Barroso y el legado irlandés
Misión cumplida. El primer ministro irlandés, Bertie Ahern, dio ayer otra lección de diplomacia al cerrar en Bruselas el difícil acuerdo sobre el futuro presidente de la Comisión Europea. José Manuel Durão Barroso, primer ministro luso, se convertirá en la cabeza visible de Bruselas a partir del 1 de noviembre, en sustitución del italiano Romano Prodi. Con este nombramiento, Ahern pone fin a seis meses de presidencia irlandesa de la UE en los que ha conseguido los objetivos más difíciles que se había propuesto. Irlanda logró resucitar el moribundo proyecto constitucional tras los batacazos que sufrió bajo la presidencia italiana de Silvio Berlusconi. Y aunque es cierto que el vuelco electoral de marzo en España contribuyó a propiciar el acuerdo, también lo es que la discreción, sin merma de transparencia, de que ha hecho gala Dublín ha permitido superar la chistera y las boutades de Berlusconi.
El Consejo Europeo también renovó ayer el mandato de Javier Solana como Alto Representante de la UE para Política Exterior, con el compromiso de que el español se convertirá en el primer ministro europeo de Asuntos Exteriores tan pronto como entre en vigor la Constitución (no antes de 2007). España se asegura también la vicepresidencia de Exteriores en la futura Comisión, aunque sacrifica el peso que disfruta ahora en el área económica (Joaquín Almunia, como antes Pedro Solbes, en Asuntos Económicos, y Loyola de Palacio, en Transportes y Energía).
Barroso llega a la Comisión con credenciales que combinan atlantismo y europeísmo, y el análisis de sus lealtades marcará en gran parte la futura evaluación de su mandato. Habrá que escrutar su capacidad para preservar el carácter supranacional de la Comisión Europea y su impulso como motor de la integración política y económica. El opaco proceso de selección impide saber cuáles han sido los méritos para su designación, y todo hace temer que el portugués llegue al cargo hipotecado ante los grandes (Alemania, Francia y Reino Unido) que han aceptado avalar su candidatura.