 millones de euros al año a las arcas comunitarias. Pero en realidad su coste es muy superior, porque los precios mínimos garantizados duplican con creces la cotización media mundial, con lo cual se infla artificialmente la factura abonada por los consumidores.
La Comisión propone recortar el precio mínimo de la remolacha azucarera (de 43,6 euros por tonelada a 27,4 en tres años), reducir el precio de intervención del azúcar blanco pagado de manera forzosa a los productores (que pasaría de 632 euros por tonelada a 421 también en un trienio) y suprimir la intervención pública para reemplazarla por un régimen de almacenamiento privado. Además, quiere bajar la cuota de producción comunitaria 2,8 millones de toneladas en cuatro años, situándola en 14,63 millones. A cambio, los productores recibirán ayudas compensatorias directas.
El comisario Fischler reconoce que este plan traerá consigo el cierre de empresas y la pérdida de empleos. Y probablemente asistiremos a meses de dura negociación, porque cada país (incluido España) regateará en defensa de sus agricultores y empresas. Pero en un momento en el que a todas las industrias se les exige competitividad para sobrevivir en un mercado global y los Gobiernos hacen malabarismos para garantizar la viabilidad financiera del Estado de bienestar no es de recibo que se mantenga este régimen proteccionista ultrageneroso para un único sector.