Coches pequeños que han hecho historia
Tras la Guerra Civil, el panorama de la automoción en España resultaba desolador. La mayor parte del parque automovilístico había sido movilizado para la contienda y en buena parte destruido, la escasa industria anterior a la guerra había prácticamente desaparecido y existía una enorme escasez tanto de materias primas como de combustible. En este contexto de precariedad, los coches de pequeño formato se plantean como la solución para dotar de un medio de transporte a la población. Las primeras iniciativas fueron fruto del ingenio y la artesanía. El éxito y la utilidad de los mismos propició, sin embargo, que en algunos casos se llegara a una auténtica producción industrial.
CosmoCaixa, el Museo de la Ciencia de la Fundación La Caixa en Madrid, presenta la exposición Microcoches, un recorrido por la historia de la automoción española entre 1940 y 1970.
La muestra que podrá visitarse en la Sala de exposiciones temporales de CosmoCaixa (Pintor Velázquez, s/n. Alcobendas) hasta enero de 2005 reúne 13 microcoches representativos de las principales marcas constructoras junto a numerosos objetos de la época (publicidad, planos constructivos de los coches, juguetes, piezas). Entre los microcoches de diseño y producción nacional expuestos destacan el Biscuter, que alcanzaba los 76 km/h; el Kapi, del que se fabricaron 200 unidades; el David, un triciclo con motor; el Clúa, considerado el deportivo de los microcoches, y el Seat 600.
biscuter
l Cuatro empresas se repartieron más del 95% de las ventas de microcoches en España: Auto Nacional, Munguía Industrial, Automóviles Utilitarios e Iso Motor. El precio medio oscilaba en torno a las 35.000 pesetas de la época. Entre todos los modelos, el que tuvo más impacto social y económico fue el Biscuter, auténtico emblema de una época y técnicamente fruto del célebre ingeniero aeronáutico de origen francés Gabriel Voisin.