Googles contra Google, la batalla de una página infantil contra un gigante
Google no es sólo el nombre de una empresa de éxito cuyo debut se espera con impaciencia en Bolsa. Googles son también los habitantes del planeta Goo, una creación en la Red Stelor Productions, para preescolares. Su presidente ha pedido que el famoso buscador no desarrolle productos o servicios para niños y se cancele la marca Google para correos electrónicos y servicios de búsqueda.
Steven Esrig, presidente de Stelor Productions hizo el miércoles una petición formal a la oficina de Patentes de Estados Unidos para que el popular buscador en la red creado por Larry Page y Sergey Brin no amplíe los derechos de su marca. Esrig dice que la similitud de los nombres de la empresa y su página web, Googles.com, confunde a sus infantiles clientes (con un rango de edad de 3 a 10 años) y disuade a potenciales inversores que puedan ayudarle a que estos personajes del planeta Goo se conviertan algún día en una serie de televisión, algo para lo que necesita apoyo financiero.
Desde Stelor se quiere que el buscador Google no utilice su nombre en productos de mercadotecnia para niños o que no sean específicamente para adultos, lo que excluiría paraguas, carteras o mochilas, entre otros productos. 'Todo lo que pueda caer dentro del mercado infantil es legalmente nuestro', afirmaba Esrig ayer a varios medios de comunicación. Stelor también ha hecho una petición para que se cancele el registro de la marca Google para correo electrónico y servicios de búsquedas, el cuerpo y alma de la empresa de California.
Detrás de esta última petición hay una acción preventiva ya que, aunque Google no ha pedido nunca a Stelor que cierre el correo electrónico de los muñecos infantiles, lo que esta empresa quiere es que desde el motor de búsqueda nunca se pueda tener ningún derecho a hacerlo, según explican los abogados de Stelor.
La compañía sugiere que podría convertirse en la filial para niños del buscador
A Esrig no se le puede negar un cierto sentido de la oportunidad ya que ha hecho oficial su queja coincidiendo con el llamado 'periodo de silencio' impuesto a Google previo a su salida al mercado. No obstante, ofrece alternativas. Esrig concede que no quiere acabar con el ingenio de Brin y Page y sugería en una entrevista con The Washington Post un camino intermedio en la resolución de este contencioso al proponer que Googles.com sea la filial infantil del motor de búsqueda.
Desde California, la sede de Google, no se quiere romper este silencio pero se recuerda que la red es un sitio ya poblado y que de hecho en la documentación presentada ante la SEC para registrar la salida a Bolsa se especifica que, de tanto en tanto, se reciben quejas de empresas 'que aseguran que se ha infringido sus derechos de patente por parte de nuestros productos y servicios. Algunas de estas quejas han terminado en los tribunales'.
Los personajes para los que Esrig demanda toda la atención de la marca Google están basados en un libro infantil publicado en 1991 y llegaron a la Red en 1997 meses antes de que Brin y Page dieran con una variación del término matemático 'googol' para denominar a su empresa, que no fue registrada hasta 1998. Ahora, la Google que espera salir a Bolsa para captar unos 2.700 millones de dólares tiene unos 80 millones de usuarios en todo el mundo frente a los 130.000 registrados en la página de los preescolares para la que trabajan siete personas a tiempo completo.
El juego de la confusión impera en la red
El avance de Google ha hecho mucho más celosos de su identidad a los gestores de la empresa, razón por la que los abogados de Stelor quieren curarse en salud y no verse en el futuro obligados a retirar algunos de sus productos. De hecho, Google ha intentado cerrar ya una página para adultos llamada Booble que además de recordar en el nombre al motor de búsquedas tiene un diseño calcado al que se le ha añadido la advertencia de que es para mayores de edad. Pese a los esfuerzos de Google, Booble sigue operativa asegurando que tiene derecho a hacer una parodia del buscador. Guywire, propietaria de Booble, no es original en ello. La propia Casa Blanca ofrece distintas y distantes versiones de sí misma si se teclea .org o .gov y ni el poderoso ejecutivo ha podido poner fin a la confusión reinante.