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Deuda
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Malestar entre la renta fija

Al comenzar el año 2004 los tipos de interés de la deuda pública española estaban en el 4,29%. Tras pasar por el 3,89% han vuelto al nivel inicial. Es decir, en tres meses y medio han efectuado un recorrido de ida y vuelta de 40 puntos básicos.

Durante casi 10 años, sólo interrumpidos por episodios transitorios en que cambiaban de dirección, los tipos de interés de medio y largo plazo han estado bajando. Para hacerse una idea precisa de la magnitud del fenómeno, basta recordar que a finales de 1994 los tipos de interés de la deuda pública española a 10 años estaban situados en el 12,25% mientras que en esta semana pasada se situaban en el 4,25%, justo ocho puntos porcentuales por debajo. Y eso no es todo; en el mejor momento por el que han pasado los tipos de interés recientemente (junio del año pasado) llegaron a tocar el 3,50%.

Sin embargo, las últimas cifras de empleo de la economía norteamericana, junto con las pulsaciones anticipadoras que normalmente tienen los mercados (sobre todo en momentos como el actual, en que se supone que los tipos de interés han dado todo lo que podían dar) han provocado una caída de precios de la deuda pública que se ha terminado plasmando en que los tipos de interés de medio y largo plazo se han situado un 0,50% por encima de donde estaban hace sólo tres semanas. La acumulación de noticias que apuntan a que la economía de EE UU está en un proceso de crecimiento sostenido que, para el primer trimestre de este año se podría traducir en un crecimiento del 5% del PIB, ha terminado por desestabilizar un mercado, el de deuda pública, que ya desde junio pasado estaba en equilibrio inestable. En realidad, desde junio de 2002 los tipos de la deuda pública norteamericana a 10 años se han estado deslizando con oscilaciones bastante amplias a lo largo de un canal que tiene su tope superior en el 4,70% y el inferior en el 3,15%.

La consecuencia para los fondos de renta fija a largo plazo ha sido que, desde hace 10 meses, solo ganan en promedio un 2,82%, considerablemente por debajo del 3,71% medio anual compuesto de los tres últimos años. La subida de los tipos de medio y largo plazo está tratando de anticiparse a lo que sería la reacción de los mercados si la Reserva Federal de EE UU decidiera subir el tipo de los llamados fed funds, es decir, el tipo de interés al que se prestan los bancos entre sí a un día de plazo, y que ahora está en el 1%. Por su parte el Banco Central Europeo se encuentra aún en la tesitura contraria, con una fuerte presión política que le empuja a bajarlos.

¿Qué es lo que va suceder a partir de ahora? Como en toda situación de este tipo entran en liza fuerzas contrapuestas entre las que hay que distinguir cuales juegan un papel determinante. Y si bien es cierto que la fuerza de la economía norteamericana y la posibilidad de que un elevado nivel de actividad termine por provocar inflación (de hecho esta semana se ha hecho público un dato de IPC bastante malo, 0,5% en marzo), no es menos cierto que habrá que esperar para ver si se trata de un dato aislado o de un cambio de tendencia.

Pero, con independencia de lo que pueda deparar el comportamiento de la inflación, lo que probablemente va a condicionar la evolución futura de los tipos de interés de largo plazo es la cotización del dólar frente a las demás divisas.

Hay un elemento que favorece extraordinariamente el que los tipos de interés de la deuda vuelvan a bajar: el diferencial entre el 1% a que pueden endeudarse los bancos americanos y el 4,35% al que pueden invertir a 10 años en el activo financiero de menor riesgo (o al 5,16% a que pueden hacerlo si la inversión es a 30 años).

Por otra parte, sin embargo, si el proceso de recuperación del dólar (seguramente transitorio, pero que puede durar uno o dos años) continúa, los países como China o Japón que han estado comprando ingentes cantidades de dólares para defender su moneda de la apreciación ya no necesitarán hacerlo. Al menos no tan masivamente, lo hará flaquear la cotización de la deuda norteamericana.

Lo más probable en estas circunstancias es que los tipos de interés se mantengan sin una dirección clara a lo largo de los próximos meses aunque, de momento, pudiera parecer que tienden al alza.

Análisis: En dólares también se gana

En el cuadro se observa la evolución de la rentabilidad medida en euros de las diversas categorías de fondos denominados en dólares.Desde junio pasado, con independencia de las oscilaciones a que han estado todas sometidas, se ve que son los fondos de renta fija a corto y largo plazo los que han salido peor parados, aunque buena parte de esa mala evolución sea debida a la cotización del dólar.Los de renta fija privada y los de elevada rentabilidad se han comportado bastante mejor y reflejan la evolución favorable del crédito de las empresas.

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