Momentos difíciles para los países emergentes
La previsible y próxima subida de los tipos de interés en EE UU está condicionando el comportamiento de todos los mercados, sobre todo de renta fija. Y entre éstos, además de hacia los de deuda pública norteamericana o de otros países de la OCDE, la atención se vuelve obligadamente hacia los bonos emitidos por Gobiernos o empresas de países emergentes y, cómo no, por empresas de baja calidad crediticia.
Hace casi un año, cuando los tipos de medio y largo plazo comenzaron a subir (junio de 2003), se produjo un fenómeno poco corriente, y es que el diferencial que pagan los bonos de países emergentes sobre deuda pública norteamericana de estrechó. Algo que, es necesario decirlo, es muy poco habitual, ya que en prácticamente todos los procesos de venta de bonos y obligaciones ha ocurrido exactamente lo contrario. Y si no, recuérdese el caso de la deuda pública española en 1994: cada vez que se producían movimientos vendedores el diferencial sobre los bonos del Gobierno alemán se ampliaba.
Ahora las cosas regresan a su patrón de comportamiento tradicional. Y ha bastado que los tipos de la deuda suban en EE UU para que se haya iniciado la huida de los bonos emergentes, como reflejan los índices que siguen este tipo de activos, con caídas superiores al 11% desde los máximos de comienzos de año. Los fondos que invierten en esta clase de bonos acumulan todavía en el año un 0,18% de rentabilidad.