'Jet lag', la pesadilla del viajero
Son las cinco de la mañana y todavía se revuelve desesperado entre las sábanas. Intenta conciliar el sueño para ir relajado a la reunión en la que tiene previsto firmar el contrato del año. Pero dos horas más tarde suena el despertador, precisamente cuando por fin había logrado cerrar los ojos. Sobresaltado se tira de la cama y sale del hotel a toda velocidad. En el momento culminante de la reunión su cuerpo le pide con urgencia seguir durmiendo. No hay manera de concentrarse y las negociaciones se frustran. No es la pesadilla de un ejecutivo. O sí. Es el jet lag.
Todo depende de los meridianos terrestres que se crucen. El hecho es que ganar o perder horas al tiempo tiene un coste en salud que las personas acostumbradas a los vuelos transoceánicos, como los pilotos y personal de vuelo, y muchos ejecutivos viajeros pagan con frecuencia.
Alteraciones del sueño, cansancio, pérdida de energía, desorientación, pérdida de concentración, alteraciones digestivas, dolor de cabeza y trastornos del estado de ánimo son algunos de los síntomas del llamado jet lag o síndrome de cambio de zonas horarias. Y salvo los niños, que se adaptan con facilidad, hay pocas personas inmunes. Peor cuanta más edad.
El ser humano permanece sincronizado con la hora ambiental previa al viaje, y el ajuste al nuevo horario es lento
La causa es el brusco desfase al que se somete al organismo entre el horario habitual, sincronizado con la hora local de partida, y la hora del país de destino. Algo así como la 'resincronización del reloj biológico', según el término utilizado en un estudio médico realizado a los pilotos de Iberia.
El ser humano permanece sincronizado con la hora ambiental previa al viaje, y el ajuste al nuevo horario es lento. 'El ritmo circadiano (ritmo cuyo periodo se sitúa entre 20 y 28 horas) permanece anclado en el horario de punto de partida y se ajusta al nuevo horario lentamente: una media de 60 minutos por día en los viajes hacia el este y 90 minutos por día después de los vuelos hacia el oeste', explica el doctor Gonzalo Pin, experto de la Unidad Valenciana del Sueño.
Este ritmo circadiano viene marcado por los distintos niveles de temperatura corporal, de las hormonas y otras variables biológicas, muy influidas por la exposición a la luz, el sincronizador ambiental más poderoso en los seres vivos. 'El sueño es un requerimiento básico que no puede ser postergado por mucho tiempo; aun pequeñas reducciones en el sueño normal producen caídas significativas en el rendimiento, en especial en horas de noche', advierte el estudio, que recomienda aumentar los periodos de descanso de las tripulaciones de líneas aéreas entre vuelos transmeridianos para mantener la productividad y el rendimiento de los pilotos.
Este-oeste Ajuste lento Sugerencias Fármacos
l En general, de los estudios realizados se deduce que es más fácil adaptarse en los vuelos hacia el oeste (como es el caso de los vuelos a México) que hacia el este (por ejemplo a Tokio), donde se produce una mayor alteración en todos los ritmos biológicos y, por tanto, el efecto jet lag es más acusado.l Las alteraciones del sueño tardan un promedio de dos o tres días en ajustarse, depende de los usos horarios que se hayan pasado, aunque la somnolencia durante el día suele durar un poco más, especialmente si el vuelo fue nocturno. Estudios médicos aconsejan a las compañías de aviación evitar en lo posible los vuelos a lo largo de la 'noche biológica' de los pilotos o, en todo caso, aumentar los periodos de descanso entre vuelos.l Anticípese a los cambios levantándose y acostándose antes durante los días previos a un viaje con rumbo al este y levántese y acuéstese más tarde si va hacia el oeste. Evite el alcohol y la cafeína antes de irse a dormir; antes de embarcar cambie su reloj con el horario de destino. Evite comidas pesadas o ejercicio brusco antes de irse a dormir y cuide el ambiente (ruidos, temperatura, etc.).l El empleo de fármacos, siempre bajo prescripción médica, como el triazolam-Halcion a dosis menores de 0,5 mg una hora antes de ir a dormir durante una semana es recomendable en algunos casos. El uso de melatonina, una hormona relacionada con la sincronización del sueño y considerada un auténtico 'marcapasos interno' del sistema endocrino, no está actualmente autorizado en España. La siesta al llegar al destino, a pesar de ser tentadora, retrasa la adaptación, por lo que es mejor evitarla.