'Las escuelas de negocios deben enseñar ética'
Tiene 33 años y acaba de ser reconocido por BusinessWeek como uno de los 25 líderes empresariales más relevantes de Europa. Cabrera es impulsor de la inclusión de la responsabilidad social corporativa como materia en las escuelas de negocios
El próximo mes de agosto Ángel Cabrera, de 33 años, se incorporará a su nuevo puesto de presidente de la Thunderbird University. Ingeniero de telecomunicaciones y máster en psicología, el hasta ahora decano del Instituto de Empresa se declara firme partidario de que entre las asignaturas que las escuelas de negocios ofrecen a los futuros directivos destaque la ética y la responsabilidad social corporativa.
Pregunta. A los 33 años y después de sólo dos cursos como profesor en el Instituto de Empresa le eligieron decano de la escuela de negocios, ¿cómo se llega a ser el decano más joven de las escuelas de negocios y universidades españolas?
'Me sorprendió el debate, ya que el código propuesto es muy poco agresivo'
'Dar clase a directivos tiene un impacto directo en la sociedad '
Respuesta. En el año 98 empecé a trabajar en el Instituto de Empresa de profesor en el área de recursos humanos y de comportamiento organizacional. Y me enganchó, porque en las escuelas de negocios tienes una oportunidad única de hacer educación y a la vez tener un impacto muy grande en la gente que después va a estar tomando decisiones en la empresa. En una Universidad es más a largo plazo. Dar clase a directivos, que de ahí van a su trabajo, tiene impacto directo en la sociedad. Al año siguiente el Instituto me invitó a asumir la dirección del área de recursos humanos y al siguiente, el presidente me dijo que el comité ejecutivo había pensado en mi como futuro decano. Fue una sorpresa porque en las escuelas de negocios los decanos son mucho mayores. Es gente más hacia el final de su carrera, no hacia el principio, así que fue una decisión bastante única la que tomaron, no sé muy bien por qué. Yo soy un tipo que si algo me gusta me apasiono mucho. Y esto para una organización que quiere un cambio suele ser bueno. Y acepté. Es una decisión difícil porque cuando uno acepta un puesto así la labor de investigación cambia. Sigo siendo el decano más joven.
P. ¿Por qué cree que BusinessWeek le ha destacado como el español que ha liderado el debate en torno a la responsabilidad social empresarial? ¿En qué sentido lo ha liderado?
R. Hay muchos españoles que han estado haciendo cosas muy importantes en el mundo de la empresa. Lo cierto es que he estado trabajando en un proyecto que ha tenido cierto impacto, y aún más con la ayuda de BusinessWeek. En estos últimos años he trabajado con varios empresarios y un grupo del Foro Económico Mundial con la idea de crear un código deontológico para los directivos de empresas. Igual que un médico asume un código deontológico al practicar la medicina. Y esto en las escuelas de negocio no existe. No hay un código deontológico para saber qué se supone que un directivo de empresa debe hacer y no hacer.
P. ¿Qué necesidades éticas tienen los directivos?
R. Dirigir una empresa es una profesión que puede tener implicaciones bestiales en el resto de la sociedad. Un empresario maneja ahorros de otra gente y puede dar beneficios a otra gente o arruinarlos. Un empresario contrata a gente y puede proporcionar oportunidades de crecimiento profesional o arruinarle la vida a alguien. En algunos sectores puede manejar tremendas cantidades de recursos energéticos y naturales, y puede hacerlo de manera razonable o no. El impacto que puede tener un directivo en la sociedad es tremendo. Dirigir una empresa no sólo es una profesión. Necesitamos que haya empresarios, y si asumes eso, hay que asumir que las escuelas de negocios, igual que enseñan finanzas y enseñan toda la parte técnica, también tienen que transmitir un código deontológico y profesional. Una visión de lo que se puede y lo que no se puede hacer en la empresa.
P. ¿Cuál ha sido su principal aportación?
R. Yo he sido uno de los impulsores de crear un código deontológico, pero era el único que estaba en el mundo de las escuelas de negocios. El resto eran empresarios, de modo que a la hora de aplicarlo, yo era la persona que lo tenía más fácil. Por accidente yo me convertí en la cara del proyecto, pero hay mucha más gente. Escribimos un código que hemos usado en diversas graduaciones y también lo han usado en Estados Unidos. Además, se creó un debate en el Handelsblatt a favor y en contra de la necesidad del código ético para directivos. Fue un debate internacional porque al final acabaron escribiendo allí todos los decanos europeos y americanos, directivos de empresas.
P. ¿Y cuál es la tesis que generó todo ese debate?
R. Yo estoy bastante sorprendido porque lo que proponía es muy poco agresivo. Nadie estaría en contra de ninguna de las frases del código ético. Por ejemplo, vigilaré la riqueza a largo plazo de los inversores y ahorradores que depositan su dinero conmigo. Y eso tiene las implicaciones de que les voy a dar información veraz de lo que hago con su dinero, que no voy a tomar decisiones que lo pongan en peligro. Otra es vigilar la dignidad y los derechos de los empleados. No sé quién puede no estar de acuerdo con eso. Es algo básico. Lo único que hicimos es ordenar todas esas cosas en un documento.
P. ¿Ese código es aplicable a todas empresa?
R. Es un código que va al individuo más que a un tipo de empresa concreto.
Debate Los fracasos invitaron a la reflexión
P¿A qué responde el debate al que asistimos en todo el mundo sobre transparencia, buen gobierno y ética empresarial?RPorque ha habido fracasos del sistema muy sonoros que han obligado a la gente a pensar y replantearse conceptos. Los escándalos de Enron, Parmalat, Vivendi... han supuesto fracasos empresariales muy gordos. Sin embargo, no significa que en el año 2000 los directivos eran bichos malos. Es una consecuencia de cómo ha evolucionado el sistema financiero. Llegó la moda de las stock options que obligaba a los directivos a ganar dinero a muy corto plazo. Hubo una serie de presiones que hizo que individuos normales, unos más éticos y otros menos, tuviesen una tentación mayor de tomar determinadas decisiones. Esto provocó que se hayan derrumbado empresas enteras. Toda la discusión y las disposiciones legales que se han adoptado últimamente han servido para contrarrestar las situaciones exageradas que se habían producido en los últimos años.P¿Se ha trasladado el debate del buen gobierno a las escuelas de negocio?RSí. Dentro de las escuelas también se está repitiendo este intercambio de opiniones. Hay profesores que son muy escépticos. Y aún a día de hoy, hay gente que opina que no es la labor de las escuelas de negocio hablar de códigos deontológicos.P¿Está necesariamente ligada la ética de los directivos a la responsabilidad social corporativa?RNo necesariamente. El código deontológico no dice que deban darse donaciones a ONG. Esto ya es una decisión de cada uno. Se puede ser un profesional como la copa de un pino y un buen gestor de una empresa de éxito y no tener dentro de la agenda las obras de acción social. Eso es una elección voluntaria de las empresas y, si se hace correctamente, puede tener beneficios empresariales.